jueves, 8 de diciembre de 2005

Cuelgamuros


La desmemoria se filtra por las rendijas y pringa a cualquiera. El pasado 20 de noviembre, y entre los artículos que recordaban la efeméride, El País publicaba uno titulado "El libro de los muertos de la guerra civil", donde su cándido autor escribía —refiriéndose a los republicanos sepultados en el Valle de los Caídos— que aún hoy se desconoce cómo se sortearon los obstáculos impuestos por algunos medios al enterramiento en tierra sagrada de personas no cristianas.

La explicación es fácil: no se sorteó ningún obstáculo, porque allí no se enterró a nadie que no fuera cristiano o, mejor dicho, católico. Una cosa es que se enterraran republicanos y otra que los sepultados fueran ateos, agnósticos, protestantes o no católicos.

La condición para enterrar a los del bando de los derrotados era que fueran del mismo credo —si no político, sí religioso— del bando de los vencedores. El propio Franco lo comentó a su primo y ayudante Francisco Franco Salgado-Araujo, a quien habló del Valle de los Caídos y de su deseo de que se pueda enterrar a los caídos católicos de los dos bandos [Mis conversaciones privadas con Franco, 1976, p. 239].

Algunos publicistas de ultraderecha están intentando que el Valle aparezca ante la opinión pública como un lugar de reconciliación, pero la reconciliación no se ejerce con los iguales sino con los disímiles, con los distintos, con los que están frente a uno. Y ese tipo de reconciliación nunca se ha dado en el Valle de los Caídos. Para enterrarlos allí buscaron, entre los enemigos, a los iguales, aunque fueran republicanos. Sólo católicos, fue la norma de ese cementerio, y los que lucharon enfrente, en su mayoría, no lo eran. No otorguemos al franquismo un ánimo de reconciliación con el enemigo del que careció durante toda su existencia. Y leamos a Daniel Sueiro (La verdadera historia del Valle de los Caidos, Sedmay ediciones, Madrid, 1976).

8 comentarios:

Miles Glorious dijo...

Uno de esos publicistas apareció el sábado pasado en Informe Semanal. Afirmó, sin ruborizarse, que los presos políticos utilizados en la construcción de la magna obra de reconcialición nacional no sólo hacían el trabajo voluntariamente, sino que, además, este trabajo tenía una jornada laboral adecuada y un sueldo por encima de la media de entonces. Afirmó que, después de salir de la cárcel y regresar a su hogar, estos presos políticos se compraban las mejores casas de sus pueblos con lo ahorrado en la construcción de la cruz de ciento cincuenta metros.

El publicista era, además, el abad del monasterio del Valle de los Caídos.


Gracias por todo, José María.

Anónimo dijo...

"disímiles" que bonita palabra.
Gracias Lama.

¿Para cuando un post o un apartado para "palabras con encanto"? Yo tengo muchas, pero hoy me has regalado una nueva: "disímil"

:-)

Anónimo dijo...

HOla amigos del rencor:


Mi abuelo trabajó en las obras del Vale de los Caídos.Estuvo 7 años primero horadando el tunel y despues colocando piedras en el Monasterio y a lo largo de la BAsilica. Mi abuelo tuvo que dejar de trabajar en Cuelgamuros por un accidente casi mortal..... de moto (de su propiedad).
Gracias a su trabajo en el Valle mi abuelo se compró un piso en Madrid aún propiedad de la familia. Mi abuelo siempre dijo que el libro de Sueiro era una "completa mierda llena de falsedades".

En fin mi abuelo nunca renegó de su trabajo en Cuelgamuros.

Por cierto.....


mi abuelo era socilaista y montó en el Valle un grupo de los Socialistas Unificados.


Mi abuelo siempre habló bien de su paso por el Valle.

Era mi abuelo un publicista de ultraderecha???



Saludos cordiales


www.cuelgamuros.com

josemarialama dijo...

Ay, el rencor, el rencor.

Habría tanto que hablar del rencor, pero a cara descubierta claro.

josemarialama

Anónimo dijo...

ya está bien de rencores de ida y vuelta. No podemos caminar sin necesidad de remover el pasado, sea este del color que sea?

Todas las guerras son horribles, pero si son civiles, entre hermanos, son lo peor de lo peor.

Dejemos a los muertos que sean eso, muertos, y que monumentos como el Valle de los Caidos, las tapias de los cementerios, y los panteones mas o menos celebres de todos los cementerois de España sean un recordatorio de lo que pasó una vez en España y que puede volver a pasar si no estamos listos.


Pablo L.

josemarialama dijo...

Un historiador tiene la obligación moral de escribir historia. La Guerra Civil es un hecho histórico y debe ser historiado. Hay que escribir libros sobre ella como hay que escribir libros sobre la guerra de la independencia. Además hay un tributo a las víctimas, a todas las víctimas. Durante cuarenta años sólo fueron unas las homenajeadas. Nadie debería importunarse porque, sin olvidar a las otras, se dedique algo de atención a los que perdieron la guerra y la vida.

José María Lama

Anónimo dijo...

ya esta bien que los ganadores han estado homenajeados durante cuarenta años ahora le toca a los perderores.

Anónimo dijo...

Hola a todos. Mi abuelo fue un activista anarquista y tras ser apresado por la policía franquista fue condenado a muerte. Luego le conmutaron la pena por 20 años y finalmente fue destinado a Cuelgamuros donde estuvo 10 años, ya que con cada día de trabajo, redimía un día de condena. Mi padre aun se emociona cuando recuerda cómo junto con su hermano pasaba algunos fines de semana en la carcel junto con más hijos de los presos políticos que allí había. No se trata de revivir rencores: MI abuelo estuvo allí, y vivio lo que vivió, fue parte de la mano de obra gratuita de Franco para construir su mausoleo, y por eso es inadmisible que todavía haya gente que niegue todos estos hechos. Nada más, solo quería dejar constancia de mi testimonio. Un saludo.