martes, 30 de octubre de 2007

Sobre la autenticidad de la carta acerca del asesinato de Lorca



A comienzos del mes pasado hice referencia aquí a la infame carta de Manuel Luna a Melchor Fernández Almagro dando cuenta del asesinato de Lorca. Mi artículo, titulado "Carta sobre el asesinato de Lorca", seguido unos días después de otro en el que transcribía el de Fernandez Almagro, "Genealogía de los rojos", generó algunos comentarios que dudaban de la autenticidad de la carta. Me escribe ahora Víctor Fernández, investigador que la sacó a la luz y me cuenta lo siguiente, que publico con su permiso:

Soy Víctor Fernández, el autor del artículo en el diario "La Razón" donde se daba a conocer la carta del asesino de Lorca por primera vez. He encontrado navegando por la red su blog en el que reproduce la misiva y he visto algunos de los comentarios que ésta ha generado, especialmente el del profesor Francisco Espinosa. Permítame un par de apuntes puesto que he visto que se pone en duda la autenticidad del documento.
Ante todo, la carta es real. Tengo una fotocopia de la misma y un fragmento de ella se expuso por primera vez en 1998, en la exposición que se dedicó en Granada a Lorca con motivo de su centenario. Creo que los datos del enfermo Manuel Luna son reales. Existe el artículo de "Genealogía de los rojos", existió un Manuel Luna en Granada y existieron los nombres que da de asesinados. La carta sí está fechada, concretamente el 9 de mayo de 1939, detalle que reproduzco en mi texto. Por eso me sorprenden las dudas del profesor Espinosa, al que por cierto admiro por sus trabajos sobre la represión de Queipo.
Cuando uno encuentra un material de estas características, piensa que lo mejor es difundirlo, que todos sepan de su existencia. Por eso en su momento entregué fotocopias del manuscrito a la Fundación García Lorca, en Madrid, y a Ian Gibson, gran historiador y buen amigo, que la incluye en su nuevo libro sobre la muerte del poeta.
Mis dudas están en saber más de ese episodio. ¿Llegaron a verse Luna y Fernández Almagro? ¿Qué amistad tenía Luna con Ramón Ruiz Alonso? ¿Qué sabía Marañón del asesinato de Lorca? Demasiadas preguntas por responder aún.

lunes, 29 de octubre de 2007

El campo de concentración de Castuera



Tras años de investigación, Antonio D. López Rodríguez, licenciado en Historia por la Universidad de Extremadura, ha publicado Cruz, bandera y caudillo. El campo de concentración de Castuera (CEDER La Serena, Badajoz, 2006), un estudio sobre la corta pero nociva existencia de este campo que algunos no han dudado en calificar "de exterminio".
Con prólogo del historiador Javier Rodrigo, experto en temas carcelarios, el libro relata los pormenores y la historia de un espacio de infamia cuyo dudoso honor es haberse convertido en uno de los símbolos de la guerra civil en Extremadura.
El libro se presenta el martes próximo, 30 de octubre, a las 20.30 horas, en el salón de actos del MEAIC (C/Virgen de Guadalupe, 7) de Badajoz. El acto lo organiza el Grupo de Estudios de Historia Contemporánea de Extremadura.

domingo, 28 de octubre de 2007

Fernando Aramburu premiado con el "Dulce Chacón" de narrativa española


El escritor vasco Fernando Aramburu ha ganado el IV Premio Dulce Chacón de narrativa española con su obra Los peces de la amargura editada por Tusquet. El jurado se reunió en Zafra el viernes pasado presidido por Rosa Regás e integrado por Ignacio Martínez de Pisón, Félix Grande, Luis García Jambrina, Soledad Puértolas, Isabel María Pérez, María del Carmen Rodríguez y Luciano Feria. Los otros finalistas han sido El abrecartas (Anagrama), de Vicente Molina Foix; La piedra en el corazón (Círculo de Lectores), de Luis Mateo Díez; Llámame Brooklyn (Destino), de Eduardo Lago y Ninguna necesidad (Mondadori), de Julián Rodríguez, aunque parece que el asunto se dilucidó finalmente entre Aramburu y Molina Foix, reproduciendo así, pero con resultado inverso, el debate final de hace diez días en el jurado del Premio Nacional de Narrativa que acabó ganando el escritor catalán.

Los peces de Aramburu se unen a El comprador de aniversarios de Adolfo García Ortega (Ollero y Ramos), Invasor de Fernando Marías (Destino) y Enterrar a los muertos de Ignacio Martínez de Pisón (Seis Barral) en el cuadro de honor de este premio, creado en 2004 como homenaje a la escritora zafrense.

Ya elogié aquí hace unos meses los relatos de
Los peces de la amargura, por eso más que hablar ahora del galardonado me gustaría hacerlo sobre el galardón. Porque el premio "Dulce Chacón" es uno de los más singulares y honestos de los que se otorgan en España.

El proceso del premio arrancó este año con la selección de los libros finalistas a partir de listas de tres títulos propuestas por dieciséis personas: los siete miembros del jurado con voto y nueve críticos literarios (Ernesto Ayala-Dip, Francisca Flores, Antonia Sande, Javier Goñi, Antonio Iturbe, Juan Ángel Juristo, José María Pozuelo, Carmen Rodríguez Santos y Fernando Valls). Según dicen las actas de selección de las obras finalistas, recogidas todas las candidaturas, se obtuvo una lista de 25 libros, sobre los que cada miembro del jurado eligió 6, adjudicándoles distintas puntuaciones según el orden de preferencia: 10, 8, 6, 5, 4, 3 puntos, de primero a sexto, respectivamente. De ahí surgieron los cinco finalistas entre los que el jurado ha elegido al premiado. Pero además, y para incrementar el perfil participativo del premio, el voto de la concejala de cultura es sugerido por una comisión popular de lectores que presenta sus resultados en un acto público (ver cartel anunciador).

En fin, un premio transparente y hasta participativo detrás del cual está la abnegación y el buen hacer del poeta Luciano Feria, que ejerce de secretario ―sin voto― del jurado.

sábado, 27 de octubre de 2007

Asociaciones


Hay quienes ni pertenecen ni han pertenecido nunca a una asociación. Van por libre. A veces por autosuficiencia, a veces por individualismo o por la socorrida falta de tiempo. Pero el número de cuotas de asociaciones que nos pasan al año por el banco supone un índice de nuestra, llamémosle, “vitalidad social”. Lo de no existes sin los otros ya lo coloqué en un poema hace veinte años, aunque en mi caso más que un verso es una declaración vital. No existes sin la familia, sin los amigos… pero creo que también se pierde una parte importante de sí al no pertenecer a alguna peña, grupo o asociación.

Yo estoy cumplido. Además de a Comisiones Obreras, a algún partido político de arte y ensayo y a la comunidad de vecinos, ahora pertenezco a cinco asociaciones más: la de Escritores de Extremadura, la de Bibliófilos extremeños, el Grupo de Estudios de Historia Contemporánea de Extremadura, el Centro de Iniciativas Turísticas de Zafra y la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica “José González Barrero”.

Precisamente de esta última tuvimos ayer, la junta directiva, reunión. Hablamos ―como en toda asociación― de hacer cosas juntos, de construir sociedad colectivamente, de ser con los otros.



En la foto y de izquierda a derecha, Justo Calderón, Teodomiro Trujillo, Lorenzo Suárez, Libertad González, Juan García Gutiérrez y Tomás Rayego, parte de la junta directiva de la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica “José González Barrero”

domingo, 21 de octubre de 2007

La última librería en español de NY




El viaje a Nueva York me ha sugerido muchos apuntes y notas. Uno de ellos, que recupero ahora, casi dos semanas ya desde el regreso, hace referencia al cierre de Lectorum, la mejor librería de las dedicadas a libros en español de toda la ciudad. A pesar del enorme número de hispanohablantes, la oferta de libros en español de NY no es muy amplia (alguien lo ha señalado: no hay libros en español en países anglosajones). Desaparecido el inmenso almacén en el Bronx de Eliseo Torres ―cuyos fondos adquirió Abelardo Linares, de la librería sevillana Renacimiento― sólo quedan libros de este tipo en los Strand Bookstore y en Lectorum.

