lunes, 20 de mayo de 2024

¿POR QUÉ DESTRUIR LO QUE FUNCIONA?

 

Los cambios del Ayuntamiento de Zafra sobre el Premio Dulce Chacón de Narrativa Española

Los premios literarios, si son solventes, no solo honran a quienes los ganan, sino a las instituciones que los otorgan y a las ciudades que los impulsan. En Extremadura hay varios galardones literarios de ámbito nacional que prestigian la región y le dan nombre en España. Entre ellos está el Dulce Chacón de Narrativa Española, de Zafra. Desde hace veinte años este galardón ha reconocido a buena parte de las mayores firmas de la narrativa del país, uniendo así el nombre de Dulce y el de Zafrael nombre de Extremadura a la mejor literatura española. ¿Cuánto vale la promoción obtenida en toda España por Extremadura gracias a estos premios? ¿Está bien empleado el esfuerzo económico que supone organizar y dotar estos galardones, convertidos en actividades culturales de altura para nuestra región? Rotundamente, sí.

El Ayuntamiento de Zafra publicó el pasado 11 de abril en el Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz una resolución con las nuevas bases del Premio Dulce Chacón de Narrativa Española para 2024, aunque han pasado desapercibidas hasta que el martes, 14 de mayo, el alcalde de Zafra dio una rueda de prensa para anunciarlas, junto a los nombres del nuevo Jurado y los títulos de las novelas finalistas en esta edición. A la protesta por esos cambios de Luciano Feria, promotor y primer secretario del Premio, ha seguido la crítica de las hijas de Dulce y de su hermana, la novelista y poeta Inma Chacón, y una notable reacción de escritoras y escritores, de lectores y lectoras, en Extremadura y en España. Hoy por hoy, creo que son evidentes varias cuestiones:

1.ª La calidad de las obras galardonadas y finalistas de este premio estaba antes asegurada por la selección previa de un nutrido grupo de críticos de algunas de las principales revistas y suplementos literarios de España, que ofrecía al Jurado una serie de obras publicadas el año anterior, uniéndose a estas las que los propios miembros del Jurado proponían y obteniéndose la lista definitiva de finalistas mediante una votación. Al suprimirse en las nuevas bases las propuestas de los críticos y la votación, la selección queda reducida al criterio exclusivo de los miembros del Jurado, nombrados con carácter indefinido, y cada uno de los cuales propone sin discusión la obra de su preferencia y la convierte automáticamente en finalista. Y eso, como es obvio, merma la calidad y el rigor del Premio.

2.ª El criterio de selección fundamental era la calidad literaria y a ella se añadía “el contenido humano de las obras seleccionadas, de manera que se encuentren vinculadas a principios tales como la dignidad, la justicia y la solidaridad entre otros valores humanos, tratando con ello de asociar el premio a la trayectoria vital y estética de Dulce Chacón”. Al suprimirse en las nuevas bases este criterio suplementario de selección parece que el premio, como sugiere la familia, “ya no representa los valores de la persona que le da nombre”. Y eso, evidentemente, difumina los lazos del Premio con Dulce.

3.ª Una de las singularidades más estimables era la participación popular a través de un foro de lectura de vecinas y vecinos de Zafra que, tras leer las obras finalistas, indicaba a la alcaldía cuál debía ser su voto en el Jurado. A través de esta magnífica iniciativa de popularización de la cultura, se lograba que Zafra -como ha dicho Luciano Feria- “hiciera verdaderamente suyo el Premio de Dulce y, por tanto, viviera como propia, no como mera espectadora, la memoria de aquella mujer extraordinaria”. Las nuevas bases suprimen el voto popular. Y eso, lamentablemente, cercena la participación ciudadana en el Premio.

4.ª El ámbito nacional del galardón era otra de sus señas de identidad. En sus dieciocho ediciones lo han obtenido enormes personalidades de la narrativa española. Que entre ellas haya habido cuatro escritores extremeños los enaltece e indica a las claras el papel que juega hoy Extremadura en el panorama literario nacional. Resulta incomprensible que el alcalde de Zafra diga que los nuevos aires que quiere darle al premio consistan en que esté “más centrado en Extremadura y vinculado al ámbito literario” (!?). Y eso, junto a nuestra curiosidad por saber a qué ámbito estaba entonces antes vinculado, nos hace dudar que siga teniendo a partir de ahora proyección nacional.

5.ª Los costes económicos del premio Dulce Chacón siempre han merecido la pena, tanto por su moderación como por los resultados promocionales obtenidos a cambio por la ciudad. La cultura no es un gasto; es una inversión. Por eso resulta improcedente la preocupación, rayana en la miseria, que el Ayuntamiento traslada a las bases, que a partir de esta edición exigen que el ganador del premio sufrague hasta su alojamiento en Zafra. Y esas penurias cuestionan su mantenimiento económico.

En definitiva, el Premio Dulce Chacón de Narrativa Española era riguroso en el procedimiento de selección, encarnaba la preocupación por los valores humanos y sociales que simbolizó Dulce Chacón, se abría a la participación ciudadana mediante el voto popular, consolidaba edición tras edición su carácter nacional y, con contención económica, era un timbre de prestigio para Zafra y Extremadura. En una palabra, funcionaba. Entonces, ¿por qué destruir lo que funciona?