viernes, 13 de octubre de 2006

Un libro pésimo


A finales de 1978 Fernando Sánchez Dragó publicó su renombrada Gárgoris y Habidis, Una historia mágica de España. Me compré la séptima edición, de octubre del 79. Dos mil doscientas pesetas: un pastón para la época. En mayo de 1982 elegí esta obra para hacer un trabajo de quinto de carrera, en la asignatura de Historiografía de la Historia Contemporánea. La propuesta de Dragó me resultaba simpática. Eran, para mí, años de tanteo (al final, todos lo han sido) y su heterodoxia me complacía.

No era tan complaciente con ella un sector de la intelectualidad española de entonces. Uno de los más radicales en su crítica fue Leopoldo Azancot. Escribió un artículo demoledor en Nueva Estafeta (mayo de 1979) bajo el título, bien significativo, de “Fascismo y búsqueda de los orígenes”. Además de definir la obra como “específicamente fascista” y de sorprenderse de que en sus cuatro tomos y más de mil páginas no hubiera ni una sola idea ni nada imaginativo —y que no fuera, por tanto, ni ensayo ni obra de ficción—, Azancot concluía preguntándose:
¿qué concepto de la literatura subyace en ella? La respuesta no puede ser más simple: ese concepto exclusivamente verbal del hecho literario que viene esterilizando buena parte de la literatura española desde hace tres siglos (...) Tal concepto, que da origen a una estética de buñuelo de viento o del cuesco floreado, empuja a Sánchez Dragó a escribir siempre “los eventos consuetudinarios que acaecen en la rúa” y no “lo que pasa en la calle”, a no llamar nunca “al pan, pan, y al vino, vino”—quizá porque en su obra no hay ni pan ni vino.

No he leído ninguno de los libros que Sánchez Dragó ha publicado desde entonces, pero este verano en Salamanca me picó la curiosidad al ver la portada de Muertes paralelas y desembolsé incautamente los 23,50 euros del precio de éste, vendido con el reclamo de Premio de Novela Fernando Lara 2006.

Aunque con dificultad, he terminado de leerlo y estoy realmente sorprendido. Hacía tiempo que no leía algo tan mal escrito y, al tiempo, de tal indecencia intelectual. Un libro al que, casi treinta años después, le cuadre tan bien un comentario crítico dirigido a otro libro del mismo autor.


Mal escrito porque, en efecto, es literatura de cuesco floreado, de inconsistente verborrea, de continuas oraciones incidentales, paréntesis dentro de paréntesis, en los que el autor se quita la palabra a sí mismo e introduce al lector en un mareante tiovivo dialéctico. Dragó habla mejor que escribe (lo mismo le ocurre a Gala) e incurre en el error de trasladar, sin más, técnicas oratorias de éxito al lenguaje escrito. La literatura en cuyos altares oficio obliga a recurrir a efectos retóricos, se excusa el autor. No me basta.

Dice Sánchez Dragó que la suya es una novela verité, y con eso pretende hacer algo entre el ensayo y la novela pero que al cabo —si recuperamos las palabras de Azancot—no tiene ni ideas para ser uno ni imaginación para ser otra. También la define como obra en marcha y con ese argumento nos somete a un vaivén de ideas en el que lo que afirma en una página lo niega radicalmente cuatro más adelante, sin que esa peculiar palinodia tenga más objetivo —fracasado, sin duda— que hacer partícipe al lector de la supuesta zozobra vivida por el escritor en la indagación de los datos.

En la crítica de las hechuras formales del libro habría que incluir también la auto-cita continua: larguísimos artículos anteriores y extensos fragmentos de otras obras suyas que coloca en el texto sin sonrojo alguno y que ayudan mucho a que alcance las 663 páginas. Y el insoportable tono autosuficiente, pedante y ególatra que continuamente adopta.

Pero lo peor de todo es el contenido. Convierte la historia del asesinato de su padre en septiembre de 1936 por los falangistas, y la crónica de la investigación emprendida por él para esclarecer las circunstancias de la muerte, en un relato autobiográfico y en una nueva oportunidad para conocer sus ideas reaccionarias. Aunque reconozco haber dado un respingo sobre el asiento tras leer la equiparación que hace entre Unamuno y un agitador radiofónico de actualidad (Miguel de Unamuno y Jiménez Losantos de Maeztu, epígono del 98, regenerador de España, indignado Savonarola e insobornable conciencia de su país), tampoco es eso lo peor.

Lo más indecente es que, quizá contrariado con que fueran los falangistas quienes asesinaran a su padre, nos presenta la muerte del progenitor como una especie de fatal casualidad: “lo mataron unos pero podrían haberlo matado otros”, viene a decir. Como a José Antonio Primo de Rivera, por lo visto, podrían haberlo matado los franquistas...

Más allá del ejercicio de historia-ficción que suponen, estas teorías sobre la guerra civil siempre me han parecido justificaciones descaradas de los asesinos y desvarío sobre las razones profundas de los asesinatos. Y como colofón, para los muy escépticos, Sánchez Dragó prepara un argumento cándido: a su padre no lo mataron los falangistas, sino los falangistas malos. Será por eso que él, tras caerse del caballo, se ha hecho muy amigo de los falangistas buenos.

