Soy uno de los que no pudo ver, el pasado 22 de abril, la fugaz exposición de los grabados sobre “Los Desastres de la Guerra” de Goya en la Escuela de Arte de Mérida. De 10 de la mañana a 11 de la noche y un solo día. Ese fue el horario, más propio de records Guinness, provocado por la ausencia de medidas de seguridad que garantizaran una exposición más prolongada. Los grabados pertenecen a familiares del pintor Javier Fernández de Molina, profesor de la Escuela.
Una amiga, Mercedes Gómez del Barco, me ha traído un ejemplar de la carpeta con reproducciones de algunos de los grabados editada por la Escuela de Arte para conmemorar el acontecimiento. Como es 3 de mayo, el grabado número 15 (Y no hay remedio) es el que mejor evoca el bicentenario.
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