domingo, 29 de enero de 2006

Epicentro



Últimamente pasa de todo en Zafra: temblores, crímenes, accidentes... El domingo, día 22, un terremoto leve, 4.4 de magnitud, se sintió en todo el sur de Extremadura. El centro del seismo fue Feria, a catorce kilómetros de aquí. El miércoles día 25 unos descerebrados mataron de un tiro al dueño de una tienda de electrodomésticos a seiscientos metros de casa. Le robaron 500 euros y al decirles que no tenía más dinero le abrieron el pecho de un disparo. Dos días después, un avión F-5 del Ejército del Aire se estrelló en la finca “Los Corzos”, de Burguillos del Cerro, a escasos veinte kilómetros de Zafra, y murieron sus dos ocupantes.

De vez en cuando, las desgracias irrumpen en la vida cotidiana de una pequeña ciudad y la gente se mira a los ojos con una extraña fijeza, sorprendida de tanto suceso.

Hoy también hay sorpresa, pero gozosa: nieva en mi azotea.
[Epicentro. Angela Aguiar (Brasil). Técnica mixta sobre madera]

El banquero de los pobres


Acabo de volver de Sevilla, donde he asistido al III Congreso Internacional de Creatividad: Innovación en la Sociedad y en la Empresa. El enfoque del encuentro me ha defraudado, porque en el ánimo de los organizadores estaba casi exclusivamente la concepción de la creatividad como un contenido educativo, como una didáctica —siguiendo las ideas, por otro lado muy interesantes, del pedagogo valenciano Ricardo Marín Ibáñez (1922-1999)—, y no como una manera distinta de afrontar y actuar en todos los procesos humanos. Si acaso dos satisfacciones ha ofrecido el Congreso para quienes, como yo, no compartiamos esa reducción de la creatividad a mera técnica educativa: la primera, la concesión del premio internacional de creatividad al Gabinete de Iniciativa Joven, instrumento de generalización de la “sociedad de la imaginación” que impulsa la Junta de Extremadura; y la segunda, la conferencia inaugural que impartió Muhammad Yunus, fundador del “banco de los pobres”.


Doctor en Economía, Yunus (1940) comenzó en 1976 y en su país natal, Bangladesh —uno de los más densos demográficamente, pobres y corruptos del mundo—, una experiencia de microcréditos para mujeres sin recursos. Conoció a una artesana del bambú y quedó sorprendido por la calidad de sus trabajos, por su enorme esfuezo personal y por el poco rendimiento económico que obtenía, ya que se veía obligada a aceptar el precio que le pagaba su cliente preferencial: un prestamista que le facilitaba el dinero para mantener su trabajo cobrándole intereses desmesurados. Yunus intentó conseguir para la mujer préstamos en los bancos locales que rompieran ese monopolio crediticio del usurero, pero —como él mismo dice— los bancos sólo prestan dinero a quien ya lo tiene o a quien demuestra que puede devolverlo, no a los pobres. El fracaso de sus gestiones le decidió a ser él mismo quien prestara a esa mujer el equivalente a unos 30 euros. La devolución del préstamo le animó a hacer lo mismo con otras 42 mujeres y en 1983 creó el Banco Grameen que ya ha prestado más de dos mil millones de euros en pequeños créditos a unos tres millones y medio de pobres, mujeres en un 90%. Más de mil sucursales en todo el mundo, miles de réplicas y decenas de premios y reconocimientos internacionales (Premio Internacional de UNESCO-Simón Bolívar, Premio Mundial de la Alimentación, Premio Príncipe de Asturias a la Concordia) han convertido a esta organización en una de las principales iniciativas solidarias del mundo. Noventa y siete de cada cien créditos de Grameen son devueltos. Tal éxito se ha conseguido con mucha creatividad: los préstamos se devuelven en plazos semanales, se conceden a grupos de al menos cinco personas —que actúan como grupo de presión para potenciales impagos—, se cobran casa por casa...

