Tanta raza aburre
Mi dieta ―ya de por sí inexistente― va por mal camino. No se puede controlar nada con tanto trajín. De diario ya como fuera de casa, pero en esta última semana la cosa ha sido peor. El domingo pasado comí en Zafra; el lunes, en Madrid; el martes y el miércoles, en Santiago de Compostela; el jueves y el viernes, en Bilbao; el sábado, en Vitoria; el domingo, de nuevo en Zafra, y hoy, en Mérida. Y no todo de vacaciones. En Galicia estuve trabajando y eché unas cuantas horas con un compañero de la empresa, Marcos Lorenzo. Es economista y antropólogo, lector de Valente y autor de Liquidación de existencias, una especie de dietario con aforismos, poemas y artículos escritos en gallego y castellano. Dicen que es el primer libro de aforismos de la literatura gallega. Lo que llevo leído me parece magnífico. Gracias a Marcos he conocido dos grupos muy pujantes en el ambiente político-cultural gallego: la Asociación da Xente Normal y Reticencia Galega. Éste último es un partido que se declara “dubitativo” y que manifiesta su absoluta falta de posición ante os grandes problemas da actualidade. Seguiré de cerca a os reticentes porque empeños así prometen.
Y de Galicia a Euzkadi, donde me encontré con Eva, con Juan y con Carmen Peláez. Tres días de paseo por las calles de Bilbao y Vitoria, de visita en Guernika y Bermeo y viendo el Cantábrico desde el Machichaco. El Guggenheim, que no lo conocía, es espectacular: el continente contenido. Y espectacular también la muestra de obras de Anselm Kiefer que ahora alberga. En esas tierras estuvimos con mi pastelero favorito, Jordi Pedrosa, de la dulcería Arrese, que vino con trufas de coñac (ah, la dieta) y con quien comenté historias de Bilbao y de la guerra.
Por cierto, tras mi paso por el País Vasco sigo siendo incapaz de distinguir entre el nacionalismo oprimido y el nacionalismo opresor. Con todos mis respetos, eso de la nación me suena a la vieja añagaza de la burguesía de exacerbar las diferencias territoriales para ocultar las de clase. Como dice mi Eva, tanta raza aburre.
Y de Galicia a Euzkadi, donde me encontré con Eva, con Juan y con Carmen Peláez. Tres días de paseo por las calles de Bilbao y Vitoria, de visita en Guernika y Bermeo y viendo el Cantábrico desde el Machichaco. El Guggenheim, que no lo conocía, es espectacular: el continente contenido. Y espectacular también la muestra de obras de Anselm Kiefer que ahora alberga. En esas tierras estuvimos con mi pastelero favorito, Jordi Pedrosa, de la dulcería Arrese, que vino con trufas de coñac (ah, la dieta) y con quien comenté historias de Bilbao y de la guerra.
Por cierto, tras mi paso por el País Vasco sigo siendo incapaz de distinguir entre el nacionalismo oprimido y el nacionalismo opresor. Con todos mis respetos, eso de la nación me suena a la vieja añagaza de la burguesía de exacerbar las diferencias territoriales para ocultar las de clase. Como dice mi Eva, tanta raza aburre.
3 comentarios:
Va a llegaar..., hablemos del mineralisimooooooo cojones ya.
Tiene razón Eva en lo de la raza, y tendrá razón si te hace razonar para que raciones esa sinrazón de la razón de tu trabajo y ocio (más trabajo no pagado que ocio) que te ha llevado de Zafra a Madrid, de Madrid a Santiago, de Santiago a Bilbao, luego a Vitoria, y a Zafra. Y doy fe, de Zafra a Mérida, de Mérida a Oropesa ayer, y a Cáceres, desde donde saliste esta mañana muy temprano hacia Badajoz. ¿Dónde andas? Fue grato compartir una cena frugal regada con un vino anoche en casa mientras en la televisión hablaban testigos de un infierno argentino en un documental. Como decía el otro día Rosa Montero sobre la película LA VIDA DE LOS OTROS, que aún no he visto, deberían ponerlo en las escuelas.
MALAMA tiene razón la película "La vida de los otros" debería ser de visión obligatoria, pues habla de una sinrazón que estuvo vigente en buena parte de los paises el Este europeo y además pone de manifiesto lo dura que es la libertad para aquellos que no saben vivir sin ella. Esclarecedora. En lo de la raza también coincido, no solo aburre sino que además también escandaliza.
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