2 de septiembre
de 1916. Se cumplen cien años de la muerte de Felipe Trigo. De obra singular,
hizo del compromiso social y del erotismo los contenidos básicos de unas
novelas que lograron gran éxito en los tres primeros lustros del siglo XX. Fue
un escritor profesional, que se ganó bien la vida con sus libros y que se la
quitó cuando estaba en plena fama.
Su peripecia
vital fue, como su obra, también singular y, en ocasiones, contradictoria. Y
hay aspectos de su biografía que no han sido suficientemente divulgados, si no
investigados. Uno de ellos es la "etapa marxista”: los artículos en El Socialista, la relación con Pablo
Iglesias y su participación, el 28 de julio de 1887, en la fundación de la
primera agrupación socialista de Extremadura, la de Cabeza del Buey, pueblo de
su mujer, Consuelo Seco.
Otro pasaje
biográfico de Trigo poco divulgado es la estancia en Filipinas, como médico
militar, y el regreso a España como héroe nacional. El 27 de septiembre de 1896
(también este mes es el aniversario) se sublevaron los tres centenares de
tagalos del batallón disciplinario de Fuerte Victoria, en Mindanao. Trigo fue
herido (unos dicen que a machetazos y otros, a balazos) y dado por muerto. Pero
estaba vivo y pudo arrastrarse hasta escapar y llegar al fuerte más próximo,
donde dio la alarma y puso en guardia a los militares españoles. Felipe Trigo
fue uno de los dos únicos supervivientes del ataque y regresó a España inválido
de su mano izquierda. Recibido por ministros y hasta por la reina regente, la
prensa le trató como “el héroe de Fuerte Victoria”, fue propuesto para la Cruz
Laureada de San Fernando (que finalmente no se le concedió), ascendió a teniente coronel y alcanzó una fama que le sirvió para apoyar el
resurgir fulgurante de su carrera literaria.