sábado, 17 de febrero de 2007

Católicos antifranquistas


En el soberbio libro La pólvora y el incienso. La Iglesia y la Guerra Civil española (1936-1939) el monje benedictino e historiador Hilari Raguer cita a unos pocos renombrados católicos que durante la contienda se mantuvieron fieles a la República (García Bacca, Semprún, Ossorio y Gallardo, Bergamín…) y entre ellos menciona a José Manuel Gallegos Rocafull (1895-1965), canónigo lectoral de la catedral de Córdoba.

De este sacerdote y filósofo acaba de publicar Ediciones Península La pequeña grey. Testimonio religioso sobre la Guerra Civil española, unas memorias que ya habían sido editadas en México por la editorial Jus hace dos años pero que ahora lo son por primera vez en España.

Gallegos Rocafull fue sacerdote y filósofo. Tras la sublevación se mantuvo en territorio republicano y llevó a cabo una intensa labor de crítica a la idea de guerra santa que propagaron los sublevados y la mayoría de la Iglesia católica española. Hasta 1939 realizó varios viajes a Francia y Bélgica donde visitó a personalidades católicas contrarias a Franco. En 1937, con la excusa de sus palabras en contra de la tesis eclesiástica oficial, fue suspedido a divinis por el obispo de Córdoba. Exiliado en México, no recobró sus licencias ministeriales hasta 1950. Escribió unos 20 libros de filosofía entre los que destacan El hombre y el mundo de los teólogos españoles de los siglos de oro, El pensamiento mexicano en los siglos XVI y XVII, Personas y masas. La crisis de occidente o La visión cristiana del mundo económico.

