miércoles, 15 de octubre de 2008

Socializar las pérdidas


Lula, presidente de Brasil, sonríe socarrón en el telediario por la supuesta reconversión ideológica de los mandamases mundiales. Pero el meollo del asunto no es la intervención del estado en los grandes bancos. Lo importante es para qué se hace. Y ahí no hay incoherencia ni de Bush ni de quienes, postulándose de neoliberales, ahora dicen verse forzados a inmiscuirse en el mercado. Ninguno se ha vuelto estatalista. No están interviniendo empresas o bancos boyantes. Siguen al pie de la letra la cartilla del capital de todos los tiempos: capitalizar sólo los beneficios y socializar las pérdidas.

6 comentarios:

Los viajes que no hice dijo...

Jo.
Yo que pensaba que se estaban volviendo comunistas...

Unknown dijo...

Es muy de agradecer este tipo de comentarios, cuando la llamada izquierda, en este país de todos los demonios (Gil de Biedma "dixit"), que una vez más se comprueba que no existe más que en la publicidad y nominalmente, calladita y contenta, o tomando buena nota para hacer lo mismmito que los neoliberales o los neocon, no sólo en el apoyo para socializar pérdidas, sino en casi todos los ámbitos de la vida. Cuando debería estar clamando, agitando, organizando, trabajando duro y con la oportunidad para mostrar que el sistema capitalista está y estará caduco, es un error horroroso para los seres humanos, y ofrecer su ALTERNATIVA, su mundo posible, su programa contra ese Capital contra el que dice luchar (y que gestiona), sino es pura mentira, puro embeleco, pura engañifa de panfleto electoral... Pero no, apandados en las poltronas que les da ese poder, maquinan que el daño sea mínimo, con sabihondo cálculo zapatero, que ya se encargarán los compis de la publicidad de vender la burra de la mentira, sobre todo los de la superestructura electorera, o directamente torera (por los descabellos al pueblo y la gente) de propagar que son de izquierdas y el uso (por ejemplo, y es un "poné") de los callados muertos por el fascio en la guerra social (que es ésta que tenemos ahora) de 1936-39 dan todo eso de sí y de no...
¡Ayn!, ¡las falacias del mando, las mentiras del poder y el trinque general, lo que pueden!
Que era para poner en pie (de obra y hechos) a la gente y fundar un mundo nuevo sobre la grisalla del de la crisis: Ahora o nunca.
Bueno, pos la llamada, autodenominada izquierda prefiere, como siempre, con profunda sabiduría (el calificativo total es de sapiencia zapatera) el nunca. Que el ahora los tiene cogidos por los guevos.

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Lo peor de todo esto es que en un par de años, con sus media, nos convencerán a todos de que nunca pidieron ayuda, que los millones prestados eran en nuestra propia defensa. Y lo más grave es que no aprovechemos la ocasión para cambiar las normas del juego. ¿Qué tiene que pasar en este mundo, para que nos demos cuenta de que el capitalismo hace del planeta un lugar insostenible ecológicamente, una tumba para dos tercios de la población mundial y un ligero pánico a os especuladores?

Anónimo dijo...

Eso, eso, la culpa -como siempre- de Zapatero...

Unknown dijo...