Muhammad Yunus dice que los problemas no se resuelven a vista de pájaro sino a vista de gusano, de cerca, a ras de suelo. Creo que es la única persona en el mundo que ha sido propuesta al Premio Nobel de Economía pero también sería, con los mismos méritos, Premio Nobel de la Paz. Un tipo magnífico.

miércoles, 25 de enero de 2006

Una buena historia local


Ayer presenté el libro La otra mitad de la historia que nos contaron: Fuente de Cantos, República y Guerra, 1931-1939, de Cayetano Ibarra Barroso, editado por la Diputación de Badajoz y que obtuvo el premio “Arturo Barea” de Investigación histórica 2004 otorgado por esa institución. El acto se celebró -con asistencia de unas trescientas personas- en Fuente de Cantos, en el mismo escenario urbano donde transcurre la historia que narra. El autor es poeta, dibujante, estudioso del flamenco, cronista de la historia de su pueblo durante los siglos XIX y XX y, además de esta variopinta dedicación intelectual y artística, ha ejercido una notable actividad pública como alcalde de Fuente de Cantos, diputado provincial y, actualmente, coordinador del proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica de la Junta de Extremadura.
Es injusto que Fuente de Cantos se conozca más en la historiografía de la guerra civil en Extremadura por las doce personas asesinadas en el descontrol popular de los sucesos de la quema de la iglesia parroquial el 19 de julio de 1936 que por las 377 personas asesinadas por los militares en la sistemática represión siguiente. El valor principal del libro es que contribuye a poner las cosas en su sitio, y restituye la identidad y dignidad de todas las víctimas.
La otra mitad de la historia que nos contaron es un libro apasionado porque estos empeños de recuperación de la historia oculta de cualquier localidad extremeña durante la guerra civil adquieren caracteres casi épicos y toda épica es apasionada. Pero la pasión —que por otro lado pone el autor en todo lo que hace— no empece el detalle con que se aborda la obra, de más de seiscientas páginas y con unos numerosos apéndices y cuadros de datos que completan la historia principal. Aunque en varios apartados el torrente del relato quizá se desborde y, en general, se advierta algún desaseo en la escritura, La otra mitad de la historia que nos contaron es un buen ejercicio de historia oral asentado al tiempo en un notable acopio de documentos escritos y fotografías. Una digna muestra, en fin, de esa historia local imprescindible para rehacer la síntesis de la II República y la Guerra Civil de 1936.

domingo, 22 de enero de 2006

Breve elogio de la política


P de “política”, pero también de “príncipe”, su reverso.

Si hay algo por lo que me siento antiguo —sólo por eso— es por mi vieja creencia en la política. Cada vez me rodean más escépticos. El poder siempre logra que la gente, de no creer en él, descrea también de la manera de quitar de en medio a quien lo ejerce. Y esa manera se llama política. Al menos, esa es la única no violenta que conozco. La argucia es conocida: despreocupaos de la política, que ya me encargo yo. Lo dijo Franco: haced como yo, que no me meto en política.
Caen como chinches, como incautos ante los trileros en día de feria. Y se despreocupan. En vez de dedicarse a lo público se dedican a lo privado, que es la mejor manera de que otros conviertan en privado lo público. Hay muchos que lo hacen a gusto. Todos los que dicen “yo soy apolítico” son de derechas; pero también hay mucho ecologista, izquierdista de boquilla y porroanarco que dice que la política es una mierda, como si pudiese generalizarse a toda la ferretería la corrupción de los ferreteros.

Quizás no sea yo el antiguo. Quizás lo sean quienes “pasan”. Lo antiguo es la dictadura, el imperio, la satrapía y la nación. Interesarnos por lo que nos rodea, eso es lo moderno.

