miércoles, 15 de febrero de 2006

Elecciones

Recuerda hoy el maestro Fontana que entre 1836 y 1931 se celebraron en España cerca de 50 elecciones generales que ganó siempre el gobierno que las convocaba. A partir de ese año sólo se ha roto la pauta -y ha perdido el gobierno unas elecciones generales- en cinco ocasiones:
- La primera, en noviembre de 1933. Gobernaba la izquierda y ganó la derecha. No pasó nada.
- La segunda, en febrero de 1936. Gobernaba la derecha y ganó la izquierda. Golpe de Estado y guerra civil.
- La tercera, en octubre de 1982. Gobernaba la derecha y ganó la izquierda. No pasó nada, quizá porque ya había pasado (23 F).
- La cuarta, en marzo de 1996. Gobernaba la izquierda y ganó la derecha. No pasó nada.
- La quinta, en marzo de 2004. Gobernaba la derecha y ganó la izquierda.
Desde entonces los hay (¡ay!) con ganas de que pasen cosas.

3 comentarios:

  1. La verdad es terca y nuestra derecha, ay, una pena. Como siempre, un oportuno comentario.

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  2. En el diario El País de 20-02-06, aparece en cartas al director una corrección al artículo de Josep Fontana. Adjunto el literal de la carta.

    Las elecciones de 1933


    Francisco Sánchez Pérez - Madrid

    EL PAÍS - Opinión - 20-02-2006
    El profesor Josep Fontana, en su artículo aparecido en EL PAÍS del miércoles 15 de febrero de 2006 en su página 13 (Opinión), comete un lapsus que es muy repetido fuera y dentro del gremio de historiadores.

    A saber, que en las elecciones de noviembre-diciembre de 1933 se produjo "la primera ocasión en que se rompió esta regla [que el Gobierno que convocaba las elecciones más o menos las ganaba] y en que los ciudadanos derribaron un Gobierno con sus votos". Esto se debe a la identificación del primer bienio republicano 1931-1933 con la política de Azaña y su colaboración con el PSOE. Como el resultado de las elecciones de 1933 supuso un giro a la derecha, se da por hecho la derrota gubernamental.

    En realidad, esto no fue así y conviene aclararlo. Los dos Gobiernos sobre los que pivotó la convocatoria, y por tanto la "organización" de las elecciones, fueron básicamente del Partido Radical, situado en lo que podríamos llamar centro-derecha. Primero el de Lerroux de septiembre-octubre de 1933 y después el de Martínez Barrio de octubre-noviembre. Aunque el partido que más diputados obtuvo en esas elecciones resultó ser la CEDA, fue en buena medida por sus alianzas al efecto con los radicales, principales beneficiarios de los comicios. Para entender esto y hasta qué punto el Gobierno no pierde las elecciones, creo suficiente el dato de que el Gobierno de Lerroux que sale de ellas (diciembre de 1933) tenía seis ministros del Gobierno de Martínez Barrio anterior (incluido éste) y tres más del Gabinete de Lerroux que le había precedido en octubre. Es decir, un total de nueve ministros de los dos Gabinetes inmediatamente anteriores a las elecciones (de un total de 13). Yo a eso no lo llamaría "derribar" electoralmente a un Gobierno, sino a un nuevo éxito electoral siguiendo las pautas marcadas desde 1836.

    El hito histórico que rompe esa tradición en España hay que reservárselo, por tanto, a febrero de 1936. Como bien afirma el profesor Fontana, al general Franco y sus colegas, como buenos tradicionalistas, no les gustó esa novedad.

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  3. No sé qué dirá Fontana en su casi segura réplica, pero yo reconozco el error. No reparé en él cuando trasladé la argumentación que, hasta 1936, corresponde al artículo del historiador catalán. En cualquier caso, con ser grave el fallo, poco afecta al meollo de la cuestión: los problemas que aparecen cuando la derecha pierde las elecciones.

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