Pasé primero por el Strand Bookstore de Broadway esquina con la calle 12. Muchísimos libros en la que está considerada la mayor librería de viejo del mundo pero una pobre estantería de español donde no había nada estimable. Después nos encaminamos a Lectorum, en la calle 14, entre las avenidas sexta y séptima. El sitio me lo había recomendado José Miguel Martínez Torrejón, un zafrense que ejerce de profesor de español en el Queens College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Me decía que estaban cerrándola. Y, en efecto, cuando llego está cerrada desde hace un par de días aunque por los cristales se ve a varias personas cogiendo libros de los inmensos estantes y apilándolos en el suelo. Llamo y un hombre me abre. Tiene acento hispanoamericano. Le hablo de mi interés por echar un vistazo. Y, como sugiriéndome la única contraseña que puede franquearme la entrada, me pregunta si soy profesor. Le digo que sí sin dudarlo. Me dice que espere en la puerta. Vuelve a entrar y cierra tras de sí. Al momento aparece otro hombre, que parece el jefe, y también me interroga. Por fin me deja entrar.

Cerraron el día 29 de septiembre y ya están clasificando los libros para llevárselos. Eva y yo echamos un vistazo a lo que nos dejan ver: literatura. Mucho Losada y muchos escritores hispanoamericanos. Miro por el rabillo del ojo el resto de los estantes que me están vedados. Me incomoda pensar que estoy molestando. Compro algunos libros al 20% de descuento y nos vamos. Son los últimos que pueden adquirirse directamente en la mejor librería en español de NY y que
trabaja ya sólo por internet.

Como dice
Javier Rioyo a cuenta del cierre de Lectorum, ahora es cuando más español se habla en Estados Unidos, pensaba que era cuando más de leía. No debe ser así. O no leen, o lo que leen lo encuentran en otras superficies.

sábado, 20 de octubre de 2007

Barrancos y la otra "columna de los ocho mil"



Barrancos es una localidad singular. Situada a tiro de piedra de Encinasola, casi en el límite entre Extremadura y Andalucia por Huelva, es de las poblaciones portuguesas más españolas. Sus habitantes dicen con cierta guasa que hablan el barranqueño, un portugués con tantas herencias castellanas que el resto de los portugueses casi no lo identifica con su lengua.

Estuve el pasado sábado por allí. Se presentaba el libro de la antropóloga Maria Dulce Antunes Simões Barrancos na encruzilhada da Guerra Civil de Espanha donde se narran los hechos protagonizados por mil extremeños ―de Fregenal, de Oliva, de Jerez…― que en septiembre de 1936 salieron de España buscando refugio en Portugal. En Barrancos fueron protegidos por el teniente de carabineros Antonio Augusto de Seixas que, tras mantenerlos varias semanas en dos campos de concentración improvisados, logró embarcarlos en el buque Niassa rumbo a Tarragona. Este éxodo de los extremeños hacia Barrancos es ―aunque menos numeroso― el complemento de otro, el de los ocho mil que por las mismas fechas acabaron diezmados en dirección contraria, cerca de Fuente del Arco.

El libro arranca con las memorias de un hijo de Seixas, Gentil de Valladares, que narra cómo vivió los hechos desde sus veintitantos años. Además, Francisco Espinosa nos ofrece un estudio histórico con la peripecia de los refugiados. La otra mitad del libro la ocupa un texto antropológico de Dulce Simões, titulado “Relaciones sociales, poderes y resistencias”, donde se analiza la singularidad de Barrancos como pueblo de frontera y sus principales rasgos durante esos años.

El acto, en el patio del museo de la localidad, a las 4 de la tarde y bajo un sol de justicia, resultó entrañable. Varios ancianos de uno y otro lado de la raya asistieron emocionados en primera fila. Y, además de Paco Espinosa desde la tribuna, estuvieron presentes amigos y conocidos como el periodista Alonso de la Torre, el abogado José Manuel Corbacho y los “morrimer” Ángel Hernández y Fernando Ramos. Fue un encuentro en la frontera de alentejanos y extremeños a propósito de una memoria compartida.

viernes, 19 de octubre de 2007

Manolo Peláez corrige a Millás a propósito de Servet

Incorrección histórica.


El 12 de octubre del presente, don Juan José Millás escribe una columna en la última página de su diario titulada Cine 'gore'. Suscribo el sentido e incluso la letra del texto. Sin embargo, en el mismo se desliza un error, propio de la ligereza con que a veces se abordan las citas históricas. Millás escribe: "Torquemada pronunciaba una jaculatoria cada vez que apretaba la tuerca del potro en el que agonizaba un pobre infeliz partidario de la doble circulación de la sangre...".
Con seguridad el señor Millás desconoce que el inquisidor general fray Tomás de Torquemada (1420-1498) fue designado para tal cargo en 1483 en los territorios de la Corona de Castilla, mientras que Miguel Servet (1511-1553), médico y teólogo al que se refiere de manera indirecta aludiendo a uno de sus partidarios al final de la cita, descubrió y describió en su Christianisimi Restitutio la circulación menor o pulmonar de la sangre y el paso de ésta del ventrículo derecho al izquierdo del corazón después de pasar por los pulmones poco antes de 1538, en que abandona su estancia en París huyendo de la Inquisición española. Se deduce de lo anterior que Torquemada había muerto más de 30 años antes de los logros de Servet y, por tanto, difícilmente pudo apretar tuerca de potro alguno contra los seguidores del insigne científico aragonés, que murió quemado en la hoguera en 1553.


(Manuel J. Peláez García. Zafra. Publicado en la sección "Cartas al Director" de El País, 19/10/2007)

lunes, 15 de octubre de 2007

El error de ETA

ETA va a acabar matando a alguien. En las últimas ocasiones ha fallado, pero no descansará hasta acabar con la vida de algún inocente. Hubo una época en que hasta los fallos de ETA eran triunfos para ella. Creíamos que eran asesinos infalibles y que sus errores eran amagos tácticos, fallas estratégicas.

No sé si realmente alguna vez fue así, pero ahora sus errores sólo son las torpezas de un animal que se sabe viejo en su maldad. Y es patético que estos últimos coletazos los estén protagonizando jóvenes, sangre fresca que busca sangre, cuya destreza ―que habría que suponer propia de la edad― se anula por el temblor senil de la banda que les amamanta.

ETA va a acabar matando a alguien. Y ese, como siempre, será su gran error.

domingo, 14 de octubre de 2007

Nunca hubo un 14 de octubre de 1582


Los historiadores trabajamos con fechas y pensar que algún día no haya existido nos desasosiega. Es una paradoja historiográfica imposible. Ese desajuste entre la convención del calendario y la pura realidad del tiempo fluyendo es un asunto difícil de admitir para quienes fechamos el pasado.

Pero el caso es que nunca hubo un 14 de octubre de 1582. Ni un 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12 o 13 de octubre de 1582. Diez días inexistentes para ajustar el antiguo calendario juliano hasta entonces vigente con el que desde esa fecha se llama gregoriano. Desde que Julio César instituyó en el año 46 a. C. el calendario solar de su nombre se venía produciendo una diferencia de 11 minutos y 14 segundos cada doce meses entre el año juliano y el año trópico, de tal forma que en 1582 el adelanto del calendario era ya de 10 días sobre la sucesión de las estaciones. Por eso se decidió ajustar el calendario, aunque sólo Italia, Portugal, España y Polonia lo hicieron ese año, incorporándose el resto de los países años y hasta siglos después.

La decisión provocó confusiones y situaciones insólitas. Las más conocidas están relacionadas con la muerte de Teresa de Jesús (murió el día 4 de octubre y fue enterrada el día 15, esto es, al día siguiente) y con la supuesta coincidencia en la fecha de la muerte de Cervantes y Shakespeare, el 23 de abril de 1616. El escritor español no murió el 23 sino el 22 (el 23 se enterró), pero es que además ―como en Inglaterra seguía en vigor el calendario juliano― el 23 de abril de 1616 inglés fue diez días después que el español.

Se me va la cabeza figurándome los desvaríos cotidianos que produjo la desaparición de esos días. La verdad es que estamos acostumbrados anualmente a otras minúsculas pérdidas de calendario. Con lo del adelanto de la hora se volatilizan 60 minutos cada año que después se recuperan, pero de ahí a diez días hay un trecho.

El fin, llevamos diez días sin poder conmemorar el 425 aniversario de nada ni de nadie.

viernes, 12 de octubre de 2007

Dos cartas sobre memoria histórica


Dos cartas en la sección de opinión de dos diarios son de lo mejor que se publica en la prensa de hoy sobre memoria histórica. Ambas tratan de Extremadura.



