El otro día, durante la sobremesa de una comida de amigos, hablábamos de los ataques de los medios de comunicación a las redes sociales. Las televisiones, las radios y los periódicos de papel están aprovechando el asesinato de Marta del Castillo en Sevilla para colocar bajo sospecha a Tuenti, Facebook, MySpace…
Los argumentos serían cándidos si no fueran malintencionados: “hay que proteger a nuestros jóvenes de las relaciones peligrosas”, “las redes sociales son nocivas porque hay mucho enmascarado”, “las redes se quedan con los datos personales”, “las fotos personales pueden ser utilizadas por cualquiera para fines malévolos”, etc.
En el fondo estamos ante la sempiterna desconfianza de lo antiguo hacia lo nuevo, de lo convencional frente a lo emergente. Las redes sociales son, como cualquier otra fórmula de comunicación, buenas o malas según el uso que se les de. Como el teléfono, la correspondencia postal o la mensajería mediante palomas. Cargar la mano sobre Tuenti o Facebook por el terrible suceso de Sevilla es como pretender echarle la culpa a los teléfonos móviles del espionaje y la red de corrupción de Madrid.
Los medios de comunicación convencionales están demostrando sólo neofobia en toda esta polvareda. Neofobia... y vértigo por la creciente pérdida de mercado.
Por cierto, hace un mes —aprovechando la baja— abrí una cuenta en Facebook.
Pues sí. Coincido en que bajo el desprestigio a las redes sociales se esconde el temor a lo ignorado. Todo está en saber usar cada cosa en su justa medida y en saber qué quieres decir y a quién se lo quieres decir.
ResponderEliminarLa verdad es que te permite estar cerca y al tanto de mucha gente que, de otra manera, te acordarías menos. Sólo por eso, ya merece la pena.
Yo, gracias al Facebook, me entero de más cosas de mi gente de las que me enteraría en la vida real. Porque están muchos en el quinto pimiento.
ResponderEliminarEsto es lo mismo que cuando se habla de los males de Internet, en general: de los chats, de los foros de debate, de...
Yo siempre lo he dicho: aquí hay lo mismo que en la vida real. Y esto también es vida real.
Estoy contigo en tus acertados comentarios. Somos libres de buscar amigos o ideas en Facebook, en la plaza Chica o de cañas en "Las Palomas". Las buenas o malas compañías fueron, son y serán.
ResponderEliminarLas "voces sin voz" o las "palabras sin alma" siempre están a nuestro alrededor.
Entrar en Facebook es una manera más de "explorar el abismo".
Todos hemos oído casos en estas redes sociales, protagonizados por mayores, que son para sentir vergüenza ajena o descojonarse de risa, según te pille el cuerpo. Pero estoy de acuerdo contigo, seguro que a los ejemplares a que me refiero también se las dan con queso en el bar, en el trabajo... Pero, con los menores debería ser otra cosa. Aunque, pensándolo bien, para qué. Total, en este país legislamos todo lo legislable en protección de menores para acabar incumpliéndolo. Prohibimos la venta de tabaco a menores para acabar dejándolos fumar en todos lados. Prohibimos beber alcohol a los menores, pero miramos para otro lado cuando beben e, incluso, se lo vendemos... Está claro que el peligro no es el medio, sino nuestra aquiescencia y comodidad. Eso sí, cuando nos toca en nuestra sangre somos especialistas en señalar culpables: la policía que no vigila, los políticos que no controlan, los maestros que no enseñan... los responsables de las redes que los dejan entrar. Viene esto a cuento por las palabras que he tenido que escuchar recientemente a una madre acerca de las andanzas de su hijo en "tuenti". Paciencia.
ResponderEliminarMe parece muy acertada la reflexión, y muy necesaria en un cambio en las formas de entenderse como está ocurriendo, que escapan a controles de los poderes, incluido el económico.
ResponderEliminarBien!!
Me parece magnífico que cada uno se contacte o se conecte con quien quiera y donde le agrade, cosa que entrañará el riesgo que lleva implícita la vida misma. Lo que no creo que hay que confundir es la "amistad" aquella verdadera, alimentada con encuentros, "cafecitos", compañía y piel, con las "relaciones" virtuales que, llevadas al extremo nos "digitalizan" nos "deshumanizan" y nos pone mas aislados de lo que ya estamos. No creo que el "riesgo" sean los "encuentros" sino justamente los "desencuentros".
ResponderEliminarCariños.
"Hoy les quiero contar un caso que me parece curioso: como una propuesta nacida en Cáceres de un personaje anónimo llega a ocupar una página entera del periódico más prestigioso de Portugal. Se trata de la petición de que la Medalla de Extremadura se le otorgue al pueblo portugués de Barrancos. En Barrancos, durante la Guerra Civil, cerca de 1.500 extremeños fueron salvados del fusilamiento por la solidaridad de los barranqueños y el empeño de un teniente llamado Seixas que pagó el gesto con la degradación y la cárcel. Esta historia aparece en España por primera vez en el libro «La columna de la muerte» del historiador de Villafranca Francisco Espinosa. Al leerla, visité Barrancos y publiqué un reportaje sobre los campos de concentración y salvación de Seixas en un suplemento dominical español. A continuación, la Asociación Cultural Morrimer de Llerena empezó a preparar un documental sobre la cuestión y la historiadora portuguesa Dulce Simoes publicó en portugués un libro sobre el tema que acaba de ser editado por la Editora Regional. Hace un par de meses, el documental de Morrimer se presentó en Cáceres. En el debate que siguió a la proyección, una persona pidió la palabra y propuso que se solicitara la Medalla de Extremadura para Barrancos (no miré hacia atrás y no sé quién era). Recogí esa petición en esta columna. José María Lama creó un grupo de apoyo en Facebook. Se adhirieron a la petición los ayuntamientos de Oliva de la Frontera y Zafra. Este lunes, el diario luso Público dedicó una reportaje de una página al tema. Y la marea sigue."
ResponderEliminarAlonso de la Torre en el periódico HOY
Bueno, con la que está cayendo, eso de uno de diarios más prestigiosos de Portugal, y siendo un periódico, es ya desolador, pues suelen estar todos esos al servicio del mal, del Capital... Por tanto merde...
ResponderEliminarY eso de la medalla de Extremadura es vergonzoso darla a gente honesta, como fueron aquellos solidarios portugueses, la gente que ayudó a los exilados españoles y el militar ese... La medalla, cualquier medala del poder, y al de Extremadura particularmente, están lastradas de suciedad, alevosías, enredos, manipulaciones y despropósitos como para ser galardón de nadie hosnesto, de abajo y de la gente buena... En todo caso será una vil manipulación de gente que quiere lavar, de esta manera, el hecho de que dicha medalla se haya dado a gente soez, inadecuada, gente incluso que se la ha dado a sí mismo por la cara y por pésimas gestiones en sus labores políticas y administrativas de indudable caciquismo, en Extremadura... En fin, sé que hay personas que les priva esto de las medallas, los ringorrangos, los premios, las cosas oficiales de la administración política que nunca representa, siquiera, la mínima voluntad de los de a pie... La medalla a esa gente del pueblo portugués, que trataron admirablemente a perseguidos extremeños hasta salvarles la vida, a esos militares que pusieron todo por salvarlos, los que debemos reconocerlos y no olvidarlos somos los que somos, y esos los hemos premiado ya con todas las medallas habidas y por haber. Lo demás propaganda, publicidad pal poder en mando y su partido en la tierra de dominio, pero jamás voluntad de la gente extremeña. La medalla esa no es Extremadura ni se asoma...
Disiento y respeto.