Un blog ultraderechista de Badajoz publicó días atrás un artículo, con el sosegado título de “Criminales, corruptos, canallas”, acerca de los asesinatos cometidos por las izquierdas durante la Guerra Civil en la localidad extremeña de Granja de Torrehermosa. El texto está ilustrado con la imagen del cadáver de una niña que, según se dice, “fue muerta a golpes contra la pared de su casa por los milicianos frentepopulistas”. Sin negar en ningún momento la evidencia de los crímenes, sí considero sospechosa la fotografía, que forma parte de una famosa colección de imágenes cuya falsedad fue denunciada hace 70 años por el propio jefe de propaganda de Queipo de Llano, Antonio Bahamonde.
Antonio Bahamonde y Sánchez de Castro abandonó España horrorizado por el comportamiento de los suyos y escribió desde el exilio el libro 1 año con Queipo, Memorias de un nacionalista, en el que explicaba lo que había visto en la II División, con sede en Sevilla y bajo cuyo control estuvo la provincia de Badajoz. Pues bien, en las páginas 142 y 143 de ese libro se dice lo siguiente [cito por la edición de Barcelona de 1938, aunque la obra tiene una reciente de 2005 bajo el sello de Ediciones Espuela de Plata]:
Se hace una propaganda habilísima a base de documentos fotográficos. En la División hay dos fotógrafos, los hermanos Burgos, dedicados exclusivamente a estos fines. Reproducen en todos los tamaños y posturas las personas que son víctimas de accidentes fortuitos. Sacan fotografías de los cadáveres de los fusilados. Cientos de estos han sido mutilados y quemados bárbaramente para sacar fotografías y, con todo género de detalles, exhibirlas en España y en el extranjero, diciendo que son crímenes feroces cometidos por los “rojos”. Esta propaganda ha contribuido mucho a formar en el extranjero un ambiente desfavorable a los gubernamentales, a los que presentan como criminales feroces.
El general Queipo de Llano tiene en su despacho un álbum voluminoso, con los crímenes cometidos por los “rojos”. Las fotografías de este álbum están hechas por los hermanos Burgos. Todas ellas son falsas; no hay un solo caso que haya ocurrido tal como se presenta.
En Granja de Torre-Hermosa (Badajoz), al entrar los “nacionales” después de una dura lucha encontraron, naturalmente, un cierto número de cadáveres dejados al abandonar el pueblo. Los trasladaron al cementerio y fueron bárbaramente profanados. A una mujer le abrieron el vientre; a otro cadáver le saltaron los ojos; a otro le machacaron la cabeza con una piedra; a otro le separaron los brazos y las piernas del tronco. Los hermanos Burgos, que iban con la columna, sacaron numerosas fotografías desde diferentes ángulos. Estas reproducciones han recorrido el mundo, como crímenes terribles cometidos por los “rojos” en Granja de Torre-Hermosa.