Memoria histórica
«¿Quién es?». «¿La Benemérita!», se escuchó al otro lado. Con el cuerpo agarrotado por el miedo abrió la puerta. «¿Venimos a por Andrés!». «¿A dónde lo llevan?». «¿A dar un paseo!». «Pero... ¿por qué? ¿Él no ha hecho nada!». Andrés bajó la cabeza resignado, se quitó la boina y la colgó de la alcayata de detrás de la puerta con cuidado, como si pensara recogerla más tarde.
«¿Él no ha hecho nada! ¿Por qué se lo llevan?», preguntó de nuevo Juana, su mujer. Un portazo fue la respuesta. Todos sabían que el 'paseo' acababa junto a la pared de detrás del cementerio, cubierta de hiedra y rosales silvestres, ideal para ocultar las atrocidades y miserias que es capaz de cometer el ser vivo que se autoproclama 'humano'.
Pero no, no termina la historia como podría temerse. Andrés pudo recoger la boina de la alcayata. No, no fue porque le encontraran inocente en un juicio que nunca pensaron hacerle, fue por lo único por lo que se podían salvar: por la suerte. Sí, la suerte de cruzarse durante el 'paseo' con el terrateniente para el que trabajaba en su gran finca. Su amo lo reconoció y paró a los dos guardias. «¿Dónde lo llevan?». «A la pared, señor». «No, esto debe ser un error, lo necesito en mi cortijo. Suéltenlo o hablaré con sus superiores».
Así, gracias a un tipo de 'juicio' bastante peculiar le fue conmutada la pena y pudo volver a casa, formar una familia, nacer mi padre y estar yo contándoles esto mientras observo a mi hijo de 5 meses... y esto ocurría un tiempo después de acabada la guerra.
Por favor, los que digan que hubo muertes en los dos lados y que esta ley sólo viene a remover fantasmas del pasado, piensen esto: las víctimas del lado vencedor tuvieron 40 años para ser homenajeados, beatificados y encumbrados como héroes, los del lado perdedor siguieron cayendo después de terminada la contienda y sólo tuvieron un hoyo junto a una cuneta o al lado de la pared del cementerio... y algunos ni eso.


Miguel Romano Romero, Puebla de la Calzada, (Publicada en HOY, 12-10-07)



España, 1936-2007
Es Jerez de los Caballeros una hermosa población de la provincia de Badajoz. Allí nació mi abuela y murió mi abuelo. El 21 de septiembre de 1936 no hubo guerra, sólo una rueda interminable de fusilamientos. Y cabezas de mujeres rapadas. Y expolio de propiedades de los vencidos. Y miedo, mucho miedo. Ningún jerezano de derechas fue asesinado antes de la conquista. Fueron encarcelados por la autoridad republicana y eso les salvó.
El 21 de septiembre de 2006 era yo quien entraba en Jerez de los Caballeros. Acudí al homenaje de los republicanos fusilados. Y a buscar a mi abuelo. Oí historias inimaginables. Hice amigos. Entre éstos, una mujer a quien la violencia le había arrebatado dos hermanos, José y Francisco. A Francisco le enterró en el pueblo tras recoger su cuerpo del cementerio de Bermeo (Vizcaya), donde fue cristianamente sepultado tras morir en el País Vasco, combatiendo en las filas del ejército de Franco. Era católico. Como la madre de mi amiga, ferviente, celosa cumplidora de sus deberes para con su Iglesia. Tan devota que hizo prometer a su hija antes de morir que en cuanto "se pudiera" enterraría a su otro hijo, José, como a un auténtico cristiano. José fue fusilado por falangistas el 3 de octubre de 1936, contra las paredes del cementerio. La única acusación que conocieron fue, años después, bajo secreto de confesión, que había reído ante el paso de los presos de derechas cuando eran llevados a trabajar. Tenía 23 años. Lo enterraron en una fosa común exhumada en el cementerio de Jerez de los Caballeros en 1981. Mi amiga decidió que no podía dejar allí a sus otros conciudadanos. En ese momento, 65. Hay en el cementerio de Jerez de los Caballeros un mausoleo en cuya lápida blanca grabaron: "Holocausto. 1936-1939". Y la paloma de la paz de Picasso. Mi amiga me contó que no se atrevieron a poner los nombres de los republicanos por "no abrir viejas heridas".
Años más tarde, antes de fallecer la madre de mi amiga, recibieron una sorprendente visita. Eran dos sacerdotes que venían a ofrecer la posibilidad de emprender el proceso para proclamar mártir a su hijo Francisco, caído por Dios y por España en el frente del País Vasco. Me cuenta mi amiga que su madre les dijo a los ministros de su amada Iglesia católica que ella conocía mejor que nadie a Francisco. Y a su otro hijo José. Y que si bien ambos eran muchachos de buen corazón y mejores actos, si por su forma de actuar en la vida alguno podía ser denominado santo, ése era su hijo José. Cuenta mi amiga que tras insistir brevemente, los sacerdotes salieron de su casa. Ni el próximo 28 de octubre, ni ningún otro día, los nombres de Francisco y de José serán mencionados en la plaza de San Pedro de Roma.


Pedro Delgado Sánchez, Madrid (Publicada en El País, 12-10-07)

domingo, 7 de octubre de 2007

Hispanic Society


No podía venir a Nueva York y dejar sin visitar la Hispanic Society: Lo primero que sorprende es su ubicación, en pleno Harlem. En la 155 con Broadway me encuentro un edificio neoclásico, levantado a comienzos de siglo por Archer Milton Huntington (1870-1955), un poeta y bibliófilo multimillonario que heredó la fortuna de su padre ―dueño de unos ferrocarriles― y con ella creó esta sociedad dedicada a lo hispánico.

Ayer, cuando visitaba el MOMA, tenía la fantasía de poder recorrer algún día un museo completamente solo, sin los centenares de personas que se cruzan cuando miras un cuadro. Hoy he podido cumplir ese sueño. En la Hispanic Society no hay nadie cuando entro en la sala principal. Enfrente está la duquesa de Alba de Goya vestida de maja y cerca cuadros de Zurbarán, El Greco, Murillo, Velázquez… Hay un aire de decadencia y un silencio que estremece. Me demoro en los anaqueles que exhiben piezas prehistóricas y me sorprende algún lienzo, como el de Marcos Correa y un trompe l’oeil del siglo XVII. Sólo faltan los famosos cuadros con escenas provincianas de Sorolla, que han viajado a España para una exposición en Valencia.

Después pregunto por la biblioteca. No hay nadie. Me atiende un joven hispano amabilísimo. Otra vez esa sensación de entrar en un santuario. En las paredes, una galería de retratos de escritores e intelectuales del primer tercio del siglo XX. No me puedo ir sin pedir un libro. Reclamo algunos ejemplares del Semanario patriótico de 1808. Durante unos minutos hojeo ese periódico de la resistencia española frente a Napoleón y tengo la sensación de hacerlo desde un bastión que también ejerce cierto tipo de resistencia, que no es tanto la del español frente al inglés como la de la cultura frente a la incuria, la de aquí y la de España.

sábado, 6 de octubre de 2007

Paseos por Manhattan

Nueva York es un animal ruidoso. Ruge y serpentea por las calles durante la noche. Vela nuestro sueño acostado sobre el asfalto. Cuando bajamos, recién abierto el día, ya ha desaparecido. Pero siguen sus bramidos ―sirenas, claxones―, sus quejas de bestia humanísima.

Esta ciudad es para andar sobre sus lomos. Hemos recorrido decenas de kilómetros y aunque este es un viaje variopinto en medios de transporte ―avión, bus, ferry, teleférico, taxi―, la mayoría de las distancias las hemos agotado a pie.

Desde Battery Park recorremos los primeros tramos de Broadway. Es la zona donde estaban las torres gemelas, y el centro financiero de la ciudad. Ejecutivos con carteras hormiguean rumiando perritos calientes y donuts. Más arriba, en Lafayette, unas orientales nos piden que las sigamos por una escalera mugrienta. Nos dejamos llevar, advertidos previamente del juego: enseñarnos un cuchitril atestado de bolsos. Para llegar a él debemos subir una escalera larguísima y atravesar varias salas inhóspitas. Cierran detrás de nosotros, quizás para evitar una policía inexistente. Cuando nos cansamos del juego, la mujer nos deja salir de mala gana. Comprar es una de las principales actividades de quienes visitan Nueva York. Y Chinatown es el lugar del comercio antiguo, con regateo y marcas trucadas (los trolex llaman a estos relojes). Es la ciudad que menos me interesa.