La pequeña grey son unas memorias intelectuales, teológicas, de gran interés para saber más allá del evidente apoyo eclesial a Franco. Echo en falta en ellas más referencias de índole política y personal, que sitúen la peripecia humana de Gallego Rocafull durante la guerra y no sólo sus ideas. Y el texto pide una introducción que explique su significado, así como notas informativas sobre personajes y hechos. La ausencia de estos apoyos hacen que la lectura sea a veces sólo para iniciados, especialistas en la Guerra Civil o expertos en matices teológicos. Y debería ser un libro con más lectores, porque ayuda a erradicar una simplificación: el unánime apoyo católico a Franco durante la guerra.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante publicación. En cuanto a su comentario, quiero hacer algunas puntualizaciones.
La primera en lo concertiente a la simplificación de las cosas, sobre todo del pasado, los grupos, creencias, fes, etc. Algo que acontece mucho más de lo que debiera. Sobre todo en lo relativo a los cristianos durante la guerra civil, y si digo cristianos digo católicos. Eso de que todos eran de derechas y golpistas es un tópico falso y canalla de la grey “progre” y afines. Propio de la usual ignorancia talibana que los domina. Falso porque –por ejemplo- casi todos los que fueron asesinados por las hordas franquistas en Extremadura, esa nómina que aparece en el magnífico libro “La columna de la muerte”, de Espinosa, por ejemplo, eran católicos. Afectos a partidos de izquierdas algunos, no otros, indiferentes (o algo que suena mal: independientes) los más. Mi abuelo militaba en CNT, fue asesinado por Franco y los suyos, y era de misa dominical y profundo creyente. Porque entendía que eso de las creeencias religiosas es asunto personal, íntimo, y, lo importante, libre.
No sé si conoce usted la obra de un gran historiador español, que fue el último presidente de la II República Española, don Claudio Sánchez Albornoz, que sólo volvió a España para morir, y está enterrado en la catedral de Ávila. En estos días memorísticos anda la gente olvidada de él. Bien, pues don Claudio era cristiano católico y practicante. Para nuestra desgracia los libros de don Claudio hoy no se editan, por mor de esa censura supina que hoy controla el mercado, las modas y modos. Bueno sí, usted los puede conseguir, en edición muy modesta, de una pequeña editorial sin ánimo de lucro del Movimiento Cultural Cristiano. Se puede solicitar catálogo en mcc@solidaridad.net. Esa sí que es una editorial de fondo muy interesante, sobre todo de textos fundamentales libertarios, sindicales, sin subvenciones ningunas y con precios que no van más allá de diez euros con los libros de toda la obra de don Claudio Sánchez Alborno, oscilando la media de precio por libro en ¡1 (un) euro!!, bien editados aunque modestamente. Les aseguro que realmente sorprendente en esta sociedad de consumo, en donde los libros son también objetos consumibles. En eso, ya sólo en eso, son revolucionarios.
La aseguro que, si no lo conoce, el libro “Mi Testamento Histórico-Político”, de Albornoz, le apasionaría, partes como “Entre la política y la historia”, “La historia y el mañana”, “El ejemplo de Francia: Flexibilidad y paz”, etc., seguro que no le serían ajenas. Otros libros de Albornoz, muy clarificador para ese reduccionismo simplista de hoy, es “La sensibilidad Religiosa Española”, “Historia y Libertad”, etc. Y todos se pueden conseguir pidiéndolos a esa dirección. Pero antes pidan católogo.
El apoyo eclesial a Franco no es evidente. Fue evidentísimo el apoyo de casi toda la jerarquía de la iglesia católica. Pero a poca formación teológica, y social de lo que es la iglesia, que se tenga, eso no es toda la iglesia ni a la fuerza. Se dio una brutal instrumentalización de las instituciones de la iglesia, a manos de gentes de derechas, integristas, tal vez asustada, mucha, por la amenaza real de fuerzas revolucionarias amenazantes, que cometieron agresiones nefastas, que no justifica nada. Hoy el anticlericalismo es obsoleto. La iglesia jerárquica, institución real, puede estar en manos de impostores, que la manejan para sus intereses, como ocurre con toda institución. Lea a Foucauld, Michel. Las clases dirigentes suelen estar llenas de impostores: pero eso no invalida las creencias, ni la doctrina ni al todo que dirigen. Invalidan el dirigismo, que eso es lo que falla. El dirigismo y la jerarquía, el mando, la especie de adueñamiento de la doctrina por parte de ese jerarquía y de esos dirigentes. Lo que se llama de forma delicuescente poder. Ocurre hoy en todos los partidos de izquierdas, como de derechas, y no digamos en los sindicatos dirigentes. Ellos son el todo que representan, y lo peor que podemos pensar es que el todo son ellos. No es así; pero lo hacemos con a iglesia católica.
Mire, hay un cabreo generalizado contra el gemlin que ladra en la COPE por las mañanas: pero ese gremlin (nomeclatura que viene de su tiempo en ABC, lo desabrochado de sus orejas, pinta y mutaciones) ladrador hace un grande favor a los que pone de chupa dómine: Cierra toda crítica, pues si alguien critica duramente, con más razones, puede ser ninguneado con él. Y me refiero a la gente, por ejemplo, del Movimiento Cultural Cristiano. Su revista “Autogestión” es dura en su crítica contra la clase política dirigente en España, van mucho más allá que Losantos, con más razones, pruebas y verdades. Por eso tal vez, conociendo los intríngulis, el tal gremlin sea lo menos malo que pudiera “dar” esa jerarquía católica hoy, para la clase político social dominante. Porque si en la COPE intervinieran la gente del Movimiento Cultural Cristiano ya veríamos, ya. Y tal vez ese movimiento represente las bases cristianas más y mejor que el panorama que se da.

Dice usted: “La ausencia de estos apoyos hacen que la lectura sea a veces sólo para iniciados, especialistas en la Guerra Civil o expertos en matices teológicos. Y debería ser un libro con más lectores, porque ayuda a erradicar una simplificación: el unánime apoyo católico a Franco durante la guerra.”
Dos puntualizaciones:
1 Esos apoyos son formación elemental religiosa, que no debe ser para creer, sólo, sino para comprender fenómenos que sin esa formación no se pueden comprender. O muy mal. Y usted como historiador debe saberlo. Soy partidario de que en los colegios se enseñe no sólo religión, sino teología, como formación integral de la persona. Por supuesto voluntaria y libre, como debe ser toda formación, a cualquier edad. Bien para vivir la fe, bien para formarse.
2 Lo que deba ser un libro con más lectores deben decidirlo ellos. Pero me temo que no, a no ser que se venda; pero ni se entienda y comprenda, por algún fenómeno de “moda” cultural. Lamentablemente la pedorrez ilustrada está a la orden del día. La simplonería, la mentecatez, la caradura, la falta de estudio…
3 Le repito, la unanimidad de los católicos estaba con la II República, y le hablo del pueblo llano, de la gente, como Albornoz demuestra en su libro, el sentido común nos lo dice, etc. ¿Qué Franco y sus gentes de poder bélico tenían apoyos de católicos, y concretamente de la jerarquía? Pues bueno, esos no eran todo, sino parte exigua, aunque con mu malaleche y todos los resortes del poder de la institución.
Ya veremos cuando se hable de los miles de sacerdotes que Franco mató, tuvo en prisión, luchadores por la democracia, y en muchos casos por la izquierda, por los derechos de trabajadores, etc., durante la larga dictadura caudillista y sacra. Que fueron mucho más que militantes del pesoe, que me parece que no tuvo ninguno, por poner ejemplo de directorio que hoy quiere representar, único, la izquierda y sus valores.
Pues no, la realidad es polimórfica, variable según el punto de vista. El cristianismo ha sido una fuerza revolucionaria desde sus inicios, pese a la manipulación cretina de políticos y uso del poder, que lo mangonearon para hacer lo contrario de su doctrina, ya desde los inicios. Y ¿qué le voy a decir siendo usted historiador? Hay que leer a los santos padres de la iglesia. No a chuflas de cruzadas. Algo intrínsecamente ajeno, y perverso, al ser cristiano.
Gracias.

