miércoles, 30 de mayo de 2007

El anarquista galardonado


La Asociación Derecho y Democracia de Sevilla concede desde hace años el premio Plácido Fernández Viagas a quienes han destacado por su labor en defensa de las libertades públicas y los derechos fundamentales recogidos en nuestra constitución y [que] supongan una consolidación de los principios democráticos establecidos en nuestra Carta Magna.

Este año han decidido entregarle el premio a Cecilio Gordillo Giraldo, como uno de los principales impulsores de las acciones llevadas a cabo a favor de la recuperación de nuestra historia reciente y del conocimiento de la represión y las secuelas de la dictadura franquista, apoyándose en la memoria de los que lucharon por estos mismos principios con la firme convicción de luchar contra el olvido, por la defensa de su dignidad, mirando hacia un futuro de paz y respeto de los derechos humanos.

Ya he hablado aquí otra vez de Cecilio, extremeño en Andalucía, responsable del grupo de trabajo “Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía” de la Confederación General del Trabajo de Andalucía, impulsor de la web www.todoslosnombres.org. Y anarquista.

No suelen recibir los anarquistas muchos homenajes. Éstos los suelen dar las instituciones y ni a los anarquistas les gustan las instituciones ni a las instituciones les gustan los anarquistas. La excepción aquí no son sólo los inapelables valores de Cecilio, sino la limpia trayectoria de la asociación de juristas Derecho y Democracia de Sevilla. El jueves 31 de mayo (antiguo convento de Santa María de los Reyes, calle Santiago, 33, Sevilla, 20 horas) Cecilio se convertirá en uno de los pocos anarquistas galardonados en España. Nunca con tanta justicia. Me gustaría estar con él pero no puedo. Mañana a esa misma hora hablo de la guerra civil en Zafra en el Ateneo de Badajoz. ¡Enhorabuena, Cecilio!

La desaparición de IU-SIEX de la Asamblea de Extremadura

Sin ser sorprendentes, los resultados de las elecciones autonómicas y municipales en Extremadura nos han reservado alguna sorpresa. Vara ha ganado, sí ―más o menos, era previsible―, pero quizá nadie esperaba que lo hiciera arrasando a sus oponentes. A Floriano lo ha dejado grogui y a Víctor Casco lo ha sacado de la Asamblea. La “derrota sin paliativos” de éste es, tras la victoria sin oponentes de aquél, lo más relevante de los comicios.

No creo que sea bueno que Izquierda Unida-SIEX se convierta en Extremadura en una fuerza extraparlamentaria. La tendencia al maximalismo en los argumentos de la mayoría de sus dirigentes puede incrementarse si ni siquiera se pronuncian en la Asamblea. Y además muchos miles de personas siguen votando a IU-SIEX y lo idóneo sería que su opinión contara en las instituciones. A pesar del fracaso electoral. Y es paradójico ese fracaso teniendo en cuenta su carácter decisivo ―aunque sea por un edil― en ciudades importantes como Cáceres, Trujillo, Miajadas, Montijo, Zafra o Fregenal de la Sierra.

En IU Extremadura hay muchos bienintencionados, aunque algunos dirigentes estén abonados a un fundamentalismo extraño que disfruta devorando a los más cercanos. Pero la política debe ser un equilibrio entre posibilismo e idealismo. Por eso la búsqueda de paraísos, a veces de difícil hallazgo, que practica alguna gente de Izquierda Unida también suele ser benéfica frente a la excesiva adoración al "becerro de oro" de la realidad que otros muchos políticos ejercen. Lo uno es necesario para compensar lo otro.

Durante diez años fui concejal de IU en Zafra y, aunque acabé discrepando de su línea política, no me gusta nada que desaparezca de la Asamblea de Extremadura.

En fin, en cualquier caso, junto al victorioso Fernández Vara y el damnificado Víctor Casco, algunos otros integran la nómina de los alegres y de los tristes tras estas elecciones. Entre los alegres, Juan Carlos Rodríguez Ibarra (que se va de la mejor forma posible), Ángel Calle (que consigue la victoria en Mérida), Nacho Sánchez Amor (coautor de la victoria emeritense del PSOE), Ramón Ropero (doblemente victorioso, por ser jefe de campaña de Vera y alcalde reelegido de Villafranca de los Barros pese a la refinería), Miguel Celdrán (el mejor parado de los dirigentes populares), José María Ramírez (socialista mayoritario en Almendralejo) o Miguel Ángel Gallardo (alcalde de Villanueva de la Serena) . Y entre los tristes, Floriano (se equivocó con la conversión al ecologismo de los peperos), Francisco Muñoz (dejó Mérida y no ganó Badajoz), o Julio Domínguez Merino (alcalde derrotado de Azuaga).
Lo que no sé es donde poner a Cristóbal Guerrero, secretario del Partido Comunista de Extremadura. ¿Estará alegre o triste?

sábado, 26 de mayo de 2007

El derecho al voto en Santa María de Nava la Zapatera


Leo una noticia en Hoy que me suscita la reflexión de la jornada. Los vecinos y las vecinas de un pueblo extremeño van a tener que desplazarse mañana a otra localidad si quieren votar. Parece ser que son tan pocos ―194― que la ley no contempla la instalación de una mesa al faltarle seis personas para alcanzar el número de electores necesarios.

Se trata de Santa María de Nava la Zapatera, según el nombre histórico completo, u Hoya de Santa María, según la versión geomorfológica del mismo. El topónimo más largo en Extremadura para una de las más pequeñas poblaciones.

