LA CASA DE MI MADRE
A mi hermano Miguel Ángel
recorro las estancias de esta casa,
donde mi gente dejó parte de su historia:
en esta habitación murió mi abuelo
una Nochebuena de mil novecientos cincuenta y ocho;
la tía María, prostituta en Sevilla, acabó en esa otra
con un monedero de plata entre las manos.
Aquí, en el suelo, frente a la primera estantería de
nuestros libros,
mi padre halló la muerte, al erguirse de la cama,
presintiéndola.
Y allí, tras una puerta, una escalera renqueante
sube al cielo de todas las azoteas,
donde se agitan las sábanas o sudarios de tantas
generaciones.
Nadie ha nacido en esta casa sólo hecha de óbitos:
es una estación término, una biografía de viejos
donde mi madre musita el capítulo final
como una diosa rota desde su pedestal con ruedas.
La casa de mi madre es como la línea de la muerte de mi
mano,
que un día en Madrid me leyera Paco el brujo.
Es el rastro de mi vida, mi camino de vuelta
josemarialama
1/2 de agosto de 2014
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Emocionante!
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