Unánime buen rollo a pesar de que el Colectivo salió de la
siempre parcialidad de un proyecto político. Una escisión, allá por 1997,
dentro de Izquierda Unida creó una debacle cuando a la izquierda del PSOE había
en Zafra más de mil quinientos votos a pesar de que seguía ganando por mayoría
absoluta, o casi. Tras algunos años, a principios de siglo, en los que se
colaboró en un gobierno municipal de izquierdas, se decidió reconvertir un
partido de «arte y ensayo» en una pieza más de la sociedad civil zafrense. Y
dedicarlo a la cultura. Se inauguró en fecha solemne, el 24 de septiembre de
2010, con ocasión del bicentenario de la apertura de las Cortes de Cádiz y se
hizo con la donación al pueblo de Zafra de un monumento a los liberales,
revolucionarios del siglo XIX, que desde entonces se yergue en la Plaza de los
Escudos.
A partir de ahí, las pocas perras que se sacan cada año gracias
al arriendo de una caseta en la feria de San Miguel se dedican a organizar
actos culturales con dignidad y solvencia. Y el principal cada año es este
premio de microrrelatos, la edición de un librito con el ganador y los
finalistas, y la entrega de los 1.200 euros al premiado. Poquito a poco, el «Manuel
Peláez» se ha convertido en uno de los certámenes de microrrelatos más cuidados
y prestigiosos de España, con cerca de 20.000 textos y casi quinientos
finalistas en sus once ediciones.
Como la memoria que guardamos de Manolo, este premio es un
enorme dinosaurio que todos los años se nos aparece, en una emocionante matiné
—donde no se invita a nadie, pero todos son bienvenidos—, un domingo de junio,
en Zafra, en torno a la literatura.
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