sábado, 13 de febrero de 2010

Hemos conocido la noticia


Hemos conocido la noticia de las 114.266 detenciones ilegales de desaparecidos del franquismo, hombres y mujeres marginados durante muchos años del discurso oficial de nuestra democracia, que son rehabilitados ante nosotros gracias a las asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica, los investigadores y familiares.

Sus vidas conmovedoras y su sacrificio a favor de la libertad y la democracia, junto a las de sus compañeros represaliados, deben ser reconocidos sin distinción por quienes se consideran sensibles y demócratas como parte inolvidable del sacrificio español del siglo XX. Les debemos reconocimiento a su esfuerzo y esperanza por un mundo mejor en los años más terribles de la historia europea.

Por ello, sin entrar en la causa "sub judice" que respetamos, es motivo de celebración el trabajo encomiable del titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón de tramitar este sumario de la época franquista tras la aprobación de la Ley de Memoria histórica, por lo que implica de reparación pendiente por nuestra democracia. Por ello lamentamos el desproporcionado ataque a su labor desde ámbitos determinantes que han creado alarma en nuestra sociedad e indefensión en los demandantes.

Quienes dignificaron la democracia con la inmolación de sus vidas forman parte de uno de los capítulos más generosos de la memoria española del siglo XX y por ello no queremos permanecer impasibles ante la evidencia de este crimen contra la humanidad que se perpetró contra ellos en nombre de un Estado golpista, ni ante las maniobras para separar del Juzgado competente este caso
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Promotores del manifiesto
Ernesto Sabato, Antonio Gamoneda, Jose Saramago, Juan Goytisolo , Jose Manuel Caballero Bonald, Jose Luis Sampedro, Emilio Lledó, Paco Ibáñez, José Vidal Beneyto, Iam Gibson, entre otros.

Si quieres apoyar este manifiesto envía tus datos personales a esta dirección de correo electrónico.
hemosconocidolanoticia@gmail.com


Fotografía, El País, Luis Sevillano

sábado, 6 de febrero de 2010

Instituto de Seguros contra accidentes de trabajo en el reino de Bohemia


En julio de 1908 Franz Kafka lograba un empleo en un instituto de seguros de Praga. Su sección de trabajo era la de “Prevención de accidentes y elaboración de recursos”. Su biógrafo y amigo Max Brod dice que para Kafka el empleo no debía tener nada que ver con la literatura:


La ocupación material y el arte de escribir debían permanecer totalmente separados entre sí (…) Lo que ambos anhelábamos intensamente era un empleo con “horario simple”, es decir, desde la mañana hasta las 2 o 3 de la tarde (…); tendríamos las tardes libres. Los empleos privados, con su horario de mañana y de tarde, no dejaban tiempo libre para el trabajo literario, paseos, lectura, teatro, etc. Y aun cuando se volviera a casa a las tres de la tarde: había que comer y reponerse un poco del trabajo antiespiritual; luego, cuando se deseaba llegar al estado de libertad, no quedaba mucho del día.


Siempre me ha preocupado qué relación establezco entre la vida y el trabajo, de qué forma entiendo mi ocupación profesional. Hay una visión que podríamos denominar “cristiana” del trabajo. Parte de la consideración de que es un castigo divino, de que si Adán y Eva no hubieran pecado no necesitaríamos trabajar (maldito sea el suelo por tu causa. Con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Génesis, 17). Esta consideración “negativa”, fatigosa, del trabajo conlleva avalorar todo lo que hacemos fuera del horario laboral. La imagen risueña del dominguero expresa esta satisfacción castiza ante el ocio y, aunque vagamente, late bajo la opinión kafkiana del trabajo.


Nunca he compartido esa visión del asunto. Ni la que considera malo trabajar ni la que plantea separar el trabajo y la actividad intelectual o creativa. Siempre he tenido ocupaciones laborales que me han apasionado. Y, por tanto, casi nunca he tenido demasiado tiempo libre, porque he metido el ocio (esto es, el disfrute) dentro del “negocio”. En eso no soy ni kafkiano ni cristiano.