Little Italy es un trozo europeo en el corazón de Manhattan. Las casas son de pocos pisos y la gente se mueve por las calles con un desparpajo burgués semejante al de cualquier otra ciudad de la vieja Europa. Igual que en Greenwich Village, aunque aquí el ambiente es más canalla, con numerosas banderas del arco iris y tiendas de ropaje porno para gays. Este barrio, literario y bohemio, es el centro de los homosexuales y lesbianas de Nueva York. Como el Soho, entre Little Italy y el Village, es el barrio de los artistas. Son zonas que crean un cinturón urbano más amable entre los cíclopes del sur y del norte de la península.

Nuestro hotel está en pleno Midtown, en la calle 50 esquina con la Tercera Avenida. Los alrededores son parte de la Nueva York con arquitectura más reconocible. Inmensos edificios que compiten en altura e ingenio. Algunos tienen pequeñas plazas o lugares públicos en la planta baja, supongo que como compensación a la ciudad por la irregularidad urbanistica que tales alturas suponen. La Quinta Avenida, que arranca en el Village, en Washington Square Park, la hemos recorrido casi entera. Y también hemos llegado a ese centro simbólico del capitalismo comercial del mundo que es Time Square, donde se bifurcan Broadway y la Séptima, un despropósito de anuncios luminosos y paneles publicitarios.


Paseos por Manhattan. Recorremos la ciudad o la ciudad nos recorre, porque somos parte de este monstruo bellísimo que brama y serpentea sin descanso.

jueves, 4 de octubre de 2007

En memoria de Pablo Palazuelo (1915-2007)


No estabas tú, estaban tus despojos.

Luego y después de tanto
Morir no estaba el cuerpo
De la muerte.

Morir
No tiene cuerpo.
Estaba
Traslúcido el lugar
Donde tu cuerpo estuvo.

La piedra había sido removida.

No estabas tú, tu cuerpo, estaba
Sobrevivida al fin la transparencia.


(José Ángel Valente, Mandorla)

miércoles, 3 de octubre de 2007

A ras de suelo en Nueva York


Asesinado por el cielo. El verso de inicio de Poeta en Nueva York ―más allá de premoniciones― expresa esa sensación de inseguridad que provoca en el peatón andar entre tanto gigante de metal, hormigón y cristal.

Eva y yo estamos en Nueva York desde el domingo por la noche. Los dos primeros días los hemos dedicado a rutas de reconocimiento: ya hemos paseado por la Gran Manzana, cruzado Harlem, husmeado en Chinatown y asomado al Bronx; hemos subido al ferry de Staten Island, cruzado a la isla Roosevelt en el teleférico y subido al Empire State. El cupo turístico está medio hecho. Ahora nos moveremos buscando sitios. Hoy, por la milla de los museos.

Estoy impresionado. Algunos conocidos me decían que iba a visitar la capital del imperio, pero es un error y una injusticia hablar así; criminalizar a las ciudades por culpa de sus gobernantes. Nueva York es la ciudad, así, por antonomasia. Fascinante, bellísima, compleja. Un lugar contemporáneo, hecho en las ultimas décadas, cuyos vestigios más antiguos van poco más allá de comienzos del XX. Esa carencia de historia general hace ―como en todos los Estados Unidos― que la historia cinematográfica se convierta en los anales de la ciudad. Cada sitio se recuerda por lo que pasó en él en la ficción: aquí se rodó El silencio de los corderos, a este edificio subió el gorila King Kong, estas son las calles de La jungla de cristal… La Zona Cero es de los pocos lugares que se conocen por lo que pasó en realidad.

Pero además de la ciudad de las alturas y de los edificios, de la ciudad del vuelo ―como decían antes en las dehesas―, está la ciudad del suelo: gente de todo el mundo comiendo por la calle, hablando, mirando, jugando; gente moviéndose de un lado para otro, como nosotros.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Isaac Díaz Pardo


Después del pregón de Zafra me fui a Santiago de Compostela. Han sido días de trabajo intenso pero sarna con gusto no pica. Allí, tras el curro, he tenido tiempo ―quitado del sueño― para estar con amigos y conocer a gente interesante.

Aunque ni siquiera hubo vista al Obradoiro, esta estancia en Santiago no la olvidaré en mi vida. Félix Lozano se había empeñado ―y se lo agradezco― en que conociera el Instituto Galego de Información (IGI), una de las entidades vinculadas al grupo Sargadelos. Ya he hablado aquí de mi admiración por Sardagelos y por su fundador y, hasta hace poco dueño, Isaac Díaz Pardo.

Y digo hasta hace poco dueño, porque tras años de esfuerzo y después de montar una de las iniciativas de cultura y empresa más interesantes que conozco, a Díaz Pardo lo están echando de las empresas que creó. Una panda de contables ―para quienes la única variable posible para una empresa es la de la rentabilidad económica― lo han sacado fuera de la dirección de dos de las compañías que hoy forman Sargadelos (Cerámicas de Sargadelos y Cerámicas do Castro) y se ha refugiado en el Instituto Galego de Información, ubicado en un edificio que él diseñó en el Monte do Gozo de Santiago. Allí está la sede de Ediciós do Castro, los talleres de diseño y de exposiciones para las galerías Sargadelos, la secretaría del Novo Seminario de Estudos Galegos y los talleres de carpintería y mecánica necesarios para otros proyectos.

Xose Ramón Fandiño, Morris, es la mano derecha de Isaac y nos enseña el edificio donde siguen resistiendo once incondicionales del fundador. En la entrada, un cartel recuerda que llevan cuatro meses sin cobrar, maltratados por los nuevos administradores del grupo en su lucha contra Díaz Pardo. El edificio ―de diez mil metros cuadrados― da cuenta hoy sólo de un esplendor antiguo, pero sigue siendo una especie de trinchera en una lucha contra la mediocridad.

Alguna limpiadora, algún obrero con mono, varios investigadores… Entre las estancias destaca el impresionante auditorio, subterráneo y circular, donde las sillas ―diseñadas por el propio Isaac― se disponen alrededor de un escenario iluminado por un óculo central. Es el Panteón de Agripa de la cultura gallega.

Tras deambular por dependencias casi vacías llegamos a una sala con varias puertas, todas ellas abiertas. Sentado cerca de una mesa, entre libros y papeles, minúsculo, absorto en la escritura, está Isaac Díaz Pardo, 87 años, diseñador industrial, empresario, pintor, dibujante, ceramista, artista, escritor e intelectual. Lleva luchando y creando desde que le mataron al padre en el año 36. Junto a Castelao, es el hombre más relevante de la historia de Galicia. Cuando me lo presentan, le agarro la mano con las dos mías y me mira a los ojos. Nunca había tenido tan viva la sensación de estar ante alguien realmente importante.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Churretín en Churretilandia


Ayer, pregón en Zafra. Por el título ya supondréis cómo fue todo. Son actos sociales, pero también emocionales. Y a mí, me va la marcha. Soy churretín y este es el principal evento del churretinismo. Disfruté de lo lindo. Gracias a quienes os habéis interesado. Ahí va el arranque del texto:


Zafra debe casi todo al ingenio de quienes la habitan. Esta frase, hallada en un periódico antiguo, me da el pie de este pregón, con cuya lectura me honráis inmerecidamente.

No hay aquí, que sepamos, riqueza alguna en el subsuelo ni nuestros campos son tan extensos y feraces como para que la dedicación primordial de sus gentes hubiera sido agrícola o ganadera. Ni yacimientos que fundaran una opulencia minera ―como la que tuvo Azuaga― ni vides u olivos ―como en Los Barros― ni corretones cerdos entre las dehesas que, sacrificados y curados como en Jerez o Monesterio, asentaran una industria agroalimentaria pujante. Poco de eso hay en Zafra. Pero a falta de riquezas naturales ―y quizá por ello― aquí siempre se ha vivido del ingenio.

Poco a poco, allá por los siglos XII o XIII, a la gente le dio por bajar de El Castellar ―ese barco sin mar que cantara Felipe Álvarez― y poblar un lugar ventilado, sí, pero de escaso término, algún agua y veranos de fuego. Fundaron una ciudad sobre el puro ingenio, porque riqueza ―salvo la belleza del sitio― no había.

