Cuando aún queda en pie alguno de los símbolos de la barbarie, nos falta en cambio dignificar siquiera los de la humanidad y el sufrimiento. En el cementerio de Zafra, dentro del tercer patio, nos sorprenden dos jarrones colocados al pie de uno de los cipreses que en hilera guarecen la tapia izquierda del recinto. El árbol tiene atado con cables una especie de farol de chapa y cristal lleno de flores de plástico y con la fotografía enmarcada de una mujer joven. No hay ninguna inscripción, ningún nombre. En el suelo, entre las raíces del ciprés, se aprecian los restos de una tumba oculta por el acerado sólo abierto en los alcorques de cada árbol. Ahí, debajo del cemento y el olvido, yacen los restos de una mujer, Nieves González Gomato, asesinada el 20 de agosto de 1936 por los franquistas. Su humildísima tumba, sin nombre, sin fecha, sin lápida, negada en la última urbanización del recinto, es un símbolo de nuestra memoria de la guerra a la que durante casi setenta años también le han faltado los nombres, las fechas y el mármol perdurable.
El 16 de diciembre pasado nos reunimos en el cementerio de Zafra para reparar esa injusticia, esa injusticia tan simbólica de negar el nombre en una sepultura, la única sepultura sin nombre ni fecha de ese cementerio. La violonchelista extremeña Carmen Benito interpretó El Cant dels Ocells de Pau Casals y Libertad González, presidenta de la Asociación de Recuperación de la Memoria “José González Barrero” de Zafra, descubrió una lápida:
Al pie de este árbol yace Nieves González Gomato asesinada el 20 de agosto de 1936 por defender la libertad. Esta tumba nunca tuvo identidad ni historia hasta hoy. Aquí está ya su nombre inscrito en el mármol perdurable. Descanse por fin en paz.
Un nombre recobrado.
Dice usted que se llama Justo, pues será en lo único que conozca usted lo que es justo. Memoria histórica. Será su memoria histórica y no la verdadera. Le envío algunos recortes de asesinados sin juicio a traición, cxon nocturnidad, sacados y encarcelados por ir a misa, o no tener callos en las manos. Usted por ejemplo como no tiene callos hubiera sido asesinado. Y ustedes y sus medios de comunicación, diciendo verdades a medias. No hay duda la izquierda tiene bula para todo en este país.
Señor Justo, sea Justo y no levante heridas ya sanadas. Y si algún iluminado quiere recordar algún asesinato, recuerde también a los del otro bando. Si no sabe donde encontrarlos lea algunos libros sobre las checas de Madrid y otro muchos que se están publicando.
Unos recobramos los nombres; otros lo ocultan.