A Eva, con todos mis respetos:
Si se refiere usted a lo expuesto por mí, con esa expresión irónica de "la culpa -como siempre- a Zapatero...", le anoto –primero- que no supo leerlo en el contexto. Puedo decir simplonerías, pero esa se excede... Zapatero no es para mí más que una expresión del poder en el ahora, y por lo tanto uso ese nombre, en sus extensiones de adjetivos y sustantivos, con ese exclusivo significado, como antes Flipegonsález o luego Asnal, etc. Representantes del poder político-económico nada más...
La culpa es un concepto personal, para mí, y por tanto no tengo nada personal con esos payos mentados de esa forma.
Si usted me hubiera leído atenta vería que soy coherente con mi postura antiautoritaria, ácrata o anarquista. Y no es fácil, compréndalo, sobre todo por las entendederas de los otros, sabiamente educados en esos valores de mando, poderes, ringorrangos, zapaterías al fin y al cabo, poltronaje y todo lo demás asnaril o rajeta (de Rajoy)...
Pienso que personalmente el tal Zapatero nada tiene que ver con la llamada crisis. Ya sabe, un grano no hace granero... Como usted o yo mismo tampoco. Los individuos, tomados de uno en uno –como dice el poeta- “somos polvo, no somos nada… “(En eso, claro).
Y no desviemosd pelotas fuera (valga la redundancia)... Me planteo la situación, actitud y falta de aprovechar la oportunidad de la autodenominada izquierda, que ya sabemos que no lo es desde hace mucho tiempo, ¿tal vez desde sus colaboraciones con la dictadura de Primo de Rivera en los años veinte en crisis similar del Capital? Usted parece manejar eso de la Memoria... Pues dele, ¡ándele! ¿O tal vez desde que, desde el gobierno y el poder, decide no armar al pueblo para defenderse en la guerra social de 1936-39?.. ¿Tal vez desde que en Suresnes el servicio secreto del Régimen auspició la subida a los altares del mando y mambo? Qui lo sa…
Que es eso lo que planteo con respeto y seriedad, la falta de izquierda, o la oportunidad de tumbar al Capital en todo terreno con esta crisis, no solo en el terreno de socializarle pérdidas. Lo de Zapatero es quisicosa que veo le ha dolido, porque es el líder, el masca, al uso del Capital, el capital y capitán del asunto autodenominado de izquierda.
Si lo ha entendido así –como atentado al jefe, en la cosa personal- le pido mil perdones. Mi asunto tira a otras cuestiones de más calado que un simple elemento del sistema, y del partido y sus entornos, como comprenderá.
Atentamente, y con admiración, por sus manifestaciones en este sitio, siempre interesantes.

Anónimo dijo...

Buenas tardes, José María, Agustín & contertulios/as:

Acerca de la oportunidad de "tumbar al Capital en todo terreno con esta crisis" es interesante, pero más bien por lo anecdótico que por el contenido, lo debatido hace un par de días en Alemania sobre esta cuestión en el primer canal (a.k.a. "Das Erste") de televisión. Está disponible el vídeo completo en la página web y es lástima no poder reproducirlo, transcribirlo o hacerlo accesible al formato de este blog.

A este broche de muestra de la opinión llamémosle "pública" de la primera potencia europea con el tan pretencioso título de "Bancos en manos del estado: ¿El fin del capitalismo?" (orig. "Banken in Staatshand - Kapitalismus am Ende?") habría que calificarlo como un NO-DEBATE porque no se habló de... nada. Al mismo asistieron, entre otros personajes relevantes, un tal Roland Berger, cabeza de una supuestamente prestigiosa consultora (lo de prestigiosa mientras no salgan trapos a relucir) y -la guinda- Oskar Lafontaine, para algunos el "verdadero líder de la izquierda europea" el cual no sin grandes dosis de cinismo esquivó la cuestión principal. Las críticas no se han hecho esperar en diversos medios, entre ellos el "Spiegel". El mensaje, bien claro: la "K" de "Kapitalismus" no se cuestiona...

En fin, que todos -izquierdas y derechas- parecen aprobar la intervención de sus gobiernos. Y el mantenimiento del capitalismo financiero más desvergonzado. Y todos tan contentos.

Nadie cuestiona la acción de los ejecutivos. Nadie pide responsabilidades a los verdaderos responsables. Contrasta esta laxitud con la severidad de la imputación a unos mecánicos de aviones por desconectar un fusible.

Pero lo que no hace el alemán de a pie es echar la culpa a su gobierno. Tampoco el británico. Lo que llama la atención es la concienciación ciudadana de que hay una "crisis".

Desde que cayó el muro de Berlín nadie ha cuestionado el sistema. Poco después también vino una crisis pero la euforia del fin del comunismo acalló las voces críticas. Lo de ahora se espera que "sirva de lección" -para quiénes no lo tengo tan claro- pero seguramente se maquillará la cosa para evitar males mayores, ahora que ciertas potencias emergentes -riéndose por lo bajo- están comenzando a hacerse escuchar.

Finalmente, y volviendo a la izquierda, es difícil superar el bajísimo nivel de cierto líder tribal que arremete contra un tenista por pura envidia o insulta a unos obreros por no agradecer a sus patronos su "solidaridad" a la hora de ofrecerles trabajo -como si de una limosna se tratara- o vivienda -y no de regalo, sino al precio que marca el mercado.

Saludos cordiales