Es un paraíso situado en el extremo sur de la región; unas cuantas casas hendidas en medio de un inmenso bosque mediterráneo, con una de las espadañas más espectaculares ―por minúscula― de la arquitectura eclesial extremeña. Administrativamente pertenece, junto a Pallares, al municipio de Montemolín. Durante una década fui gerente del Centro de Desarrollo Comarcal de Tentudía, comarca a la que pertenece Santa María, y conozco bien los esfuerzos de sus habitantes para sobrevivir unidos. El mantenimiento de su población, hoy envejecida, sigue siendo para mí uno de los símbolos del desarrollo rural extremeño. Aunque nuestro caso no es el mismo que el de Castilla o el de Aragón, también aquí, en Extremadura, estas poblaciones desaparecerán si no las cuidamos. Y no ayuda nada que sus habitantes tengan que desplazarse 15 kilómetros para votar cuando a mí mañana me bastarán 150 metros. ¿Qué es una ley sin excepciones?

jueves, 24 de mayo de 2007

Toma de posesión del Consejo Social de la Universidad de Extremadura


No había visto nunca a Jesús Sánchez Trancón. Será que estoy bien de la vista, porque es oftalmólogo y, según parece, excepcional. Pero con esto del Consejo Social de la Universidad de Extremadura ya he tenido oportunidad de saludarlo dos veces. La primera, en el salón de banderas de presidencia de la Junta el 27 de abril, en su toma de posesión como presidente del Consejo. La segunda, el pasado viernes, 18 de mayo, en el rectorado de Badajoz, con ocasión de la primera reunión de ese mismo Consejo, al que pertenezco.

Es un tipo apasionado. En las dos ocasiones ha tenido que hablar y ―sin ser un profesional de la palabra― transmite emoción en lo que dice. Es creíble. El último día hizo una exposición tan brillante, y según algunos tan desmedida para el carácter convencional que algunos quieren que tenga el Consejo, que hasta el propio rector, Francisco Duque, nos dijo a todos que nunca se había escuchado allí un plan de trabajo con ese detalle. Los anteriores presidentes, Diego Hidalgo y Alberto Oliart, no tenían por costumbre salirse de esa función protocolaria de auditor de cuentas de la Universidad que ha tenido hasta ahora el Consejo. Sánchez Trancón no se conforma con eso y se ha propuesto ponernos a trabajar a todos. Quiere que allí se hable de sociedad, de empresa, de Extremadura, y no sólo de presupuestos y funcionarios. La idea me gusta y él también.

La primera sesión del Consejo Social de la Universidad (de la que adjunto foto; no aparecen mujeres porque no las hay¡¡¡) me deparó también una magnífica sorpresa: conocer a Luis Merino, profesor de Clásicas, decano de la Facultad de Filosofía y Letras, y experto en una de esas cosas raras tras la que sólo puede haber una persona de carácter: mnemotecnia en la oratoria clásica.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Ciudad Europea de la Cultura


Me ha gustado el artículo que con este título escribe hoy en El País (p. 25) Dania Dévora, directora de los festivales Womad España. A ver si es posible que los extremeños nos pongamos en serio a reclamar este título, honorífico pero sustancioso, para Cáceres en 2016. Algo va a ayudar que, tras las elecciones, se quite de en medio alguna concejala de la capital que anduvo en este tiempo más preocupada de enajenarse apoyos (entre ellos el de mi hermano Miguel Ángel) que de lograrlos.


Por lo pronto este artículo de Dania Dévora creo que es la más notable adhesión a las aspiraciones cacereñas que ha aparecido en la prensa de Madrid. De fuera vendrán…

lunes, 21 de mayo de 2007

De regreso al río


No sé quien será Carla pero su “quiero que escribas de nuevo, Lama”, como comentario a la entrada anterior, me ha espabilado de golpe. Llevo un mes “horribilis”, que diría su majestad. Preocupaciones y ocupaciones me han alejado de la bendita distracción del blog. En el fondo, nada irremediable. Cosas del trabajo, pero ni tiempo ni ánimo ha habido para más. Gracias a aquellos amigos que me han llamado intrigados por mi silencio, a quienes han escrito aquí algún comentario sobre él y a los que no les ha hecho falta ni una cosa ni otra porque vivían junto a mí las causas que lo provocaban.

Se lo decía ayer a Luciano Feria. Siempre me he preciado de compaginar con cierto éxito ocio y negocio, pero estas últimas semanas me ha podido el trabajo. Aún sigo casi igual, pero lo peor ha pasado. Por eso hoy vuelvo aquí. Por eso y por Carla (aunque sea algún amigo embozado).

Y ¿qué contar? Baste decir que a horas sueltas sigo leyendo y disfrutando de Fontana y de su soberbia monografía De en medio del tiempo, acerca de la segunda restauración española, 1823-1834. El maestro se luce y me está haciendo añorar los tiempos en que podía ir por las tardes al Archivo Histórico de Zafra a leer legajos sobre el Trienio Liberal. Si alguna vez soy capaz de sacar mi tercer libro sobre la república y la guerra (El instituto republicano), el siguiente empeño va a ser ese trabajo sobre la Zafra decimonónica y el buceo en esos afanes del primer republicanismo. Al historiar la libertad uno casi siempre encuentra republicanos.

Otro libro reciente recibido, y de cuyo autor hablaré aquí en otra ocasión, es un poemario de nombre sugerente, La realidad, el tiempo y los adjetivos, de Juan Manuel Llerena Pachón, poeta de 85 años. La portada del libro es muestra de una alegría y un optimismo que algunos creen impropios de personas de su edad. Sirva esa misma alegría ―tras los últimos avatares― para retomar las piedras de este río.