Leo Sala de espera, el libro último y póstumo de José Luis Sampedro. Me
lo regala mi amigo Benito Morales. Son dos series de textos editados por su
mujer, Olga Lucas, y publicados por Plaza y Janés en abril de este año,
coincidiendo con el primer aniversario de la muerte del economista y escritor.
La primera serie es
autobiográfica. Los textos reiteran e ilustran una metáfora muy
querida por Sampedro, la manriqueña de la vida como río. Nos relatan la
infancia del río José Luis en Tánger
y en Cihuela (Soria), hasta los 13 años. La
segunda serie es más ideológica y reflexiva, con su visión de la vida,
de la especie humana y de la sociedad. Cierra el libro una reproducción
facsimilar de los manuscritos en los que trabajó el humanista durante los meses
finales.
Sampedro escribía muy bien,
aunque estos textos adolecen de una revisión que la editora ha preferido no
hacer y que hubiera evitado alguna falta de concordancia y otros solecismos. Pero
sentía y pensaba mejor aún que escribía. Y esas virtudes se aprecian en estos
textos, los últimos que escribió antes de su muerte, que, según él mismo, se
portó muy bien porque le dejó pensar.