Libros, amigos y circunstancias
Cada libro supone una historia, pero no sólo la que contiene sus páginas sino la que explica que acabe en tu biblioteca. Cada libro llega a casa por una circunstancia, a veces casual, a veces resultado de un plan casi inevitable. Cada libro trae consigo una persona, casi siempre un amigo. En los últimos treinta días han entrado muchos libros en casa y cada uno ha traído su historia.
El primero lo conseguí, hace ya un mes, gracias a la web de la Librería Rodríguez de Madrid. Ángelus, la revista de poesía del Teologado Claretiano de Zafra, dedicaba su número 13 –de septiembre de 1960- a una Primera antología de poetas pacenses. Estoy intentando conseguir todos los números de esta revistita de poesía mística de mediados de siglo. Unos días después, Félix Lozano me regalaba en Mérida un libro comprado en la misma librería madrileña: República y toros (España 1931-1939).
A mi hermano Miguel Ángel le había hablado de las historietas del portugués José Carlos Fernandes, que yo había conocido gracias a Javier Moreno Romagueras. A Miguel le gustaron tanto que quedamos en que el primero que diera con ejemplares consiguiera dos de cada una. El otro día se presentó en casa con La gran enciclopedia del conocimiento obsoleto, Las ruinas de Babel y Museo nacional de lo accesorio e irrelevante. También trajo de Cáceres los dos volúmenes de la Obra periodística y literaria de Antonio Otero Seco que han editado él y Paco Espinosa. Unos días después, Jose Gras me conseguía los dos volúmenes de Zafra Dinámica urbanística (1940-1995) del geógrafo Blas Toro Fernández, que hacía tiempo quería leer.
A mi hermano Miguel Ángel le había hablado de las historietas del portugués José Carlos Fernandes, que yo había conocido gracias a Javier Moreno Romagueras. A Miguel le gustaron tanto que quedamos en que el primero que diera con ejemplares consiguiera dos de cada una. El otro día se presentó en casa con La gran enciclopedia del conocimiento obsoleto, Las ruinas de Babel y Museo nacional de lo accesorio e irrelevante. También trajo de Cáceres los dos volúmenes de la Obra periodística y literaria de Antonio Otero Seco que han editado él y Paco Espinosa. Unos días después, Jose Gras me conseguía los dos volúmenes de Zafra Dinámica urbanística (1940-1995) del geógrafo Blas Toro Fernández, que hacía tiempo quería leer.
Aproveché un exceso de cupones de suscripción de El País para canjearlos por libros en la librería de debajo de casa: Partes de guerra, la selección de relatos sobre la guerra civil a cargo de Ignacio Martínez de Pisón; El internacionalismo moderno, un ensayo del economista y Nobel Paul Krugman; Hospital de Zafra. Apuntes para una historia, del ex concejal Juan Carlos Fernández Calderón, y Del no mundo, la poesía reunida de Juan Eduardo Cirlot.
En Sevilla, en la Feria de Industrias Culturales de Andalucía (FICA), reparé en un libro del stand municipal sevillano: Diego Martínez Barrio. Palabra de republicano. Una chica muy amable no tuvo inconveniente en regalármelo en nombre del ayuntamiento de Sevilla. Al día siguiente, en Madrid, en el homenaje a Ángel Campos del Círculo de Bellas Artes compré su poesía completa, La vida de otro modo, con prólogo de Miguel Ángel. Y unas horas después, en la mañana del sábado, visitamos la exposición del Instituto Cervantes Escrituras en libertad. Poesía experimental española e hispanoamericana del siglo XX y adquirí el catálogo.
Arturo Santos Unamuno trajo de Altea diez libros. En tiempos me había comentado que uno de sus pacientes de allí era un viejo republicano de 88 años, que se llamaba Federico Bravo Morata. ¡Qué sorpresa! El mismo cuyos libros de historia de España devoraba yo a los quince años. Me trajo ocho ejemplares de la monumental Historia de Madrid (que en total tiene veintitantos volúmenes), y dos títulos más: Guernica El impulso soberano y Franco y los muertos providenciales.
En la librería zafrense de Agustín Risco me hizo ilusión encontrar libros de Alianza Editorial marcados con pesetas. Me gasté cinco euros en dos ejemplares: la Antología fugaz de Mariano José de Larra preparada por Paco Umbral en 1979 y unos Opúsculos sobre el movimiento de la tierra de Alberto Elena.