El ingenio de los comerciantes, que convirtieron las plazas Grande y Chica y la calle Sevilla en el zoco del sur de Extremadura. El de los obreros, cuyas manos y pericia fueron la materia prima de la economía local. El de los profesionales, que dotaron ―a una pequeña localidad― de servicios propios de una metrópoli. El de los escritores, que elevaron Zafra a la categoría de paisaje literario. Y el de la gente común y corriente, afanada en lo suyo pero sabedora de nacer y vivir en un lugar con encanto, en una ciudad con chispa.

Porque en Zafra hemos hablado mucho de duques y condes. Se ha historiado la plácida existencia de conventos e iglesias. Se ha seguido de cerca la vida de los poderosos. Pero casi nada se ha dicho de la gente común, de los desposeídos, de quienes sacaban adelante la vida sin más ayuda que la maña y la voluntad de Dios. Y ellos son los verdaderos depositarios del ingenio de la ciudad.


(...)



La imagen es el arquillo del pan. El aleph de Churretilandia.

viernes, 21 de septiembre de 2007

El poder de los filólogos

Escribo desde Barcelona. Ayer participé en una mesa redonda dentro de unas Jornadas sobre Externalización de Equipamientos y Servicios Culturales Públicos organizadas por la Universidad de Barcelona. He hablado de la externalización de los servicios culturales en el desarrollo de los territorios. Y he compartido mesa con Ferrán Farré, del Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat, y Xavier Suñol, del Instituto de Cultura de Barcelona.

Aunque con poco tiempo libre, he podido visitar Caixa Forum, dar algún paseo por la Rambla y comer en un par de sitios recomendables. En La Clara, restaurante presidido por esta espectacular foto con platos, me invita mi amigo Honorio Blasco, catalán de Tamurejo o extremeño de Barcelona. Y me habla, con sorna, del que llama poder de los filólogos en Cataluña, debido a la especialización académica de varios altos cargos de Esquerra Republicana obsesionados con concentrar en la lengua la identidad catalana. ¿Cómo es posible que Marsé, Vila Matas o Mendoza no formen parte de la delegación catalana en la feria de Frankfurt? La literatura en catalán sólo es una parte de la literatura de Cataluña. La otra parte es la literatura catalana escrita en castellano
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martes, 18 de septiembre de 2007

La frontera de Alonso de la Torre


Hace tiempo que tenía pendiente la lectura de La frontera que nunca existió de José Ramón Alonso de la Torre (Mérida, 2006). Alonso de la Torre es un profesor de Literatura conocido por sus artículos en prensa. Después de varios años de colaboración en El Periódico Extremadura fue fichado por HOY y en este diario mantiene una sección fija (“Vivir en la frontera”) que le ha convertido en el principal escritor de periódicos de la región. Y digo escritor de periódicos no para desmerecer su pericia literaria, sino para subrayarla aún más. Hay escritores que escriben en prensa, pero en Extremadura ninguno como él ha sido capaz de crear un universo conceptual y expresivo propio. Sus textos están llenos de nombres de personas y de topónimos, a modo de negritas de Umbral. Personajes y lugares que pueblan una saga ―de peripecias a veces amargas, a veces cómicas― escrita para la lectura por entregas y que por eso encuentra en las páginas de un diario su acomodo natural.

Alonso de la Torre tiene una forma peculiar de escribir, sugeridora y atractiva. Aúna la fluidez del texto periodístico con la hondura del literario. Sus artículos son mapas identitarios de esa Extremadura que él sintetiza en la condición de frontera. Ese carácter fronterizo de la región es el motivo principal de su literatura y este libro es una muestra diáfana de ella. Según sus palabras, es un recorrido por esa Raya portuguesa y española, extremeña, alentejana y lusitana, un viaje parsimonioso de pueblo en pueblo deteniéndonos en los restaurantes y las gasolineras, hablando con los enterradores, las pianistas, las camareras, los pastores y los jóvenes historiadores que viven en villas, aldeas y alquerias de una frontera que para ellos nunca existió, pero que ha marcado sus vidas hasta convertirlos en personajes de leyenda, en protagonistas de un cuento mágico donde no se distingue bien el ensueño de la realidad, donde se sabe muy bien quién es quién, pero nunca queda clara de dónde es cada quién.


En este libro, el mejor Alonso de la Torre es el que nos cuenta brillantes historias de bares fronterizos (como El Quinto Coño de La Codosera o El Cristo de Elvas), de pueblos o lugares limítrofes (como los del Val do Xálima o las Casas de la Duda de Valencia de Alcántara) y de personas de la frontera (como los cafeteros contrabandistas o el teniente Seixas de Barrancos). Con ellas concibe esta especie de elogio del mestizaje cuya lectura debería ser recomendada en las escuelas extremeñas para lograr que, de una vez por todas, nos demos la vuelta y dejemos de vivir de espaldas a Portugal.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Genealogía de los rojos


Un artículo anterior en este blog (“Carta sobre el asesinato de Lorca”, del 12 de septiembre pasado) ha suscitado varios comentarios, entre otros, del historiador Francisco Espinosa y del escritor Juan García Gutiérrez. A las dudas sobre la autenticidad de la carta firmada por Manuel Luna en la que se relatan algunos pormenores del asesinato del poeta granadino, se añadían incluso otras sobre la existencia del artículo de Melchor Fernández Almagro que provocó la misiva del tal Luna. Sánchez Paulette ya ha señalado que Gibson habla del caso en su último libro, y Espinosa ―que pone en tela de juicio todo este asunto― ha comprobado que el artículo está transcrito en los anexos de ese libro.

A falta del libro de Gibson, he recurrido a mi amigo Jordi Pedrosa para conseguir la reproducción de la página (nº 3) de La Vanguardia Española del 6 de mayo de 1939 donde aparece el artículo de Fernández Almagro y lo reproduzco a continuación íntegro. No es sino una pieza más de esa literatura sectaria y de propaganda que el franquismo convirtió en historiografía. Lo más significativo es que sea Melchor Fernández Almagro, un historiador de cierto prestigio, quien diga estas payasadas. Para ilustrar el artículo me sirvo del famosísimo anuncio de “Los rojos no usaban sombrero” utilizado por una conocida sombrerería madrileña durante los primeros años de la posguerra.


