Hubo una época en
que historiar la vida de personajes era síntoma inevitable de adscripción al positivismo.
El estructuralismo arrinconó la biografía en el armario de los géneros vetustos.
Un comprensible rechazo a reducir a las vidas de los notables lo único
importante del pasado de los pueblos ─como hacía la historiografía tradicional─
llevó a algunos historiadores al extremo de alejarse de toda peripecia humana, a
no individualizar a nadie entre lo colectivo.
La biografía, uno
de los más viejos géneros historiográficos, ha estado mal vista durante
decenios por una mal entendida veneración al papel de las masas y una exagerada
aversión a considerar el acontecimiento como lo que es: la unidad mínima del
hecho histórico. Pero desde hace años ha adquirido una pujanza nueva. Libres ya
de los prejuicios ─más ideológicos que estrictamente historiográficos─ que
impedían conciliar convicciones entendidas como contrarias, los nuevos
historiadores son conscientes de que lo individual y lo episódico forman parte
de la historia en la misma medida que lo colectivo y lo procesal. Más aún: que el
individuo y el episodio son los necesarios eslabones de la colectividad y el
proceso.
Una buena
biografía contribuye al conocimiento del pasado tanto o tan poco como lo hace
una serie ordenada de datos económicos. Depende de la pericia de quien la hace.
Y, si es mala, al menos aporta datos que ─aunque mal hilados─ servirán para que
otros indaguen en la personalidad del biografiado hasta lograr reconstruir su
aportación al período que le tocó vivir.
La trascendencia
de la biografía es aún mayor cuando abordamos el estudio de períodos históricos
en los que, como el de finales del XVIII y primera mitad del XIX en España, el
surgimiento de nuevas fuentes de información permite perfilar los rasgos de
personalidades individuales.
El libro que el
lector tiene entre sus manos es un libro de biografías y precisamente sobre ese
período de la historia de España que va desde mediados del siglo XVIII a
mediados del XIX. La primera fecha de nacimiento de los personajes aquí
biografiados es 1752 y la última fecha de muerte es 1876, aunque esos ciento
veinticuatro años quedan reducidos en el título a cuarenta y cuatro, los que
van de 1810 a 1854, período en que se concentró realmente la actividad política
de los veintisiete personajes biografiados.
Porque todos estos
personajes tuvieron una notable actividad política en la España de esos años.
Todos fueron liberales. Y todos fueron
extremeños.
Esos tres rasgos (uno
cronológico, otro político, y otro territorial) se expresan en el título de
este libro, editado por la Diputación de Badajoz, con veintisiete semblanzas
biográficas de otros tantos liberales extremeños de la primera mitad del siglo
XIX: Los primeros liberales españoles. La
aportación de Extremadura, 1810-1854 (Biografías).
(Primeros párrafos de la Introducción que he escrito para el libro Los primeros liberales españoles. La aportación de Extremadura, 1810-1854 (Biografías), que se presenta en la Diputación de Badajoz hoy, 25 de octubre de 2012 a las 20.00 horas)