domingo, 29 de enero de 2006

El banquero de los pobres


Acabo de volver de Sevilla, donde he asistido al III Congreso Internacional de Creatividad: Innovación en la Sociedad y en la Empresa. El enfoque del encuentro me ha defraudado, porque en el ánimo de los organizadores estaba casi exclusivamente la concepción de la creatividad como un contenido educativo, como una didáctica —siguiendo las ideas, por otro lado muy interesantes, del pedagogo valenciano Ricardo Marín Ibáñez (1922-1999)—, y no como una manera distinta de afrontar y actuar en todos los procesos humanos. Si acaso dos satisfacciones ha ofrecido el Congreso para quienes, como yo, no compartiamos esa reducción de la creatividad a mera técnica educativa: la primera, la concesión del premio internacional de creatividad al Gabinete de Iniciativa Joven, instrumento de generalización de la “sociedad de la imaginación” que impulsa la Junta de Extremadura; y la segunda, la conferencia inaugural que impartió Muhammad Yunus, fundador del “banco de los pobres”.


Doctor en Economía, Yunus (1940) comenzó en 1976 y en su país natal, Bangladesh —uno de los más densos demográficamente, pobres y corruptos del mundo—, una experiencia de microcréditos para mujeres sin recursos. Conoció a una artesana del bambú y quedó sorprendido por la calidad de sus trabajos, por su enorme esfuezo personal y por el poco rendimiento económico que obtenía, ya que se veía obligada a aceptar el precio que le pagaba su cliente preferencial: un prestamista que le facilitaba el dinero para mantener su trabajo cobrándole intereses desmesurados. Yunus intentó conseguir para la mujer préstamos en los bancos locales que rompieran ese monopolio crediticio del usurero, pero —como él mismo dice— los bancos sólo prestan dinero a quien ya lo tiene o a quien demuestra que puede devolverlo, no a los pobres. El fracaso de sus gestiones le decidió a ser él mismo quien prestara a esa mujer el equivalente a unos 30 euros. La devolución del préstamo le animó a hacer lo mismo con otras 42 mujeres y en 1983 creó el Banco Grameen que ya ha prestado más de dos mil millones de euros en pequeños créditos a unos tres millones y medio de pobres, mujeres en un 90%. Más de mil sucursales en todo el mundo, miles de réplicas y decenas de premios y reconocimientos internacionales (Premio Internacional de UNESCO-Simón Bolívar, Premio Mundial de la Alimentación, Premio Príncipe de Asturias a la Concordia) han convertido a esta organización en una de las principales iniciativas solidarias del mundo. Noventa y siete de cada cien créditos de Grameen son devueltos. Tal éxito se ha conseguido con mucha creatividad: los préstamos se devuelven en plazos semanales, se conceden a grupos de al menos cinco personas —que actúan como grupo de presión para potenciales impagos—, se cobran casa por casa...

Muhammad Yunus dice que los problemas no se resuelven a vista de pájaro sino a vista de gusano, de cerca, a ras de suelo. Creo que es la única persona en el mundo que ha sido propuesta al Premio Nobel de Economía pero también sería, con los mismos méritos, Premio Nobel de la Paz. Un tipo magnífico.

3 comentarios:

francisco aranguren dijo...

Impresionante lección: se puede ganar dinero dejando vivir a la gente. Una relación justa incluye exigir el reembolso al pobre de lo prestado. Ser tratado con justicia incluye aceptar el compromiso de pago: prestar, no regalar. Muchos, en cambio, no sabemos ser justos, cuando de pobres se trata, sólo caritativos (que, por otra parte es más fácil), con lo que les negamos la dignidad de devolver lo recibido. Enhorabuena por la entrada. Un saludo.

Anónimo dijo...

Mohamed Yunnus siempre me ha parecido una de esas personas que demuestran que es posible cambiar el mundo, así, humildemente, sin mucho ruido, tacita a tacita... y el impacto de su acción -¿pequeña?-se extiende como las ondas en un estanque, hasta desbordarse.
¿No hacen estampas para llevar en la cartera?

CARMEN_R_PURAS dijo...

Yo conocía ya la historia de este gran hombre, pero no puedo evitar emocionarme cada vez que la vuelvo a ver.

Es increible lo que se puede hacer con grandes ideas, y personas que son tenaces para llevarlas a cabo.