GENEALOGÍA DE LOS ROJOS
Extranjera tenía que ser —dado su alejamiento de nuestras realidades— la persona que acaba de preguntarnos:
―Pero, ¿es que, entre los rojos, no había más que criminales...?
Quien así expresaba cierto asombro, no se decidía a creer que en las redadas hechas por la Policía, de traidores a España, no figurasen hombres de pensamiento más o menos peligroso o envenenado, que por alguna circunstancia de su vida o de su carácter, pudiesen merecer, siquiera en grado mínimo, una presunción de buena fe; sino criminales natos y netos, responsables de delitos comunes, con todas sus consecuencias, sin nada que justificase, ni muchísimo menos, ninguna interpretación benigna de ideas y conductas. Criminales todos, en efecto...
Con veracidad irrecusable, afirmó Menéndez y Pelayo que ningún heterodoxo español se levantó jamás tres palmos sobre el suelo. Pero si no contamos, por ejemplo, con un protestante de talla digna de especial consideración, tampoco la ha alcanzado, ya en lo contemporáneo, afiliado alguno al socialismo o al anarquismo, herejías de nuestra edad. Unos y otros se han limitado a seguir, sin matices propios, desprovistos de personalidad intelectualmente estimable, las doctrinas, aprendidas en los libros… —si en los libros las aprendieron―, o en las conversaciones de los “clubs”, cafés y tabernas. El marxismo, al cabo, es una teoría, venenosa en grado máximo, pero teoría que requiere estudio. Y es típico de los marxistas españoles que llegaron a profesarla, sin pretensiones ideológicas de ninguna especie, como las manifestadas por sus correligionarios de los países escandinavos, de Bélgica o de Inglaterra, donde se infiltran por sinuosos caminos de proselitismo intelectual. Por lo que hace a España, las llamadas Casas del Pueblo no tenían otras puertas francas que la del odio a todo lo existente, y la del crimen, encubierto o palmario.
De suerte, que ninguno de los fementidos sujetos que han ganado, por salpicaduras de la sangre vertida, el titulo de “rojos”, puede contar con antecedentes de esta índole en la historia del pensamiento español, porque el capítulo que pudiera afectarles está por escribir, y la materia por ser producida.... El pensamiento español nunca ha sido rojo. Y si, entre otros fenómenos de menor cuantía, se ha dado el krausismo, es evidente que ni este trascendió a la masa, quedando confinado a unas cuantas tertulias universitarias, ni directamente influyó en la desmoralización de la conciencia popular. Los krausistas cometieron pecados y yerros, a los que no es ajeno el muy grave de sembrar las horrendas negaciones que han dado frutos de sangre, harto conocidos. Pero ellos, personalmente, no practicaron el crimen y aún se mostraron opuestos, con remilgos no sabemos hasta que punto sinceros, a la efusión de sangre.
Más que los hombres del 73, promotores de una República, antes contraría, al sentimiento nacional por sus principios que criminales por sus procedimientos, quienes marcan el abolengo de nuestros rojos de hoy son las turbas que en cualquier momento de nuestra azarosa historia contemporánea, se lanzaron al pillaje en toda su escala, al crimen en todas sus formas, al franco asesinato...
Plantado, en una de las encrucijadas que, de vez en cuando, solían presentar la opción alternativa a la ley o a la anarquía, don Francisco Martínez de la Rosa, en 1821, escapó por la fácil línea de la literatura al uso, diciendo unas palabras que bien pueden definir el equívoco propio del liberalismo democrático de la Monarquía constitucional y de la República burguesa. A saber: “No veo la imagen de la libertad en una furiosa bacante, recorriendo las calles con hachas y alaridos; la veo, la respeto, la adoro en la figura de una grave matrona que no se humilla ante el poder, que no se mancha ante el desorden…”
La invencible fuerza suasoria de la realidad en torno, hizo saber al buen Martínez de la Rosa que la matrona de su símil no sólo se manchaba con el desorden, sino con las violencias do mayor infamia, y que, pese a todos los distingos, se comportaba exactamente igual que la furiosa bacante por él apostrofada. Con una u otra retórica, han sido muchos los políticos que han creído, por modo análogo, que la libertad, paradójicamente, es una, prudente y dócil pupila, capaz de plegarse al gusto de sus tutores. Los republicanos de 1931 no recogieron lección alguna del pasado, y sin prever —porque unos no podían y otros no querían— la degradación del pueblo en plebe, se lanzaron al ensayo de un régimen sin principios, frenos, ni contrapesos. Las premisas de aquellos juristas con gorro frigio prejuzgaron la conclusión que los descamisados de siempre no tardaron en deducir.
En semejante proceso debieron reparar cuando guardasen memoria de Francisco Ferrer Guardia, verdadero progenitor del republicanismo que puso a España en trance de muerte. Este sí que quiso todo lo que las turbas ensayaron en 1909 y volvieron a realizar, en mucha mayor escala, con extensión e intensidad insuperables, en toda la España del Frente Popular. Ferrer Guardia empezó por ser un republicano progresista, de los que creían en Ruiz Zorrilla, empeñado en sacar de su chistera la paloma imposible de una “República de orden”. Y acabó siendo anarquista de los auténticos, de los que derivaron resueltamente al delito sin atenuaciones, seductor de mujeres para robarlas, confabulado con las Internacionales para toda empresa de destrucción, aquí o allá; inductor de terribles atentados, cuando no participante directo en su perpretación; flor genuina de las logias más caracterizadas, que hizo de la dinamita, de la tea y del puñal, instrumentos de acción política y de pedagogía societaria.
El tronco de los revolucionarios anarco-marxistas que hubieran dado al traste con nuestra España, de no mediar, providencialmente, la espada de Franco, está en Ferrer, y éste, a su vez, hinca sus raíces en la más infame tradición de los crímenes del siglo XIX. Sus discípulos inmediatos, los “jóvenes bárbaros de 1909”, a través de años y generaciones se enlazan, hacia atrás, con los que en el Trienio liberal asaltaron la Cárcel de la Corona, para asesinar al cura Vinuesa; con los que, en 1834, se dieron a feroz matanza de frailes; con la Mano Negra; con el bandolerismo andaluz: con los anarquistas del fin de siglo, que sembraron el terror en Barcelona… Y se enlazan, hacia adelante, con los pistoleros del sindicalismo y de otras tenebrosas organizaciones, dentro y fuera, de Cataluña; con los revolucionarios de 1917, que ya volaron trenes e iniciaron el macabro sistema de los “paseos”; con los dinamiteros de Asturias de 1934; con los que, bajo la capa del poder público, se especializaron, en estos últimos años, en los distintos ramos del crimen: asalto de fincas, incendio de edificios religiosos y civiles, caza de hombres...
No es otra la genealogía de los rojos, asesinos y desvalijadores de España. La existencia entre aquéllos de algún que otro abogado, de unos cuantos catedráticos y hasta de algunos sedicentes católicos, no quiso decir que en la siniestra familia ácrata-marxista se diesen matices varios de carácter ideológico o de extracción social, sino que todos, solidariamente, se hundían en una común traición a lo más puro y noble del genio hispánico.



M. Fernández Almagro

sábado, 15 de septiembre de 2007

30 cuadernillos



Una vez al año, todos los años, recibo dos paquetes con el membrete de la Asociación de Escritores Extremeños. Sé lo que son antes de abrirlos y lo hago con deleite: los cuadernillos editados por cada una de las aulas literarias de la Asociación con la muestra de la obra de los escritores invitados durante el año anterior.

Luis Muñoz, Nuno Júdice, Pilar González España, Luciano Feria, Laura Freixas, Adolfo García Ortega, Félix Grande, Emilio González Ferrín, Ángel Campos Pámpano, Fernando Beltrán, Isaac Rosa, Belén Gopegui, Inés Pedrosa, Felipe Benítez Reyes, Olvido García Valdés, Basilio Sánchez, Antonio Pereira, José María Guelbenzu, Luisa Castro, Benjamín Prado, Antonio Soler, José Luis Peixoto, Jesús Sánchez Adalid, Ignacio Martínez de Pisón, Julia Barella, Lorenzo Oliván y José Corredor-Matheos integran la hornada última.

Poetas, novelistas, ensayistas, que han pasado por el Aula José María Valverde (Cáceres), el Aula Enrique Díaz Canedo (Badajoz), el Aula Literaria Jesús Delgado Valhondo (Mérida), el Aula Literaria Carolina Coronado (Almendralejo), el Aula Literaria Guadiana (Don Benito-Villanueva de la Serena) o por el Seminario Humanístico de Zafra. Actividades que impulsa la Asociación de Escritores Extremeños en la que es la más notable iniciativa literaria de la región y que algún día merecería uno de esos reconocimientos que las instituciones públicas y los medios de comunicación otorgan.

Mientras tanto nos tenemos que conformar con los reconocimientos a nuestros poetas y escritores. El más reciente, el Premio Extremadura a la Creación, ha sido el otorgado a Basilio Sánchez, uno de los que han pasado por las aulas este último curso. Enhorabuena, Basilio.

La mujer que camina delante de su sombra.
Aquella a quien precede la luz como las aves
a las celebraciones del solsticio.

La que nada ha guardado para sí
salvo su juventud
y la piedra engarzada de las lágrimas.

Aquella que ha extendido su pelo sobre el árbol
que florece en otoño, la que es dócil
a las insinuaciones de sus hojas.

La mujer cuyas manos son las manos de un niño.

La que es visible ahora en el silencio,
la que ofrece sus ojos
al animal oscuro que mira mansamente.

La que ha estado conmigo desde el principio,
la mujer que ha trazado
la forma de las cosas con el agua que oculta.

(Basilio Sánchez. De La mirada apacible)


miércoles, 12 de septiembre de 2007

Carta sobre el asesinato de Lorca


Nunca leo La Razón. Quizás por eso ―y por despiste para seguirle el rastro en la red― me ha pasado desapercibido un interesante artículo publicado en ese periódico el 4 de junio de 2007. Se trata del resultado de una investigación que firma Víctor Fernández. A través del enlace original a La Razón no logro acceder al texto y he tenido que conocerlo completo a través del blog de Jordi Grau . El artículo se basa en la carta escrita -1937 o 1938- por un franquista granadino, Manuel Luna, conocido de Gregorio Marañón y que, por mediación de éste, lee un artículo de Melchor Fernández Almagro titulado “Genealogía de los rojos” y le escribe para felicitarle por su contenido. Aprovechando la misiva le cuenta su participación en varios fusilamientos, entre ellos el de Lorca.

El texto es espeluznante. Me quedo sin palabras, si alguien quiere saber las que les ha suscitado a otros,
lean.


