La historieta de la guerra
Acabo de leer el primer volumen de 36-39 Malos tiempos, la historieta de Carlos Giménez que me trajeron ayer los Magos de Oriente. La incursión del autor de Paracuellos o de Barrio en la guerra civil me ha dejado una sensación agridulce.
El dibujo es magnífico, expresivo y detallista, como todos los suyos, y el enfoque general es muy acertado. Desdeña las grandes fechas y la óptica de la historia oficial de generales y políticos y se inmiscuye en la intrahistoria, en la vida diaria de la gente común, en cómo vivió la gente normal los desastres de la guerra.
Lo que no me ha gustado es que adopte la terminología del bando franquista para denominar a las dos zonas (zona nacional y zona roja); que caiga en tópicos manidos por la más rancia historiografía (como decir que se mató más por venganza personal que por ideología), y que cometa alguna incongruencia, como poner en boca de un obrero socialista un grito tan poco creíble como ¡Viva la democracia liberal, ¡Viva la izquierda popular y obrera! ¡Viva el gobierno legítimo de España! ¡Abajo el Fascismo! Demasiados vítores para haber sido proferidos por la misma persona.
Aunque Giménez hace gala de cierta equidistancia, que se advierte desde la misma portada, donde recrea la escena de la detención de una persona por soldados republicanos, su posición ante la guerra pretende aclararla al poner en boca de Marcelino, un obrero de Izquierda Republicana que es su trasunto en la historieta, esta frase: Todos los muertos… ¡Los de los dos bandos! ¡Que se los apunten a los que empezaron esta maldita guerra! ¡Ellos son los responsables de todos los muertos!
36-39 Malos tiempos es, no obstante, un hito en el comic español de los últimos años y una magnífica muestra del arte de su autor. Me temo que lo he leído sin poder olvidarme de mi condición de historiador. Espero poder educar mi gusto en los tres próximos volúmenes que completan la serie.
El dibujo es magnífico, expresivo y detallista, como todos los suyos, y el enfoque general es muy acertado. Desdeña las grandes fechas y la óptica de la historia oficial de generales y políticos y se inmiscuye en la intrahistoria, en la vida diaria de la gente común, en cómo vivió la gente normal los desastres de la guerra.
Lo que no me ha gustado es que adopte la terminología del bando franquista para denominar a las dos zonas (zona nacional y zona roja); que caiga en tópicos manidos por la más rancia historiografía (como decir que se mató más por venganza personal que por ideología), y que cometa alguna incongruencia, como poner en boca de un obrero socialista un grito tan poco creíble como ¡Viva la democracia liberal, ¡Viva la izquierda popular y obrera! ¡Viva el gobierno legítimo de España! ¡Abajo el Fascismo! Demasiados vítores para haber sido proferidos por la misma persona.
Aunque Giménez hace gala de cierta equidistancia, que se advierte desde la misma portada, donde recrea la escena de la detención de una persona por soldados republicanos, su posición ante la guerra pretende aclararla al poner en boca de Marcelino, un obrero de Izquierda Republicana que es su trasunto en la historieta, esta frase: Todos los muertos… ¡Los de los dos bandos! ¡Que se los apunten a los que empezaron esta maldita guerra! ¡Ellos son los responsables de todos los muertos!
36-39 Malos tiempos es, no obstante, un hito en el comic español de los últimos años y una magnífica muestra del arte de su autor. Me temo que lo he leído sin poder olvidarme de mi condición de historiador. Espero poder educar mi gusto en los tres próximos volúmenes que completan la serie.
2 comentarios:
Me lo apunto.
Como creador, Carlos Giménez, toma lo que le peta de lo que se llama realidad, historia o similares, y hace muy bien en no espiarlas y reproducirlas con fulgor. Si así lo hiciera no será un creador.
Segundo me alegra que hagas esta entrada sobre un comic, el comic como protagonista. Llevo varias en las que, de una manera u otra, hago mío cierto universo de gran Milo Manara. Y soy un apasionado del cómic desde siempre, y en este país hay indudables genios de este arte al que tan poco valor da el poder cultural, que, perdón por lo de cultural, sólo es poder a secas, y siempre a palo seco.
Visitaré esa obra de Giménez en cuanto pueda. Creo que han sido buenos reyes... Mi enhorabuena.
Sobre todo fui pasionado de El Víbora, en su mejor época, cuya colección conservo.
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