(Como anuncio de mamá natura, acababa esta nota y el suelo se ha movido en Zafra [5.28 pm]. Un pequeño terremoto, no como el que habría si todos fuéramos un poco más políticos. No somos nadie).

sábado, 21 de enero de 2006

Tierno


Días antes había preguntado a algún señor con transistor en la Plaza de la Villa cómo iba el asunto. Yo vivía entonces en la calle del Príncipe, y bajé hasta la puerta del Ayuntamiento, donde se congregaban —inquietos— los más adeptos. Después de conocer el coloquial parte médico no supe qué hacer allí y me fui a beber cerveza a mi barrio, a la cervecería Alemana, en la plaza de Santa Ana. Como siempre salía solo, siempre iba con un libro. Y escribía en ellos al mismo tiempo que los leía; costumbre que aún conservo. De entonces data un dicho: nos morimos todos igual pero no iguales. Once años antes había muerto Franco y yo con 14 —en medio de un examen de Física de 6º— despertaba a mi padre porque me parecía que aquello era grave. La gente lloró mucho pero también descorchó mucho champán —luego lo supe. Con Tierno Galván, sólo lloró. Después dijeron que no nació en Soria, que no vivió en Valdevellano de Tera, que nunca fue perseguido por los vencedores de la guerra... (lo dijo César Alonso de los Ríos, otro pío pío). Pero, más allá de alguna duda, fue un tipo magnífico, un intelectual brillante y un alcalde que logró lo máximo: personificar la ciudad que preside; ser su símbolo.
Dos días después —el 21 de enero de 1986— bajé hacia Cibeles desde Maudes y Cuatro Caminos con mis compañeros de trabajo, mis amigas y amigos. Nunca he ido a un entierro con tanta devoción. Delante del Palacio de Correos pasó la carroza negra y pasaron los caballos, también negros. Y pasó Tierno. Como dijo el maestro Lázaro —por cierto, su compañero en la prehistoria política de la Asociación Funcionalista Europea— no hubo nadie que le excediera en buena crianza y urbanidad.

miércoles, 18 de enero de 2006

Goytisolo y Valente


Una gripe persistente me tiene recluido en casa desde hace días. Ni siquiera para leer tiene uno ganas; si acaso, para la sugerencia y la ensoñación. Por ejemplo, el reciente artículo de Juan Goytisolo en Babelia sobre José Ángel Valente, que me recuerda dos paseos por Zafra.

El primero fue hace diez años, el 9 de mayo de 1996. El poeta retrasaba su partida, interesado por conocer la ciudad, tras una memorable intervención el día anterior en el Seminario Humanístico de Zafra. Creo que nada más que Luciano Feria y yo hicimos de cicerones. Descubrir a un afectuosísimo y cercano Valente fue el cierre cabal —paradójico según quién— a su poesía elevada y a su compromiso intelectual con lo generado en los márgenes.

El segundo paseo fue el 5 de septiembre del año pasado, casi una década después. Mi hermano Miguel Ángel me avisaba desde Cáceres de su viaje a Zafra con Juan Goytisolo. Durante un par de horas recorrimos, apresurados, las calles zafrenses. Le hablé de ese otro paseo con Valente y me dijo: era uno de mis mejores amigos y uno de los mejores poetas del siglo XX, junto al último Juan Ramón y a Luis Cernuda.

Goytisolo, en su aproximación de Babelia, dice del autor de los ensayos de La experiencia abisal que los términos comunes a quienes se refiere en los textos son exilio, extrañamiento, ortodoxia, represión..., casi los mismos —añado yo— que a él le interesan. No es extraño, pues, que en Zafra hayamos citado un poema de Valente (“Serán ceniza...”) para iniciar y fundamentar el proceso de recuperación de la memoria republicana (abril de 2000; septiembre 2003). Tampoco es extraño que Juan Goytisolo, paseando por Zafra, quisiera fotografiarse junto a la bandera republicana que colgaba de una ventana de la calle Jerez.

(Por cierto, la fotografía —inédita— es de Miguel Ángel)

martes, 10 de enero de 2006

Lectura de El País


Lo leo a diario desde abril de 1976. Unas veces es irritante y otras, soberbio. Casi siempre sorprende, aunque buena parte de sus valores los adquiere por comparación.