Carta íntega de Manuel Luna a Melchor Fernández Almagro:

Muy señor mío y correligionario: Ayer estuve en la embajada y saludé al sr. Lequerica y al sr. Zulueta. Allí encontré a mi amigo el dr. Marañón y salimos juntos. Estoy algo enfermo y quería que me reconociera. Fuimos a su casa de Passy. Yendo en el Metro, sacó un número de "La Vanguardia" del bolsillo y me dio a leer un artículo de V. -"Genealogía de los rojos"- que me ha entusiasmado. Me dijo que le había gustado muchísimo, que le servirá de base y argumento para un trabajo suyo de los que envía a "La Nación" de Buenos Aires. Agregó que tiene V. toda la razón, que todos los izquierdistas de España han sido siempre unos criminales sedientos de sangre y no otra cosa, que el liberalismo, el republicanismo, el socialismo y el acratismo en España no han tenido jamás una sola figura y solo tontos explotables y bandidos explotadores, sin que haya habido entre ellos, desde los comuneros a Negrín, nadie digno de respeto o siquiera mención. Le repito que estaba entusiasmado con su artículo de V. y creo recordar que me dijo que había hablado de él con Lequerica y que éste fue de opinión de que debía ser reproducido por la prensa madrileña.


V. quizá no se acuerde de mí. Soy Manuel Luna, de los Luna de Antequera. Yo le conocí en Granada cuando era V. de las Juventudes Católicas. He vivido todo el glorioso movimiento primero en Granada, luego en Zaragoza y algún tiempo en Oviedo, después de la llegada de la columna de socorro gallega. En Granada me he distinguido bastante. Fui de los que asistieron, en una mañana de agosto, al fusilamiento, en el cementerio, ante las fosas abiertas, de setenta rojos, todos ellos bandidos, asesinos, criminales, violadores, incendiarios... Y gocé mucho, muchísimo, porque se lo merecían. Entre ellos estaban el presidente de la Diputación roja Virgilio Castilla, el ex gobernador rojo de Alicante Vicente Almagro, el alcalde rojo de Granada Montesinos (un médico), el ingeniero de caminos y ex diputado constituyente Santacruz, el ex alcalde de Granada Fajardo, el diputado Corro y otros más, médicos, catedráticos, abogados, ingenieros, procuradores, etc. Hicimos una buena limpia. Algunos días después cogimos al gran canalla de García Lorca -el peor de todos- y lo fusilamos en la Vega, junto a una acequia. ¡Qué cara ponía! Abrazaba los brazos al cielo. Pedía clemencia. ¡Cómo nos reíamos viendo sus gestos y sus muecas!Pertenecí a la ronda depuradora de Ruiz Alonso. Pero como le digo tuve que irme por asuntos particulares a Zaragoza y después a Oviedo. En ambas poblaciones ayudé también a la depuración. En Oviedo pasé un rato muy agradable viendo fusilar al miserable de Leopoldo Alas Argüelles, el hijo del repugnante Clarín. Ahora estoy en París y me río mucho viendo el miedo que tiene esta canalla francesa a los alemanes e italianos. ¡Qué diferencia entre nuestra gloriosa España nacionalista y esta Francia corrompida, podrida hasta los tuétanos! Por algo dice Marañón que aquí se ahoga y que está deseando verse en Madrid lo más cerca posible del Caudillo...

Volveré a Madrid pronto y espero hacerle en breve una visita en «Ya». Reciba el afecto de su amigo y paisano.


Retrato de Federico García Lorca, por Aguijarro

martes, 11 de septiembre de 2007

Pregones



Aunque alguien lo emparente con la homilía, la arenga o el mitin, el pregón es un subgénero literario ingrato. Incomoda tanto al que lo lee como al que lo oye. El que lo lee lo escribe por encargo, para satisfacer un deseo ajeno, aunque agradezca la distinción. El que lo oye ―porque casi nadie lo escucha― lo hace por obligación, porque ―la verdad―él estaba allí por la reina y las damas o por la orquesta que actúa después. Y es que la fiesta sólo empieza tras el pregón y con ese condicionante se hace difícil avalorar esta piecita de literatura social. Además las condiciones acústicas del local donde se pregona no suelen ser las idóneas: casetas de feria o espacios al aire libre donde el ruido de los cacharritos se mezcla con el de los niños jugando en primera fila o el de los vasos que se sirven en la barra cercana.

El primer pregón que di en mi vida fue en los Carnavales de Los Santos de Maimona de 1990. En la plaza principal del pueblo, disfrazado de algo que no recuerdo y a grito pelao desde un balcón. El segundo fue en 2005, en la Peña Taurina “Tercio de Quites” de Zafra, rodeado de aficionados y de cabezas de toro disecadas. Y el tercero lo di el viernes pasado, día 7, en Monesterio, con ocasión de sus fiestas. Monasterio es mi otro pueblo. Allí trabajé durante diez años. Por eso y por las circunstancias en que hace tres años dejé de hacerlo agradecí mucho el ofrecimiento del actual alcalde, Antonio Garrote. Me sentí muy a gusto hablando del Monesterio del camino y de la frontera, del Monesterio de la dehesa y del jamón ibérico, del Monesterio de la diversidad y de la tolerancia.

No será el último pregón del mes. El domingo 23 de septiembre pregono la Feria de Zafra. Estoy pensando dedicarme a esto profesionalmente, je, je.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Recochineo


El alcalde de Badajoz propone dedicar una calle a Rodríguez Ibarra. Y la que le ofrece es la actual Avenida Sinforiano Madroñero, porque dice no sé qué hizo… ni qué importancia tiene. Nadie sabía quién era, hay que echar mano de la biblioteca y resulta que ha estado de alcalde cuatro meses en dos legislaturas. No le dio tiempo a calentar el sillón.

Se está refiriendo al alcalde socialista de Badajoz asesinado por los fascistas en 1936 tras ir a buscarlo a Elvas, donde se había refugiado, y llevarlo a la capital con la connivencia de las autoridades portuguesas. Se está refiriendo a uno de sus predecesores, elegido como él democráticamente y asesinado por defender la libertad. ¡Claro que no le dio tiempo a calentar el sillón! Es que lo mataron antes.

Me figuro a algunos riéndole la gracia al alcalde. Los mismos que frecuentan algún blog ultraderechista de Badajoz donde diariamente se vitupera la memoria de los dirigentes izquierdistas asesinados, llamándoles cobardes por haber buscado refugio en Portugal cuando tomaron la ciudad los militares golpistas. Cobardes por no haber hecho frente ―ellos, que no eran militares― al principal cuerpo del ejército español de entonces.

¡Qué vergüenza que en un partido como el Popular siga habiendo dirigentes, no sólo incapaces de reconocerse en el único precedente democrático que hemos tenido en nuestra historia, sino que se mofan de la memoria de quienes fueron asesinados por representarlo!

Creo que, para rechazar la propuesta, a Rodríguez Ibarra no le hará falta aludir a su conocida aversión a titular con su nombre cualquier calle o a que su persona reciba homenaje alguno. El recochineo de Celdrán se lo ha dejado a huevo.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Concejales de innovación



Creo que ―por ahora― sólo hay dos concejales de Innovación en Extremadura. Los dos han sido elegidos en candidaturas socialistas en los últimos comicios municipales y se estrenan, por tanto, en el cargo; ambos provienen del mundo de las Universidades Populares y están relacionados con la consultora extremeña RED Formación y Desarrollo: Victor Santiago Tabares, ―que fue director de la UP de Moraleja― es concejal de Innovación y e-Gobierno del Ayuntamiento de Cáceres; José Francisco Gras ―ex director de la UP de Zafra― es concejal de Desarrollo Local, Industria e Innovación del Ayuntamiento de Zafra.

Hace unas semanas, Jose Gras me comentaba su intención de publicar un blog sobre su experiencia municipal y hoy recibo, por correo electrónico, el enlace que Víctor me manda al suyo: Maltravieso XXI.

A ver si cunde el ejemplo… De los blogs y de la innovación. En una sociedad cada vez más indiferenciada y globalizada, con una oferta que ya no es sólo local y que sobrepasa a la demanda, la oportunidad para sacar cabeza en la economía y en la cultura es a través del pensamiento creativo y de la imaginación.


El dibujo, una broma dedicada a Jose y a Víctor, lo tomo del blog Alquimista del diseño.

