La muerte es paradójica. Cuando comienza ese silencio, esa oscuridad extrema, provoca casi siempre un destello, un estampido de último cohete.
Hasta ayer desconocía la existencia de Alejandro Finisterre, aunque al parecer no era ningún desconocido. Nunca supe que, realmente, se llamaba Alejandro Campos Ramírez y que había nacido en Finisterra el 6 de mayo de 1919. No sabía que durante la República había pertenecido a la Asociación de Idealistas Prácticos (¡qué nombre!), ni que la Guerra Civil le había convertido en un joven de 17 años herido bajo las bombas nazis. Al parecer lo sacaron de los escombros en Madrid y lo llevaron al Hospital de Sangre de la Colonia de Puig, cerca de Montserrat, donde convaleció de sus heridas. Por lo visto allí inventó el futbolín, que patentó en enero de 1937, para que otros niños y jóvenes como él olvidaran un poco lo que ocurría afuera. Ignoraba que, cuando atravesó los Pirineos, entre sus escasas pertenencias llevara el papel de la patente de su invento y que lo perdiera, convertido por la lluvia en un amasijo grumoso.
Leo que fue poeta y que escribió Cantos quintos, Cantos Esclavos. Versos de buen y mal humor y, entre otras obras, la antología Cantos Rodados, y que inventó más cosas (el primer pasahojas de partituras accionado con el pie). Dicen que vivió exiliado en Francia, en Ecuador, en Guatemala, en México…, que editó la revista de poesía Ecuador 0º 0’ 0’’ y fundó la Editora Finisterre Impresora desde la que publicó obras de escritores trasterrados como Juan Larrea o León Felipe. De este último, según me cuentan, fue albacea, litigando con el ayuntamiento zamorano de Tábara por su legado documental. Tampoco sabía que el grupo gallego Os Diplomáticos de Monte Alto interpretó una canción dedicada al futbolín en la que aparece citado: Ano 37 guerra civil / Alexandre de Fisterra inventa o futbolin.
No sabía que estuviera casado con la cantante lírica María Herrero y que viviera en Aranda de Duero mientras yo paseaba tantas veces por sus calles. Ayer me enteré que murió en Zamora el 9 de febrero de 2007. Sólo la muerte me lo ha mostrado.
Una lectura sobre Alejandro Finisterre: Los peligros, de Manuel Ruiz Torres
Hasta ayer desconocía la existencia de Alejandro Finisterre, aunque al parecer no era ningún desconocido. Nunca supe que, realmente, se llamaba Alejandro Campos Ramírez y que había nacido en Finisterra el 6 de mayo de 1919. No sabía que durante la República había pertenecido a la Asociación de Idealistas Prácticos (¡qué nombre!), ni que la Guerra Civil le había convertido en un joven de 17 años herido bajo las bombas nazis. Al parecer lo sacaron de los escombros en Madrid y lo llevaron al Hospital de Sangre de la Colonia de Puig, cerca de Montserrat, donde convaleció de sus heridas. Por lo visto allí inventó el futbolín, que patentó en enero de 1937, para que otros niños y jóvenes como él olvidaran un poco lo que ocurría afuera. Ignoraba que, cuando atravesó los Pirineos, entre sus escasas pertenencias llevara el papel de la patente de su invento y que lo perdiera, convertido por la lluvia en un amasijo grumoso.
Leo que fue poeta y que escribió Cantos quintos, Cantos Esclavos. Versos de buen y mal humor y, entre otras obras, la antología Cantos Rodados, y que inventó más cosas (el primer pasahojas de partituras accionado con el pie). Dicen que vivió exiliado en Francia, en Ecuador, en Guatemala, en México…, que editó la revista de poesía Ecuador 0º 0’ 0’’ y fundó la Editora Finisterre Impresora desde la que publicó obras de escritores trasterrados como Juan Larrea o León Felipe. De este último, según me cuentan, fue albacea, litigando con el ayuntamiento zamorano de Tábara por su legado documental. Tampoco sabía que el grupo gallego Os Diplomáticos de Monte Alto interpretó una canción dedicada al futbolín en la que aparece citado: Ano 37 guerra civil / Alexandre de Fisterra inventa o futbolin.
