El azote de algunos escritores de éxito ya tiene, desde hace poco más de un mes, un sitio en Internet. La fiera literaria, un libelo de crítica literaria que hasta ahora y desde 1995 se editaba en papel y se recibía por correo, y que durante un par de meses en 2001 se hizo un hueco en las páginas de La Razón con el nombre de “El cubil de la fiera”, anda ya suelto por Internet: http://www.lafieraliteraria.com/index.html
Con una nómina de críticos del llamado Círculo de Fuencarral del que forman parte nombres —sobre todo, seudónimos— como Artemisa Cruz, Mary Luz Bodineau, Manuel Asensio Moreno, Clandestino Domínguez o Manuel García Viñó, La fiera literaria —Boletín del Centro de Documentación de la Novela Española— viene poniendo a parir desde hace una década a algunos de los novelistas españoles más mediáticos (Javier Marías, Camilo José Cela, Antonio Gala, Juan Manuel de Prada, Lucía Etxebarría, Juan Luis Cebrián, Espido Freire, Elvira Lindo o Almudena Grandes, entre otros) y dando zurriagazos a El País, a editoriales como Planeta y a la mayoría de los premios literarios.
Practican un método de crítica que denominan “acompasada”, ya que al compás que leen una obra van señalando sus errores gramaticales, sintácticos, lógicos y estilísticos. Hay que reconocerles la contundencia de algunos comentarios, aunque pueda reprochárseles las formas, el anonimato —no a todos— y la que algunos consideran esterilidad de tanto empeño crítico sin alternativas. Lo que menos me gusta de ellos es que parece que no tienen abuela, como queda claro en este texto que forma parte de la presentación de su web:
Las críticas demoledoras de LA FIERA , el grito de “el rey está desnudo” al paso de una comitiva de memos encumbrados por los Prisa, los Planeta y otros afanadores, fue toda una acción política, una labor necesaria para poner a la crítica en su sitio, que me consta se ha sentido avergonzada por alabar, hasta el babeo, los brocados y piedras preciosas del manto de aquel rey en pelotas que era y es nuestra novelística más reciente. Hace ya diez años de aquello y continuamos. En nuestro haber de osados davides, algún que otro chichón al Goliat mediático.
Dos apuntes sobre La fiera, de cuya existencia supe por Ricardo Senabre, que hace años me contaba con regocijo cómo en la hoja volandera se metían con Javier Marías, un "falso prestigio".
ResponderEliminarPrimero, hay que ser raro para criticar que en una novela se diga, cuando ha llamado Manolo Pérez, que ése no era Manolo Pérez, que será otro con el mismo nombre. Por lo de Almudena Grandes.
Segundo, cuando en una de las tonterías intento leer completa la conversación entre Marías y Rico, me salta el Canguro Net. ¿Por qué será?
El par de críticas que he leído de estos señores me han parecido ridículas e infantiles.
ResponderEliminarSé que debería explicar por qué y dar ejemplos, pero permítame limitarme a decir que me pareció que para ellos hacer crítica literaria era como hacer contabilidad. Y además contabilidad con un criterio bastante tonto.
Un saludo.
Cada tonto con su tema. Cualquier día habrá que hablar, mi querido Miguel Ángel, de los "falsos prestigios" de los profesores. El joven Marías sigue presente en sus peores pesadillas.¡Y qué injusta la Academia!
ResponderEliminarItem más: las reseñas de la fiera no son sino una meticulosa manifestación exponencial del último párrafo de las reseñas pontificias del prestigioso cuentacomas.
ResponderEliminarUn blog a visitar
ResponderEliminarhttp://miseriasliterarias.blogspot.com/
Quizá nos fuera haciendo falta algo así.
He visitado la página de la "Fiera", he leído la crítica que hacen del libro "Los aires dífíciles" escrito por Almudena Grandes, he percibido que es como dice JM Lama un libelo malintencionado, ese repertorio de pequeños errores no puede empañar una buena prosa, son lo que se suele llamar "marisabidillos". Que pena da que personas con cierta formación pierdan el tiempo en esas cosas ridículas.
ResponderEliminarTenéis razón los detractores de la Fiera. Estimo y creo que:
ResponderEliminar"Me lavé mis sendas manos", frase del insigne Don Javier Marías, hijo del otro Marías, es Gran Literatura, y un experimento genial. Nada de pequeños fallos que no mancillan una buena literatura, cobardes. Hay que ir más allá. A partir de ahora, "sendas" significará "dos". Y lo recogerá la ACADEMIA en su próxima edición. ¡Dinamitemos la puta Lengua Española! ¡Viva la Lengua Lamedora!
Me encanta La Fiera Literaria, ya era hora de que alguien señalara los múltiples errores e incongruencias que cometen los "veinte escritores" de este país.
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