Página 6: Si Wojtyla muere, aquella década habría sido otra y nuestro mundo no sería éste. Hoy serían más los que nos hablarían de los éxitos del "socialismo real" y la "democracia avanzada". Serían más los que difamarían a los demócratas y liberales anticomunistas como fascistas, cuando los que han pactado siempre con los nazis, los han emulado, acompañado y superado en el crimen son ellos, los que lamentan que Agca errara y creen de vuelta la hora del laboratorio social, de la coacción redentora, en Cataluña o Bolivia. Los comunistas tendrían las cuentas saneadas. Ceaucescu le regalaría más relojes a Carrillo. No escandalizaría la indecencia de este anciano al despreciar a decenas de miles de rumanos torturados y asesinados por su "amigo íntimo", según él un amable gobernante al que los rumanos hoy elegirían en las urnas. En fin, si Agca no falla, serían aun mayor legión quienes pretenden con Carrillo haber tenido razón con ideas que sembraron de millones de muertos Europa y el mundo entero. (Hermann Tertsch “Agca por Sofía o el valor de una bala”). Desternillante Tertsch; se va a hacer daño de tanto esfuerzo. Para un artículo que va sobre la excarcelación de Agca no se puede pedir más. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Bollullos del Condado: Cataluña, Bolivia y Carrillo.
Página 9: “El aliado ideológico de Evo Morales”, titular del pie de foto en el que se ve al electo presidente de Bolivia con el jefe del Estado chino, Hu Jintao. Otra vez Bolivia. El País sigue enseñando la patita por los intereses bolivianos del grupo Prisa.
Página 13: “Escala del tiempo perdido”. Magnífico y temible artículo de Félix de Azúa.
Página 17: Hay que pasar sin vacilación al ataque, porque la forma más segura de perder una guerra es darla por perdida. Alejo Vidal Cuadra, al criticar la que considera actitud pasiva de su partido, el PP, ante el proyecto de estatuto de Cataluña. Este también se va a hacer daño de tanto esfuerzo.
Página 20: Ninguna magnitud de una partícula elemental permanece igual a sí misma después de haber sido sometida a nuestros instrumentos de medida, dice Miguel Ángel Aguilar en “El Estatut indeterminado” y continúa: ...en el ámbito de la información periodística sólo los hechos sometidos a un proceso de difusión suficiente pasan a ser considerados hechos periodísticos. Sí, Aguilar también arranca desde lejos.
Página 30: "Un estudio con fumadores muestra que el chocolate negro mejora la función circulatoria". En el primer artículo que escribí en mi vida (y no publiqué) decía que este tipo de noticias se generan con cadencia prevista para elevar o reducir los excedentes de determinados productos alimentarios. Dentro de unos años se descubrirá lo contrario.
Página 33: La criada evoca una escena en la que Jesús devalúa el trabajo de Marta, una mujer en similar posición a la suya. Es una representación subversiva que introduce una dimensión humana a un importante texto bíblico. Velázquez es un crítico bíblico. Saca a la luz el trasfondo y las realidades ocultas en los Evangelios para establecer una relación con el contexto contemporáneo. En su tiempo fue una acción totalmente novedosa e imaginativa, dice el catedrático británico Philip Esler acerca del lienzo "Cristo en casa de Marta y María", de Velázquez. Siglos después el artista sigue dialogando, a través de sus "textos", con los "lectores".
Página 34: Los poetas son mala gente: Álvaro Pombo calentando el ambiente para su conferencia en la Juan March.
Crucigrama seis vertical, cinco letras: Tras diez años de odisea, por fin regresó allí Ulises.

domingo, 8 de enero de 2006

Eróstrato, incendiario


Vuelvo a Marcel Schwob gracias —y así siempre— a Heráclito. Me obsesiona su Eróstrato, incendiario, de ese libro que deslumbró a Borges y —supongo— a Sartre y a Pessoa: Vidas imaginarias (1896). Desde hace veinte años soy incapaz de dejar de leer cada cierto tiempo ese relato, cuyo argumento ya reveló Estrabón:

Eróstrato entró de noche en el templo de Artemisa en Éfeso, donde estaba depositado, junto a otras riquezas, el manuscrito de Heráclito, el filósofo del fuego. Había sido rechazado como sacerdote del templo, y juró apartar el velo que cubría la piedra negra, cónica y brillante que representaba a Artemisa. Quizá fuera en venganza o, como recuerda el complejo al que dio nombre, por afán de notoriedad.