No sabía que estuviera casado con la cantante lírica María Herrero y que viviera en Aranda de Duero mientras yo paseaba tantas veces por sus calles. Ayer me enteré que murió en Zamora el 9 de febrero de 2007. Sólo la muerte me lo ha mostrado.
Una lectura sobre Alejandro Finisterre: Los peligros, de Manuel Ruiz Torres
Este tipo de personas son de otra pasta, están hechos de otra manera, son auténticos...
ResponderEliminar¿Que tendrá que ver ese hombre con los progres de hoy?
Por mucho que le doy vueltas, nada de nada.
Como nada de nada tienen que ver los republicanos con los que hoy se reivindican de ellos.
He conocido muchos, muchos de ellos. He tratado con muchos exiliados, charlado con ellos sobre todo lo humano y lo divino... Generalmente eran lo que se entendía, por sus entonces (1936 - 39), de izquierdas; pero también liberales, monárquicos... Y nada tienen que ver con lo que hoy se entiende por eso, nada. Lastima es que se nos vayan sin ese preciso testimonio, sin desenmascarar los falsarios, que los usan para el voto, el interés simple y llano, el lavado de imagen, el florero progre de enlazamiento con lo que ellos fueron y significan. Para acceder al poder económico, mandar y dominar…
Los he conocido también no exilados, que han pervivido entre nosotros como sombras, y con el tiempo han ido rindiéndose al manejo de los que se consideran "herederos", y los he visto avejentados, con cariño prestado de los representantes de los interesados...
En fin, gracias Lama, por recordar a Finisterre. Sus trabajos quedan. Recuerdo, a bote pronto, una edición, en tres volúmenes de artículos y pequeños ensayos de Américo Castro que editó en México, y que yo compre aquí, en España, por cuatro perras, a donde había llegado como saldo vencido. Gracias.
Este libertario merece un homenaje anónimo general. ¡Qué buenos momentos nos ha dado el fubbolín!! Y a mí no me gusta nada en fútol, eh?!
ResponderEliminar"Fue enviado en avión de vuelta a Madrid, y durante ese vuelo, Alejandro amenazó al piloto diciéndole que tenía explosivos (fue uno de los primeros actos de piratería aérea). Una vez en España se asombró al ver que el futbolín se había extendido bastante, aunque la gran divulgación se debía al hecho de que los fabricantes valencianos asumieran el juego como propio de ellos, sin dar ningún tipo de crédito a Alejandro.
Más tarde marchó a México donde encontró amigos poetas y escritores, por lo que permaneció allí dedicándose a las artes gráficas y a la edición. Fundó y presidió la editorial llamada Editorial Finisterre Impresora desde la que editó la revista del centro gallego de México y diferentes libros de poetas, entre los que se encuentran León Felipe y Juan Larrea. Además fue redactor de El Nacional y editó un facsímil de la revista Galeuska y el primer libro de poemas de Ernesto Cardenal."
De la Wikipedia: Inventó el secuestro aéreo también, y editó a Ernesto Cardenal, ¡¡nada menos!!!
Incomparable y admirable ese español del mundo, como se llamaba.
Jo Josemaria, gracias a los vivos conocemos a gente que muere, gracias a ti he conocido que el inventor del futbolin habia "inventado" cosas mas bonitas que que el jueguecito.
ResponderEliminarSaludos
http://aguzzero.blogspot.com
ResponderEliminarhttp://alamigoqueduerme.blogspot.com
http://pavesa.blogspot.com
Llegue a conocerle en vida, intensa y brevemente, siempre gracias a Horacio Acevedo, amigo del alma, que tiene la virtud de la profunda generosidad.Alejandro como todos decis, era es un hobre extraordinario, es decir un buen hombre. Recordarle es un deber, un placer y mucha gratitud
karlotti