josemarialama dijo...

Señor Rodríguez Vega,

¿quiere hacer el favor de hablar, por una vez y sintéticamente, del tema propuesto?

Ah, y por cierto, sin referirse a esegranhombredelacope.

gracias

josemarialama

Anónimo dijo...

No soy el señor Rodríguez Vega. Estoy muy lejos de parecerme a él. Soy distinto y distante. Aunque respeto sus intentos reflexivos.
Todo no es derecha - izquierda, por fortuna.
O centro.
Creo que aporto y completo el texto reflexivo sobre el necesario libro de Gallegos Rocafull y los católicos en la llamada guerra civil.

Anónimo dijo...

Cierto. Aquí viene lo bueno de la memoria histórica. Lo que conocemos por vivirlo de cerca y en persona. Estuve en las cárceles franquistas, por obvios motivos políticos. Allá por los finales cincuenta. Era muy joven. No tanto para darme cuenta que la mayoría de presos políticos eran monárquicos de don Juan, carlistas, católicos de la HOAC, y comunistas, menudeando anarquistas diversos. Pero nada de socialistas de estos del pesoe de ahora. Esos estaban aprendiendo del Régimen, bien encuadrados en él, preparándose para heredar. Es más, en la transición no estaban nunca en el tajo, en la movilizaciones, nunca daban la cara. Simplemente no existían. O estaban de vacaciones, como les dicen los del Movimiento Cultural Cristiano en sus revistas que conozco.
Los católicos fueron el motor de la recuperación democrática en España, junto a comunistas, y ese clero, cuya cárcel fue Palencia, era su jerarquía espiritual y auténtica contra Franco.
Algunos de ellos es lo mejor que han tenido los partidos políticos.

Anónimo dijo...

Merece un estudio la obsesión que algunos tienen con el PSOE. Se hable de lo que se hable, la culpa la tienen los socialistas. Joder¡¡

uno que mira

Anónimo dijo...

Por su impostura, porque pretenden representar lo que no son ni serán, por sus pretensiones falsas, por su dominio y agresión real a gente inocente, buena, valiosa, por su mediocridad y maldad derivadas de su ignorancia soberbia, que ellos mismos llaman prepotencia.
Y sobre todo porque han falseado toda la vida pública y social.
Siempre es poco mantener esa crítica.

Anónimo dijo...

Sí, la verdad es que merece un estudio. Vaya, vaya.

uno que mira

josemarialama dijo...

Vayan dejando el "agarre", porque no pienso publicar nada más que se salga del tema.

josemarialama

Anónimo dijo...

Hoy publica el diario El País, en su sección de opinión,con el título de "Un canónigo republicano" un artículo firmado por Hilari Raguer, historiador y monje de Montserrat. El escrito pretende un homenaje a José Mª Gallegos Rocafull, autor del libro que reseñas, resaltando algunos aspectos de su trayectoria vital: fué diputado en las Cortes Constituyentes(1931) y al comenzar la Guerra Civil hizo unas declaraciones condenando el alzamiento contra el gobierno legítimo, por lo que fue suspendido "a divinis" y desposeido de su canonjía, como indica José Mª Lama en su comentario. Hilari Raguer destaca de qué manera Gallegos Rocafull critica a los sublevados franquistas y a la jerarquía eclesiática por "¡...la extraña manera de salvar a España!". Después de las alabanzas que hacéis del libro no entran más que ganas de leérlo y a ello me entrego. Muchas gracias Jose Mª.