Pavarotti



Demasiados obituarios. Pero me es imposible olvidar aquella subida hacia Sintra en el coche con Eva, acompañados de Marisa y Jose. Verano de 1989. "Nessun Dorma". Turandot. Puccini. Pavarotti. Pero se durmió...

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Pintor de la luz


Entre las notables iniciativas culturales del ucedista Jaime Velázquez al frente de la Diputación Provincial de Cáceres (1979-1983), una de las más relevantes fue la creación de la Sala de Arte “El Brocense”. Y quien la inauguró a finales de 1980 fue Jaime de Jaraiz, el pintor extremeño muerto ayer en Madrid.

A esa exposición, cuya portada ilustra estas líneas, le dediqué uno de los primeros artículos que publiqué en mi vida. Lo escribí al alimón con un compañero, también de cuarto de carrera aunque de Filología, Miguel Ángel Teijeiro, hoy profesor de la Universidad de Extremadura. Con el título de “Jaime de Jaraiz: pintor de la luz” salió en el primer número de la segunda época de la revista cacereña Residencia, de diciembre de 1980. Decíamos entonces de Jaraíz que era un pintor de un realismo subjetivo, mental, de intenciones casi cósmicas, panteistas, que crea obras llenas de una luz espiritual que transporta las figuras reales a un espacio nuevo e irreal.

Jaime de Jaraiz fue un clásico ―“un clásico del siglo XX”, fue su lema más querido. Buen pintor y buen guitarrista, creó el llamado divisionismo cromático, una técnica mediante la que lograba en sus cuadros acabados distintos mezclando los pigmentos con aceites y barnices. Tengo para mí que a su obra le faltó algo de la osadía de otro extremeño, también realista raro, Eduardo Naranjo.

Y una nota de humor, a pesar de la muerte. Siempre me hizo gracia uno de los méritos que incluía en sus notas biográficas:


1979. Roban el cuadro “Ristra de ajos” del restaurante Casa Pepe.

martes, 4 de septiembre de 2007

Asueto




Como es fiesta en Mérida, libro. Paseito mañanero por Zafra con mi hijo. Compro el periódico. Nos comemos una pulga de jamón en la plaza de España. Voy al banco (los potentados somos así). Visito a Cayetano, comerciante de curtidos en la calle Sevilla, y ―como siempre― aprendo algo: que Pedro I, rey de Navarra, firmaba en árabe. ¡Para que después algunos hablen de la pureza de la raza! Después, hacia la Imprenta Rayego, donde me dan dos ejemplares de las muchas revistas de ferias que por estas fechas se publican en Extremadura: una la de Monasterio, mi otro pueblo, y la otra de Reina, quizás la mejor de las que se editan en la provincia. (Por cierto, a ver cuándo se realiza el escaneado completo y sistemático de todas las revistas de fiestas. Son joyas etnográficas). De paso me fijo en la fachada de la casa palacio del marqués de Encinares. Alguien ha hecho una pintada reciente recordando el 7 de agosto, fecha de la toma de Zafra por el comandante Castejón en Zafra y el día que empezó la matanza. Ya en casa, me solazo con Arguiñano y visito algún blog. Turbias bajan las aguas en el sector audiovisual extremeño. Me he asomado ―lo visito con frecuencia― al blog de Pepe Camello La verdad del pajarito y me han pasado rozando los cuchillos. Por la tarde, después de breve siesta, trabajo un poco, para que no se diga. Y, ahora, en la terraza de casa, aquí estoy viendo el baloncesto con Eva y Juan. En días de asueto como el de hoy me siento un burguesito.

domingo, 2 de septiembre de 2007

La capa de Cañizares


No me resisto a hablar del cardenal primado de Toledo. He tenido el mismo acceso de luteranismo que cuando fui al Vaticano. El reverendísimo cardenal Cañizares luce capa, y larga. ¿Cabe más ostentación?
Es una exageración. No cabe duda. Pero puestos a exagerar, podría hacerlo de humillación ante los pies de los desarrapados, de pobreza, de humildad. Hay una evidente coincidencia entre estos amigos de fastos y esos que se inquietan ante cualquier ataque ―de otros― a la moral.

Menos moral y más ética.

viernes, 31 de agosto de 2007

Desaparecidos. 30 de agosto



Por su interés, reproduzco la circular que me envía Cecilio Gordillo, coordinador de “Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía” de la CGT de Andalucía.


Desaparecidos. 30 de Agosto.
Proclamado por la ONU como día de los DESAPARECIDOS, el 30 de Agosto ha pasado sin pena ni gloria en nuestro calendario personal y en el de la mayoría de los medios de comunicación, sobre todo en la TVs (publicas y privadas) tan proclives a dar “cancha” en esto de las efemérides.
No ha ocurrido en otras partes del mundo, y para ello solo basta echar un ojo en internet a los resúmenes de prensa. ¿Afecta esto a los españoles en el 2007?.
Pues sí, y no deja de ser curioso si tenemos en cuenta que en los próximos días (si no se aplaza una vez más) en el Congreso de los Diputados volverán a reunirse los representantes de los Grupos para hablar sobre la Ley de la Memoria Histórica, donde el término “desaparecidos” solo se menciona en el Artº 13, y de pasada. Todo ello a pesar de ser una de las materias más importantes relacionadas con la Guerra Civil y el franquismo y que se debería aclarar, de una vez por todas y que algunos llevamos reclamando desde hace años. Los familiares de estos “desaparecidos” aún más, algunos desde los primeros días del Golpe del 18 de Julio de 1936.
Hemos intentado a través de “gestiones personales y peticiones escritas” ante Diputados y Alcaldes que incidan en sus respectivos partidos con iniciativas encaminadas a favorecer (dada la actitud obstruccionista de muchos jueces) la inscripción en los Registros Civiles (donde figura la fecha de nacimiento, pero no la de la muerte) así como a que figure la causa real y no la “impuesta” durante la Dictadura. Hasta ahora TODOS se han quitado de en medio, dejando una vez más, solos a las victimas (las familias) frente al Estado.
Un ejemplo, en Julio de 2005 presenté como coordinador de “Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía” de CGT.A una iniciativa, en este sentido, ante el Ayuntamiento de Dos Hermanas que en el Pleno de Septiembre de ese mismo año lo aprobó, sin embargo dos años después no sabemos nada sobre el grado de cumplimiento de ese Acuerdo de Pleno. Se proponía que dado que solo los familiares podían inscribir –fuera de plazo- a los desaparecidos, al menos los Ayuntamientos de donde eran vecinos o naturales, añadieran al Registro Civil, el Acuerdo de Pleno con los datos de esas personas “desaparecidas” que en la mayoría de los casos correspondían a fusilados, con todo lo que ello implica a la hora de hacer un censo oficial de represaliados (un alto porcentaje de investigadores e historiadores tienen a estos Registros como fuente fundamental). Lo paradójico de esto es que algunas instituciones subían –y hacen bien-a su galerías los retratos de “ilustres” a algunos representantes de esas instituciones, sin el menor sonrojo al enterarse de su situación –no existe apunte- en esos Registros. Algo similar ha sucedido con peticiones similares (realizadas en las mismas fechas) a la Consejería de Gobernación de la Junta (forma parte de la Comisión Interdepartamental de Memoria Histórica) para la elaboración de un informe jurídico sobre esta materia, así como al Comisario de la Memoria Histórica de Andalucía.
Silencio, siempre SILENCIO

Cecilio Gordillo Giraldo

jueves, 30 de agosto de 2007

Vilallonga


A finales de los 70 me caía simpático por sus enfrentamientos con el yernísimo, el marqués de Villaverde, y porque desde Paris coqueteaba con la izquierda. Después, José Luis de Vilallonga y Cabeza la Vaca, marqués de Castellvell, pasó a ser un aristócrata más, con sus libros ―la biografía del rey, entre otros― y sus ligues. Uno más de las revistas del corazón. La indiferencia se convirtió en aversión a finales de 2001 tras leer el capítulo que Preston dedica a la primera mujer de Vilallonga, Priscilla Scott-Ellis, en su libro Palomas de guerra, donde esclarece el comportamiento frívolo e indigno del marido. Luego, en 2003, Vilallonga confesó su participación en un batallón de fusilamiento franquista en Cataluña en el reportaje Las fosas del silencio, de Ricard Belis y Montse Armengou. Ni siquiera esa confesión final sirvió para que yo lo viera con otros ojos.



En la imagen, Vilallonga con su hijo, Jonh de Vilallonga Scott-Ellis