lunes, 7 de agosto de 2006

El piricuto


Los que nacimos en ese barrio siempre le hemos llamado el piricuto y presidió durante años nuestras correrías de infancia. Después supimos que era el monumento que glorificaba la memoria de unos y sometía al olvido la de otros, y con ellos los crímenes cometidos a la entrada en Zafra de los militares de Franco, hace hoy setenta años. La Junta Directiva de la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica “José González Barrero” ha remitido al Ayuntamiento de Zafra un texto en el que pide el desmantelamiento de este obelisco.

Han pasado ya setenta años desde el inicio de la Guerra Civil. Setenta años desde que, el 7 de agosto de 1936, las tropas sublevadas del comandante Castejón entraran en Zafra y se vivieran los momentos más trágicos de nuestra historia. En los días y semanas siguientes a la toma de la ciudad más de ciento setenta mujeres y hombres murieron asesinados por el único delito de pensar de forma distinta que sus asesinos; más de ciento setenta hombres y mujeres de un lado asesinados en Zafra sin que nadie del otro lado lo hubiera sido antes.
En macabra conmemoración de esos hechos se levantó enfrente de la Plaza de Toros, en el mismo lugar por donde entraron las tropas, un obelisco de piedra con tres placas que sólo recordaban la entrada en la ciudad de los militares y que olvidaban mencionar el espanto generado a partir de entonces. Durante estas siete décadas los familiares de quienes fueron asesinados ese día han aguantado a veces las lágrimas al pasar por allí. Setenta años después el obelisco sigue en el mismo sitio, aunque con el tiempo hayan desaparecido las placas conmemorativas y algunos ya ni siquiera sepan los motivos por los que fue erigido.
La Junta Directiva de la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica de Zafra “José González Barrero” solicita al Excmo. Ayuntamiento de Zafra que termine la tarea que el tiempo ya ha iniciado y ordene el desmantelamiento de ese obelisco, conmemorativo de una época y unos hechos que no merecen homenaje alguno. Pedimos que, en la próxima remodelación de ese espacio, el obelisco no permanezca en ese lugar y sea trasladado adonde nunca más pueda deshonrar a las víctimas del franquismo en Zafra; adonde, si acaso, sólo sirva para no perder la memoria sobre tanta historia de oprobio.

6 comentarios:

José M. Sánchez-Paulete dijo...

En Badajoz la Asociación para la recuperación de la memoria histórica, en carta dirigida a la Delegada del Gobierno, solicitó la retirada de la frontera de un escudo franquista, días despues, con una celeridad inusitada el escudo fue desmantelado del recinto fronterizo de Caya,

Anónimo dijo...

Permíteme, querido Jose Mari, discrepar de tu opinión, con el derecho que me dan haber nacido a cien metros del piricuto y haber perdido la guerra. Para la recuperación de la memoria histórica es fundamental que se mantengan ciertos hitos en el paisaje urbano, sobre todo teniendo en cuenta que cada vez se lee menos. En 1975 muchos fantaseábamos con la demolición del Valle de los Caídos, y habría sido un hermoso acto de desagravio para con muchos cincuentones y sesentones. Ahora ya no hay caso: precisamente porque son historia hay que mantener todas esas piedras, no para glorificar al bárbaro, sino para con-memorarle, para recordarle juntos y que no se olvide la barbarie, que fue la de nuestros vecinos y parientes, y a poco que nos descuidemos puede ser la nuestra. Una sociedad tan descuidada, tan desmemoriada, tan disneyficada e iletrada como la nuestra no se puede permitir la destruccion de las piedras. Encerrarlas en un museo tampoco sirve: eso es predicar al converso. Solo en una plaza donde todos (los que quieren y los que no quieren) lo tienen que ver todos los días, el piricuto puede ejercer su funcion civica y etimológicamente correcta de hacer con-memorar, y quiza nos ayude a distinguir este vocablo de "glorificar", su pariente maldito.
Un abrazo de Jose Miguel

josemarialama dijo...

Querido José Miguel, sabes que esa misma posición la mantienen historiadores como Paul Preston, que ha propuesto conservar todas los vestigios del franquismo en nuestras calles incorporándoles lápidas explicativas. En la propia Junta Directiva de la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica "José González Barrero" de Zafra, al discutir este tema, se plantearon discrepancias entre la mayoría (partidaria de la demolición) y alguna voz aislada que proponía mantener el monolito e incorporarle una lápida didáctica.

Aunque puede haber aspectos de esa opinión muy plausibles, creo que que la función glorificadora del icono se mantendría si éste perviviera, ya que la imagen es más fuerte para la mayoría que el contenido de una lápida, que no todos leerían.

Yo no creo que haya que destruir nada. Todo debe ser conservado, pero en lugares distintos y donde no persista la función por la que fueron creados.


josemarialama

Anónimo dijo...

La propuesta de Preston sería defendible, en mi opinión, en el caso en que esos monumentos franquistas pudieran ser transformados de tal forma que llegaran a transmitir un mensaje completamente diferente al pretendido por el franquismo: en lugar de triunfo, derrota de los valores humanos, en lugar de paz y reconciliación, venganza y terror.

Si Auschwitz es un lugar de memoria del horror nazi es porque en su origen no fue concebido como monumento conmemorativo de algo, sino como matadero camuflado en la boscosa Polonia.

No puedo imaginarme una transformación similar para la horrenda cripta de Cuelgamuros, un lugar de peregrinación y exaltación del franquismo y todas sus negruras. Para el resto de los monumentos y placas franquistas, tampoco.

Saludos cordiales

Anónimo dijo...

Polémico, pero necesario debate, Josémaría.

Yo también, en alguna ocasión, he defendido la necesidad de mantener, al menos algunos "simbolos" del franquismo, e incluso del caballo y el "bicho" en lo alto, pero, evidentemente, con toda una serie de información sobre él, pues puede darse el caso de que "desaparezca visualmente" y eso, también puede llevar a olvidarse, cosa nada recomendable teniendo en cuenta lo que dejo a su paso, que no fue precisamente yerba arrasada, sino cadáveres.

Manuel Guillénp dijo...

Querido José Mari, creo que para la Recuperación de la Memoria Histórica es mucho más útil que el Piricuto siga en su sitio. Si desapareciera quizás se olvidarían también los crímenes cometidos en aquellos días.
Para mí el Piricuto no es el símbolo de la Victoría Fascista, sino su vergüenza.
Un fuerte abrazo. Manolo Guillén.