Al entrar en el salón de actos donde se celebraba el Foro provincial de Cultura de Málaga, junto a las credenciales y las carpetas, entregaban un libro de relatos, La pereza de los días, de Miguel Fernández. Después, paseando por Málaga, entré en la exposición de Escultura y Obra Gráfica de AENA ARTE de la Universidad. Obras de Picasso, Miró, Chillida, Palazuelo… Me llevé el catálogo. En la librería Abadía encontré Medio siglo de cultura española, de Tuñón de Lara; Enigmas de la guerra civil española, de Vila-San-Juan; El proceso de Euskadi en Burgos, de Kepa Salaberri, y La I Internacional en las Cortes de 1871, de Oriol Vergés.
Desde Barcelona, Jaume Montané me hizo llegar la enorme Crónica del antifranquismo escrita al alimón por Fernando Jaúregui y Pedro Vega, compañero de Jaume en Time Consultant. Y, finalmente, anteayer Nacho Escobar me regaló 11 ½ ideas insólitas que funcionan de Robert Sutton.
Libros, amigos y circunstancias.
La ilustración la he tomado de El blog de Eduardo Betas
8 comentarios:
Jose María, con lecturas tan variadas te vas a convertir en un perfecto ilustrado :-)
Ahora que, estoy seguro que el más dispar de los títulos que te hemos regalado es el mío. "11,5 ideas que funcionan" Robert Sutton, esconde curiosidades que hicieron que mi corazón latiera más deprisa. Desde entonces es mi libro de innovación preferido.
Ya me contarás.
Mis proyectos de Fata Morgana de encontrar libros extraños en mis viajes, me hacen entrar en librerías allá donde llego. Han sido múltiples y extrañas mis experiencias en "estas casas llenas de palabras". Desde El Cairo a Moscú, pasando por Estambul, Varsovia, Lisboa, Oslo, Nueva York, México D.F.,...he visitado, y me han visitado, libreros insospechados. Mis limitados francés e inglés, e incluso mi limitado español, me han hecho entablar conversaciones pintorescas intentando encontrar autores y traducciones imposiles.
En Estambul busqué a Kavafis, en El Cairo a Maffuz, en Varsovia a Gombrowicz. Moscú y Nabokov, Lisboa y Pessoa, Oslo y Hamsun, Nueva York y Thoreau, México D.F. y Pitol fueron otras de mis ilusiones literarias.
En todas estas librerías repartidas por el mundo, y como una "maldición", iba encontrando traducciones de la extensa obra de E. Vila-Matas: este señor de origen catalán, y de adopción argentino, portugués,...me perseguía, con su larga sombra, en una maratón sin fin. Fueron: Extraña forma de vida, Montano´s malady, A viagem vertical, Doktor Pasavento, Bartleby y Co., Enfants sans enfants, París nunca se acaba y The Slowest traveller.
A veces, sueño que este fantasma, disfrazado de Borges y de Cortázar, me persigue eternamente.
Tras llegar a Zafra de mi último viaje encontré en la librería Atenea "Dietario voluble", la última de sus publicaciones.¡Genial¡
Esto de los libros es una auténtica fiebre de origen desconocido. Ya lo decía E. Ionesco:"Ensaya un círculo, después acarícialo y se convertirá en un círculo vicioso".
