En las entrevistas oficiales los occidentales ya casi no reparamos en las túnicas de algunos embajadores africanos, en el sari de las hindúes, en las telas árabes o en los kimonos japoneses. El protocolo no se incomoda ante estas expresiones de lejano tipismo y permite su exhibición en los palacios europeos.
Pero el jersey es distinto. El jersey sorprende no por extraño, sino por doméstico. Es la intromisión de lo cotidiano en lo aúlico. Así no parece que recibamos a alguien importante venido de allende los mares; así parece que un campesino vestido de domingo nos está pisando la moqueta.
¡Bien por Evo Morales, que ha empezado sacando los colores a tanta corbata por venir a España vestido de él mismo!
[...]
Así estaba yo en la cocina de mi casa, improvisando un discursito apañado sobre el derecho a la diferencia y la necesidad de saltarse a veces tanta formalidad, cuando el imberbe de mi hijo me ha dejado sin habla: “Pues entonces ya podías dejar de refunfuñar porque yo siempre use sólo zapatillas deportivas”.
Glup.
Pero el jersey es distinto. El jersey sorprende no por extraño, sino por doméstico. Es la intromisión de lo cotidiano en lo aúlico. Así no parece que recibamos a alguien importante venido de allende los mares; así parece que un campesino vestido de domingo nos está pisando la moqueta.
¡Bien por Evo Morales, que ha empezado sacando los colores a tanta corbata por venir a España vestido de él mismo!
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Así estaba yo en la cocina de mi casa, improvisando un discursito apañado sobre el derecho a la diferencia y la necesidad de saltarse a veces tanta formalidad, cuando el imberbe de mi hijo me ha dejado sin habla: “Pues entonces ya podías dejar de refunfuñar porque yo siempre use sólo zapatillas deportivas”.
Glup.
Y, pregunto yo sin retórica alguna sino con una profunda ignorancia, ¿no será ese jersey, dentro del vestuario tradicional indio boliviano, una prenda adecuada para una ocasión importante?
ResponderEliminarPorque si fuese así, creo que su hijo no podría arrimarse a la sombra de la diferencia cultural.
Un saludo.
Comparto plenamente lo comentado sobre el jersey. Enhorabuena. En Cochabamba, suele utilizarse como una prenda importante pues hay una larga tradición artesanal en su elaboración.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo. Evo es coherente ¿O va a venir con la chaqueta y el loden?
ResponderEliminarLucrecia
Joder con los niños, amigo. Y qué lección la de Evo. Sólo por eso...
ResponderEliminarSí, Álvaro, hay que tener cuidado con los niños porque se nos suben a las barbas. Y en cuanto a lo de Evo, salvo alguna precipitación (torpe precipitación) en hacerse la foto con Fidel y los desafortunados comentarios sobre lo que es o no es terrorismo, creo que es un tipo honesto que dice cosas muy sensatas: como que no se pasen robando las empresas que operan en Bolivia.
ResponderEliminarMe cae simpático el electo presidente indígena Evo Morales y me deleito con la metáfora de su jersey 'sacándole los colores' a la corbata oficial. Esas bandas multicolores son como un arcoiris 'naïf', una bandera de la ingenuidad más genuina, anterior a toda sofisticación. A quie debería sacarle los colores es a ese periodista de la Cope que quiso ridiculizarlo, haciéndose pasar por el presidente del Gobierno Español. Él, el suplantador, sí que hizo el indio, que no Evo Morales, a pesar de ser éste un genuino aimara.
ResponderEliminarDejando las modas a un lado, ojalá que Bolivia y su nuevo gobierno no sea un atraso para nosotros, sus vecinos, ya que en Perú se ha levantado una oleada más romántica que inteligente en torno a lo que sería un gobierno "etno"; y no porque sea malo sino, porque nuestro candidato seudo "etno" (elecciones ad portas) no tiene ni pies ni cabeza ni menos plan de gobierno pero sí va segundo en las encuestas. Una resaca de la ola Evo. Como dicen por acá los creyentes: dios nos coja confesados.
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