En fin, quien quiera leerlo que no lo compre: se lo dejo. Mi único consuelo será saber que no he gastado los 23,50 euros por una sola lectura.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

No gracias. Yo tengo la 10ª edición de Gárgoris y Habidis de diciembre de 1979.¡Qué barbaridad nueve ediciones el mismo año!. Prometí no volver a leer nada suyo, y además apago la televisión cuando aparece en pantalla, me da auténtico repeluzno. Como he vivido tu lectura del libro que ofreces, mejor sería que lo castigaras en un estante oculto de tu biblioteca con el lomo contra la pared y olvidarte de él para siempre jamás. Jose Mari tu constancia es infinita. Sánchez-Dragó, nunca mais

Anónimo dijo...

Coincido con Manolo: yo también soy de los que tras el Gárgoris quedé empachado para siempre. No obstante, este verano un librero amigo se empeñó en que le echara un vistazo a su ejemplar de "Muertes paralelas". No aguanté mucho. Me pareció insoportable. Pero mira por dónde veo hoy en la revista Mercurio, de Planeta, una reseña de Lale González (?) que dice: "Torrente narrativo: tragedia griega, periodismo de investigación, díptico personal entre la memoria propia y la España desangrada del 36. Novela fluvial y arrolladora". Curioseando por la revista veo que Lale González es secretaria de su comité editorial, lo cual explica su fervor. Después de todo "Muertes paralelas" no es sino un engendro más de los que produce el mundo de los premios literarios en España. ¡Mira que llamarlo novela! Lara debería haber creado para esta ocasión el premio "Diarrea mental". Saludos, Paco Espinosa.

Miguel A. Lama dijo...

El día de mi vigésimo segundo cumpleaños me compré en la librería LUMA de Zafra la novela de Sánchez Dragó ELDORADO, que escribió a los 23 años, y publicó en 1984. El autor declaraba en una nota que consideraba de lectura imprescindible que la escribió, a razón de quince folios diarios, entre el 1 y el 9 de octubre de 1960 y el 2 y el 17 de enero de 1961, y para conquistar a una muchacha. En ese texto aseguraba que la novela no había sido reescrita y que sólo había hecho correcciones breves, repentinas y ligeras, atinentes al estilo sólo. Por si acaso alguien dudaba, declaraba tener depositado el original de la novela en la notaría de don Antonio Pérez Sanz (calle de Menéndez y Pelayo, 5, Madrid) hasta el día 31 de diciembre del año en curso, es decir, 1984. Encontrar esto en una novela, aun como nota explicativa, parece delirante, como en la novela frases como ésta: "Nos sentíamos los tres furiosos, erectos y excitados, como las carabelas que un 2 de agosto de 1492 se hicieron a la mar en Palos de Moguer."

Anónimo dijo...

Tanto me encanta Sánchez Dragón (el ínclito Fernando Aramburu "dixit", en una de sus burlas en la genial "Fuegos con limón") como Savater o Pérez Reverte, Muñoz Molina y toda la patulea de plumíferos mediáticos y publicitarios y de Cuareenta Principales. O sea, na de na. Pero por razones estrictamente literarias y creativas de fondo. Y no he leído una sóla sobre su obra. Si Dragón fuera simpatizante del pesoepolanco todo cambiaría y no se le trataría con esa singularidad de crítica aliteraria. Para los que nos movemos por el ancho mundo no deja de sorprender que en Argentina, por ejemplo, Dragón y Savater compartan cartel en el diario "Clarín", del seor Polanco mismamente, y allí no sean enemigos irreconciliables. La pela es la pela. Estos devaneos seudocríticos y de rebotica, que por otra parte tiene sus méritos, son eso, devaneos de paisanos en taberna internética... Por mucha soflama suedoculta o todo eso. Cosillas de historiadores.

Anónimo dijo...

"Hombre, Fernandico, aquí hasta el más tonto sabe eso de “dime con quién andas y te diré quién eres”. Seguro que no se te escapa.

Si los simpaticotes de FA no son una panda de fascistas, que baje dios y me lo explique.

Imagino que sabes en qué situación te deja eso.

Ojo, que a mí plín, tú júntate con quién te venga en gana, pero no quieras engañar a nadie, hombre. Te las darás mucho de ecléctico pero no recuerdo haberte visto en alguna mani organizada por la CNT.

Venga."
Este comentario aparece en el blog de Dragón. No se si Lama lo hubiese permitido, si fueran referidos a él los comentos, o alguno de sus progres compañeros... A mi me trató siempre con afecto, interés y humanidad, aparte de respeto, y eso que mi relación con él fue cuando estaba en la cresta de la ola y acudí a él para que me ayudara en cierta reseña que me interesaba sacar en cierto medio.

josemarialama dijo...

"No se si Lama lo hubiese permitido, si fueran referidos a él los comentos, o alguno de sus progres compañeros... A mi me trató siempre con afecto, interés y humanidad, aparte de respeto, y eso que mi relación con él fue cuando estaba en la cresta de la ola y acudí a él para que me ayudara en cierta reseña que me interesaba sacar en cierto medio"

De lo que se entera uno con esto del boggi boggi: ahora resulta que yo he estado en la "cresta de la ola" y que hasta he tenido mano en "cierto medio". Cada día me da más miedo estar cerca de mi.

josemarialama

Anónimo dijo...

Que no me refiero a ti, Josemari, me refiero al Dragón, obviamente, aunque al hilo de las prisas puede entenderse que tú...

Anónimo dijo...

VIVA ER SANCHES DRAGÓN!!!!