Hundió sus dedos entre las alhajas vírgenes. Pero no sacó más que el rollo de papiro donde Heráclito había inscrito sus versos. Al fulgor de la lámpara sagrada los leyó y se enteró de todo. En seguida gritó: “¡Fuego, fuego!”.

El templo fue destruido por las llamas y se perdieron las palabras del filósofo, hoy sólo fragmentos. Era el sexto día del mes hecatombeón —nuestro 21 de julio— del año 356 a. C. Esa misma noche nació Alejandro Magno.

Las ciudades de Jonia prohibieron pronunciar, siquiera, el nombre de Eróstrato, pero el rumor lo ha traído hasta nosotros. Consiguió la celebridad gracias a Estrabón, a Schwob, a Pessoa, a Sartre, a Borges... y a Cervantes, que lo cita en El Quijote:

También viene con esto lo que cuentan de aquel pastor, que puso fuego y abrasó el templo famoso de Diana, contado por una de las siete maravillas del mundo, solo porque quedase vivo su nombre en los siglos venideros; y aunque se mandó que nadie le nombrase ni hiciese por palabra o por escrito mención de su nombre, porque no consiguiese el fin de su deseo, todavía se supo que se llamaba Eróstrato.
Y el incendiario acabó venciendo.
Los nombres de los criminales, si no los susurra la gente, los pregonan los escritores, que dan y quitan celebridad... antiguamente.

viernes, 6 de enero de 2006

Reyes para uno de 45


Hay una frase estúpida que circula por ahí y que unos atribuyen a Churchill, otros a Machado (Antonio, que a Manuel le pilló en Burgos), a Malraux, a Maurois, a Sartre o a Brant:

Quien no es comunista a los veinte no tiene corazón y quien sigue siéndolo a los cuarenta (o sesenta, porque no se ponen de acuerdo) no tiene cabeza.

Durante años mi recolecta en Epifanía fue parca, pero a la vista de los regalos que en éste me han dejado los generosos reyes planteo una variante ripiosa a ese dicho:
Quien no es comunista a los veinte no tiene corazón
y quien no es consumista a los cuarenta no tiene televisión.

- PDA con teléfono móvil Woxter i-Pocket 200
- Almohada cervical Tempur de material viscoelástico
- Vaporizador de agua de colonia Álvarez Gómez
- La guerra civil en la frontera, de Pio Baroja
- Historia de las dos Españas, de Santos Juliá
- Varios CD de música clásica

Aunque ese final de colonia, libros y música se asemeja a lo acostumbrado, el resto es ya para mí una exageración. Aunque, eso sí, la agradezco.

jueves, 5 de enero de 2006

El jersey


En las entrevistas oficiales los occidentales ya casi no reparamos en las túnicas de algunos embajadores africanos, en el sari de las hindúes, en las telas árabes o en los kimonos japoneses. El protocolo no se incomoda ante estas expresiones de lejano tipismo y permite su exhibición en los palacios europeos.

Pero el jersey es distinto. El jersey sorprende no por extraño, sino por doméstico. Es la intromisión de lo cotidiano en lo aúlico. Así no parece que recibamos a alguien importante venido de allende los mares; así parece que un campesino vestido de domingo nos está pisando la moqueta.

¡Bien por Evo Morales, que ha empezado sacando los colores a tanta corbata por venir a España vestido de él mismo!

[...]

Así estaba yo en la cocina de mi casa, improvisando un discursito apañado sobre el derecho a la diferencia y la necesidad de saltarse a veces tanta formalidad, cuando el imberbe de mi hijo me ha dejado sin habla: “Pues entonces ya podías dejar de refunfuñar porque yo siempre use sólo zapatillas deportivas”.