Para julián sánchez castañón: Pues a ver si te haces de "Tempestad en África", editada en 1943 en Méjico, novela de Juan Simeón Vidarte Franco-Romero, que fue expulsado del psoe por masón y honesto, y ahora lo quieren "recuperar", en una suerte de lavado de careto y trajineo con lo muertos y la memorieta histérica utilitaria y pragmática... Es que esa novela, "Tempestad en África (Petain contra Degaulle)", es la base de la peli "Casablanca", ese icono de la Paramount y una de las pelis de culto del mundo mundial. Resulta que el tipo fue extremeño y de Llerena, el tal Vidarte, y resulta que los manifaceros psoísticos andan a ver si ven como se maravillarían a la familia mejicana del masón (Vidarte era ilustre masón mundial, maestro del grado 33, supremo; y que un sociata, hace pocos años, para denigrármelo, puesto que yo lo reivindicaba como persona e intelectual digno, ese sociata estaba entonces cabe la vera de Ibarra en mando como asesor de algo, de alguna cosilla de cultura o relaciones con emigrantes extremeños o así, un tal Ralla o Raya o Raia, que no recuerdo, ya en su ignominiosa ignorancia y pobre indumentaria guerrista me lanzó, como anatema contra Vidarte: ¡¡¡¡si era hasta masón!!!), digo que hay alguien traando de trajinarse la familia mejicana del masón Vidarte para sacar algún bodrio de libro sobre el asunto, de publiciadad gardilocuente extremeñí y de espectáculo, ya que esa family conserva toda la documentación del pleito que Vidarte tuvo con la Paramount, los que hicieron la peli Casablanca, basada en la novela del llerenense, para que le pagaran y reconocieran los derechos debidos. Vidarte era abogado y eso tiene que ser interesantísimo y debería hacerlo alguien independiente, libre de cotarros polismilis y similares, para aportar algo y la parte que corresponde de autoría a Simeón Vidarte Franco-Romero, cuya memoria no es de la familia, ni, por supuesto del partido que hoy se llama psoe ni de los memorioso que faenan en los lavados de caretos del psoe(r), etc...
No obstante veremos como la incuria o la manipulación se hacen con su santo y limosna.
Hace años, tal vez casi treinta, tuve que sufrir burlas de gente llerení y extremeníes diversos y “curtísimos” universitarios, que se creen que porque hayan trepado a los cubículos de poder académicos son alguien, algo y sabios, cuando sostuve que esa novela de Vidarte era la base de Casablanca, y escrito está en su debido lugar. Y es que pasa que uno se dedicó en todos esos años del final de los setenta y en todos los ochenta, a escuchar y empaparse de todos aquellos vejetes exiliados que volvían por acá, aparte de haberlo hecho en algunos veranos antes por París y otras ciudades donde los fue buscando, sin medios y en autostop e indigencias varias… Especialmente fue la amistad con don Fulgencio, sobrino de Vidarte, y corrector nada menos de la editorial mejicana FCE, lo que levantó la liebre de la novela de Vidarte, de la que conseguí un ejemplar por la Barcelona de 1982, en el Mercado de san Antoni… Libro raro e interesante donde los haya.
Por todas estas vicisitudes comprendo tus desvelos por libros raros y curiosos.
Pero a lo que voy con eso de los libros: a ver si te haces de algún ejemplar, es rareza que se merece..., más allá de modas y marketing de escritorzuelos de culto pasajero…
Un inmenso saludo
Muchas gracias, Agustín. De Juan-Simeón Vidarte tengo:"Todos fuimos culpables". Testimonio de un socialista español....¡sin palabras¡
Dos errores en mi nota anterior: "Tempestad en África, De Gaulle contra Petain", es de 1941, y no 1943, como por error escribo, y el subtítulo "De Gaulle contra Petain", no a la inversa... Si veis cualquier estudio sobre la elaboración del guión de la peli Casablanca, os daréis cuenta de que no es creíble y es farragoso, contradictorio incluso, por eso que expongo, se basaron en la novela de Vidarte pero sin reconocerlo... Y al parecer el pleiteó con la productora, la Wanner Bros, creo que escribo la Paramout por error también...
Hay demasiadas coincidencias entre la novela de Vidarte y la peli.
Bueno, Vidarte publicó cinco volúmenes con sus memorias, impagables.
"Todos fuimos culpables"
"Las Cortes Constituyentes"
"El bienio negro"
"Todos fuimos culpables", dos volúmenes, que cierran sus recuerdos como protagonista excepcional de algunos sucesos, acciones y situaciones de la llamada guerra social abierta de 1936-39. El más popular fue ese que mencionas, y el más leído por la cosa de que habla más de Extremadura, parece ser.
Saludos
Puedes encontrar todos los ejemplares de la revista "Angelus" en el teologado claretiano, en Sevilla.
Simón Viola
¡HOLA! ME GUSTARÍA SI ALGUIEN LO SABE ME PUEDA DECIR DONDE PUEDO CONSEGUIR EL LIBRO DE TODOS FUIMOS CULPABLES, YA QUE ES PARA UN REGALO MUY ESPECIAL Y NO LO CONSIGO. GRACIAS
guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro temas muy interesantes.
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