sábado, 23 de agosto de 2008

Edipo Rey


Ayer asistí en Mérida, con Eva y unas amigas, a la representación de Edipo Rey. La versión que ofrecen Jorge Lavelli y José Ramón Fernández es magnífica. Teatro en estado puro, sin aditamentos escénicos. Luz, coros y movimientos de actores entre el público y por un escenario limpio. Apenas algún fragmento con música en plena tragedia. La propuesta formal es minimalista y destaca aún más porque está acompañada de una interpretación de actores parcialmente contraria: afectada, antinaturalista, casi histriónica en el Edipo de Ernesto Alterio.

Existe riesgo en esta fórmula, pero funciona. Aunque hay quien opina distinto —incluso en el grupo de amigos—, Alterio interpreta un papel soberbio. Sus movimientos extremados y su entonación con altibajos y gritos adquieren en el escenario del Teatro romano de Mérida un carácter clásico, antiguo, verosímil.

El recurso, también clásico, de los coros aporta un contrapunto esencial de los actores. Habla la conciencia o el pueblo, pero también son ellos parte del escenario, como figurantes junto a las columnas o haciendo de bambalinas, tras las que se oculta momentáneamente Edipo.

Además de un plus de complicidad del público extremeño, la presencia entre el elenco de Juan Luís Galiardo añade solvencia en su papel de Tiresias. Y una excepcional Carme Elías, que intrepreta a Yocasta, madre y esposa del joven Edipo, contestataria frente a la tradición del oráculo.

Me sorprende enterarme de que los actores llevaban micrófono. En todo momento creí que era la mítica acústica del Teatro de Mérida. Es lo único —quién sabe—que Sófocles hubiera impugnado.

5 comentarios:

Los viajes que no hice dijo...

¿Alterio, soberbio?
Pues habrá aprendido a actuar desde el estreno, que fue el día que yo lo vi. Se paraba en el parlamento en mitad de las frases de manera que eras tú quien tenía que hilarlas porque hasta a las aposiciones explicativas les daba un tono de final (y luego seguía, el tío, ahí, hablando o gritando o lo que fuera que hiciese). Vamos, que estuvo HORROROSO.

Carme Elías sí. Juan Luis Galiardo se comió a Alterio por los pies. Creonte, magnífico (es decir, Paco Lahoz). Pero Alterio... Ay Alterio...

Y además, hasta que te he leído, pensaba que era un hecho objetivo, lo de su interpretación horrorosa.

Pero sí, en conjunto, la obra ha sido de lo mejor que he visto este año en el Festival. Cosa que tampoco, por cierto, era demasiado difícil de conseguir...

josemarialama dijo...

La interpretación de Alterio está estudiada. Es una opción. Se puede estar de acuerdo o no, pero atribuirla a la impericia o a la falta de aprendizaje, no creo que sea correcto. Es una interpretación arriesgada, histriónica, pero a mí me gusta.

En fin, opiniones...

josemarialama

UnaExcusa dijo...

Sí, si sé que era petición del director.
Pero me pareció HORRIBLE.
Eso sí: si a ti te gustó, eso más que te llevaste de la obra (que a mí también me gustó en conjunto, aunque él me chirriara).
Lo de que habrá aprendido a actuar desde el estreno es algo que todos dicen: los días de rodaje en un espacio tan extraño suelen mejorar las interpretaciones.
Claro que tampoco me parece John Gielgud.

Anónimo dijo...

Lo de los micros es uno de los muchos trucos cinématográficos y tecnológicos del montaje...
Ya no se está para teatro en estado puro, como no se está para casi nada artístico y sin trampas y cartones, y venga dinero de subvención, venga money... Y la escenografía y lo tecnológico también son teatro puro y duro... Ir de minimalistas es cagarla porque todo está muy recargado, todo es muy lleno, y todo es barroco, aunque parezca vacuo, parezca.
El cine, como espectáculo del Mercado, como avanti de la Publicidad y del Dominio Comecocos ha terminado con todo lo que era antes teatro, bello y hermoso, y difícilmente se puede dar. Si acaso atisbos, momentos, destellos de lo que fue y debería ser, un debería ético y estético...
Y no sigo, ¿pa qué?..

Anónimo dijo...

Pienso, y sigo pensando que la obra Edipo Rey con puesta en escena de Jorge Lavelli es magnifica y sobre todo en el teatro de Mérida. Sin embargo aunque el director le pidiera al protagonista tan arriesgada tambien me parece normal ya que cuadraba con lo demas. Lo que paso en mi opinion, es que Alterio (que por cierto no conocia en absoluto) no estaba preparado para ese papel : todavia desde un punto de vista de la interpretacion teatral inmaduro. Fue seguramente una experiencia para él como para los que estuvimos alli viendolo.