Glup.

martes, 3 de enero de 2006

No hazañero, sino hazañoso



Hacen muy de los hacendados los que menos tienen para qué. Todo lo hacen misterio, con mayor frialdad: camaleones del aplauso, dando a todos hartazgos de risa. Siempre fue enfadosa la vanidad, aquí reída: andan mendigando hazañas las hormiguillas del honor. Afecte menos sus mayores eminencias. Conténtese con hacer, y deje para otros el decir. Dé las hazañas, no las venda; ni se han de alquilar plumas de oro para que escriban lodo, con asco de la cordura. Aspire antes a ser heroico que a sólo parecerlo.
Oráculo manual y arte de prudencia, Baltasar Gracián

lunes, 2 de enero de 2006

Manos dibujando


Mi ex libris es una reproducción de la litografía Manos dibujando de Maurits Cornelius Escher. Descubrí a finales de los años ochenta al artista holandés gracias al científico norteamericano Douglas R. Hofstadter, autor de uno de los libros más sorprendentes que he leído, Godel, Escher, Bach: un eterno y grácil bucle. Hofstadter, profesor de ciencias cognitivas de la Universidad de Indiana, escribió este extraño texto jugando con las similitudes entre las obras de un matemático (Godel), un músico (Bach) y un dibujante (Echer), y apoyándose en los diálogos de Aquiles, Zenón y la tortuga escritos por Lewis Carroll. El infinito, el bucle, la autorreferencia, el espejo, la reiteración, la paradoja, el isomorfismo y los palíndromos se entrelazan en un libro difícil y fascinante que es todo un tratado sobre la inteligencia, pero que también sirve para explicar fenómenos literarios como la metapoesía o ciertos cuentos de Borges.

Manos dibujando resume en una imagen el contenido del libro de Hofstadter, siempre que se tenga en cuenta que además de las dos manos dibujadas y dibujantes existe una tercera mano, también dibujante pero no dibujada: la de Escher o la del escritor que habla de la escritura.

Casualidades


El historiador está tan atento a descubrir causalidades que a veces no repara en las casualidades. Tampoco está bien visto. El estatuto científico, poco a poco conseguido tras tanto positivista, parece que se resiente si hacemos caso de coincidencias. Pero a mí me divierte encontrarlas. Ahí va una de las más sorprendentes y estremecedoras:

Hay los mismos días desde el 20 de noviembre de 1975 al 23 de febrero de 1981 que desde el 14 de abril de 1931 al 17 de julio de 1936. El día del golpe de Estado de Tejero había transcurrido, desde la muerte de Franco, el mismo período de tiempo que duró la II República sin guerra. Cuesta trabajo pensar que quienes planean el secuestro del gobierno y de los diputados en el palacio de la Carrera de San Jerónimo fueran conscientes que ese día se batía el record de democracia (o de ausencia de dictadura) en paz, pero hay que reconocer que la coincidencia se las trae.

El asunto pasa a ser más propio de la Cábala si reparamos en que el anterior período de democracia y libertades plenas, inaugurado el 30 de septiembre de 1868 con el destronamiento de Isabel II, acaba 5 años, 3 meses y ¡4 días! después, en la madrugada del 3 de enero de 1874 con la expulsión de los diputados del Palacio de Congresos por orden de Manuel Pavía.

Alguno ha aventurado que —más que una casualidad— esos 5 años, 3 meses y 3-4 días de cadencia en esos tres períodos históricos, tienen un sentido y marcan el tiempo de aguante de nuestros espadones antes de cargarse las libertades. Quizá en la elección de la fecha del 17 de julio de 1936 pesara el precedente de Pavía y quizá también Tejero y los suyos pensaran que si Franco había saltado a los 5 años, 3 meses y 3 días, ellos no podían permitirse aguantar más tiempo.

Puede ser una casualidad, pero tal y como está la peña (la de antes, la de ahora y la de siempre) no me extrañaría ni mijita que la elección de las fechas de los golpes tuviera esa oculta razón.