Después de muchos años viajando diariamente en autobús, me he pasado al tren.
Hasta ahora la lejanía de la estación del ferrocarril desde el centro de la ciudad desaconsejaba su uso a quienes somos peatones impenitentes. Pero la situación ha cambiado con la reciente construcción de un apeadero al paso de la vía férrea cerca del ferial. Siete minutos de paseo desde casa disfrutando del fresquito de la mañana (el único al cabo del día en estas fechas) y a las 7 estoy sentado en un tren de cercanías bastante digno. Tras 45 minutos de viaje por unas vías remozadas llego a Mérida. Y a las tres y diez lo mismo de vuelta.
No utilizaba tan frecuentemente el tren desde la época del añorado Ruta de la Plata, cuando a finales de los setenta hacía el trayecto Cáceres-Zafra-Cáceres cada dos o tres semanas. O, ya a mediados de los ochenta, cuando cogía el coche-cama desde Zafra a Madrid en la noche de algunos domingos para apurar lo más posible el fin de semana en el pueblo antes de volver al trabajo en la capital.
El tren es un magnífico vehículo para viajar. Se lee más cómodamente que en el bus, tienes espacio para sacar el portátil, se puede uno poner de pie… ¡y hasta los paisajes se contemplan en pantalla panorámica!
Hasta ahora la lejanía de la estación del ferrocarril desde el centro de la ciudad desaconsejaba su uso a quienes somos peatones impenitentes. Pero la situación ha cambiado con la reciente construcción de un apeadero al paso de la vía férrea cerca del ferial. Siete minutos de paseo desde casa disfrutando del fresquito de la mañana (el único al cabo del día en estas fechas) y a las 7 estoy sentado en un tren de cercanías bastante digno. Tras 45 minutos de viaje por unas vías remozadas llego a Mérida. Y a las tres y diez lo mismo de vuelta.
No utilizaba tan frecuentemente el tren desde la época del añorado Ruta de la Plata, cuando a finales de los setenta hacía el trayecto Cáceres-Zafra-Cáceres cada dos o tres semanas. O, ya a mediados de los ochenta, cuando cogía el coche-cama desde Zafra a Madrid en la noche de algunos domingos para apurar lo más posible el fin de semana en el pueblo antes de volver al trabajo en la capital.
El tren es un magnífico vehículo para viajar. Se lee más cómodamente que en el bus, tienes espacio para sacar el portátil, se puede uno poner de pie… ¡y hasta los paisajes se contemplan en pantalla panorámica!
La imagen es de una vieja tarjeta postal de Zafra
de hace más de cien años en la que se ve el paso
del tren por el puente de Usagre, precisamente
el mismo sitio donde ahora lo cojo.
A ver si arreglan de una vez toda la vía Mérida-Sevilla, que llevan años diciéndolo...Que si la Unión Europea, que si... Y la inversión es mínima, pues un kilómetro de ferrocarril cuesta diez veces menos que uno de carretera normal, entre otras ventajas.
ResponderEliminarDesde luego el tren es la mejor, y más digna, forma de transportarse: cómodo, seguro, agradable, rápido, si se remozan vías históricas del siglo XIX, como el trayecto Llerena-Sevilla, donde la velocidad media es de ¡¡¡32 kilómetros/hora!!!, la misma que cuando se hicieron en el XIX.
Y parte del problema es la cosa de las autonomías, que si tú, que si yo, que si Andalucía, que si Extremadura... No sé cómo está el asunto entre Jerez de los Caballeros y Huelva, pero me parece que, por Gallardo y para su beneficio, no hay problemas y se ha remozado la vía con inversión suculenta... "Pal" negocio, eso sí, "pal" negocio.
Y las gentes de la Campiña Sur seguimos tan atrasados, ferroviariamente hablando, a lo menos.
Me alegro mucho por el beneficio del apeadero en Zafra. Lo conozco. Y felicito a RENFE y los ocurrentes
del mismo. Era necesario para modernizarse y hacer que el ferrocarril sea útil en Extremadura, que no sólo el AVE salva.
De paso recordar que tengo parientes ferroviarios en Zafra, a propósito del tren.