¿POR QUÉ DESTRUIR LO QUE FUNCIONA?
Los premios
literarios, si son solventes, no solo honran a quienes los ganan, sino a las
instituciones que los otorgan y a las ciudades que los impulsan. En Extremadura
hay varios galardones literarios de ámbito nacional que prestigian la región y
le dan nombre en España. Entre ellos está el Dulce Chacón de Narrativa Española, de
Zafra. Desde hace veinte años este galardón ha reconocido a buena parte de las
mayores firmas de la narrativa del país, uniendo así el nombre de Dulce y el de
Zafra —el nombre de Extremadura— a la mejor literatura española. ¿Cuánto vale la promoción
obtenida en toda España por Extremadura gracias a estos premios? ¿Está bien
empleado el esfuerzo económico que supone organizar y dotar estos galardones,
convertidos en actividades culturales de altura para nuestra región?
Rotundamente, sí.
El Ayuntamiento de Zafra publicó el pasado 11 de abril en
el Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz una resolución con las
nuevas bases del Premio Dulce Chacón de Narrativa Española para 2024,
aunque han pasado desapercibidas hasta que el martes, 14 de mayo, el alcalde de
Zafra dio una rueda de prensa para anunciarlas, junto a los nombres del nuevo
Jurado y los títulos de las novelas finalistas en esta edición. A la protesta
por esos cambios de Luciano Feria, promotor y primer secretario del Premio, ha
seguido la crítica de las hijas de Dulce y de su hermana, la novelista y poeta
Inma Chacón, y una notable reacción de escritoras
y escritores, de lectores y lectoras, en Extremadura y en España. Hoy por hoy, creo que son
evidentes varias cuestiones:
1.ª La calidad de las obras galardonadas y finalistas de este
premio estaba antes asegurada por la selección previa de un nutrido grupo de críticos de algunas de las principales
revistas y suplementos literarios de España, que ofrecía al Jurado una serie de
obras publicadas el año anterior, uniéndose a estas las que los propios
miembros del Jurado proponían y obteniéndose la lista definitiva de finalistas mediante una votación. Al suprimirse en las nuevas bases las propuestas de los
críticos y la votación, la selección queda reducida al criterio exclusivo de
los miembros del Jurado, nombrados con carácter indefinido, y cada uno de los
cuales propone sin discusión la obra de su preferencia y la convierte
automáticamente en finalista. Y eso, como es obvio, merma la calidad y el rigor del
Premio.
2.ª El criterio de selección fundamental era la calidad literaria y a ella se añadía “el contenido humano de las obras
seleccionadas, de manera que se encuentren vinculadas a principios tales como
la dignidad, la justicia y la solidaridad entre otros valores humanos, tratando
con ello de asociar el premio a la trayectoria vital y estética de Dulce
Chacón”. Al suprimirse en las nuevas bases este criterio suplementario de
selección parece que el premio, como sugiere la familia, “ya no representa los
valores de la persona que le da nombre”. Y eso, evidentemente, difumina los
lazos del Premio con Dulce.
3.ª Una de las singularidades más
estimables era la participación popular a través de un foro de
lectura de vecinas y vecinos de Zafra que, tras leer las obras finalistas,
indicaba a la alcaldía cuál debía ser su voto en el Jurado. A través de esta
magnífica iniciativa de popularización de la cultura, se lograba que Zafra -como
ha dicho Luciano Feria- “hiciera verdaderamente suyo el Premio de Dulce y, por
tanto, viviera como propia, no como mera espectadora, la memoria de aquella
mujer extraordinaria”. Las nuevas bases suprimen el voto popular. Y eso,
lamentablemente, cercena la participación ciudadana en el Premio.
4.ª El ámbito nacional del galardón era otra de sus señas de
identidad. En sus dieciocho ediciones lo han obtenido enormes personalidades de la
narrativa española. Que entre ellas haya habido cuatro escritores extremeños
los enaltece e indica a las claras el papel que juega hoy Extremadura en el
panorama literario nacional. Resulta incomprensible que el alcalde de Zafra
diga que los nuevos aires que quiere darle al premio consistan en que esté “más
centrado en Extremadura y vinculado al ámbito literario” (!?). Y eso, junto a nuestra curiosidad por saber a qué ámbito estaba entonces antes vinculado, nos hace dudar
que siga teniendo a partir de ahora proyección nacional.
5.ª Los costes económicos del premio Dulce Chacón siempre han
merecido la pena, tanto por su moderación como por
los resultados promocionales obtenidos a cambio por la ciudad. La cultura no es
un gasto; es una inversión. Por eso resulta improcedente la preocupación,
rayana en la miseria, que el Ayuntamiento traslada a las bases, que a partir de
esta edición exigen que el ganador del premio sufrague hasta su alojamiento en Zafra. Y esas penurias cuestionan su mantenimiento económico.
En definitiva, el Premio Dulce Chacón de Narrativa Española era
riguroso en el procedimiento de selección, encarnaba la preocupación por los
valores humanos y sociales que simbolizó Dulce Chacón, se abría a la
participación ciudadana mediante el voto popular, consolidaba edición tras
edición su carácter nacional y, con contención económica, era un timbre de
prestigio para Zafra y Extremadura. En una palabra, funcionaba. Entonces, ¿por
qué destruir lo que funciona?